Cuando se estrenó John Wick, sus responsables estaban lejos de imaginar lo que habían creado. Además de una saga, el personaje ha derivado en un spin-off, cómics, merchandising variado y la serie de televisión que es la entrada de hoy.
Creada por Greg Coolidge, Kirk Ward y Shawn Simmons, que se encargan de los guiones junto a Ken Kristensen, y dirigida por Albert Hughes y Charlotte Brändström, la trama nos cuenta como en los años 70, el joven Winston Scott, Colin Woodwell, regresa a la Nueva York de los años 70 cuando creía haber dejado su pasado atrás, para enfrentarse al sangriento director del hotel Continental Cormac O'Connor, Mel Gibson, y convertirse en el dueño del conocido establecimiento.
Interesante miniserie de tan solo tres capítulos, de hora y media cada uno, y que expande el universo del asesino encarnado por Keanu Reeves. Uno de los grandes aciertos es la elección de los actores, donde sobresalen Woodwell y, sobre todo, Gibson, encarnando a un villano sádico, pero al que el intérprete de Arma letal sabe dotar del suficiente carisma para que no sea del todo odioso.
Además de los actores arriba mencionados, destacar la aparición de Ayomide Adegun, encarnando a un joven Charon, que en el futuro se convertirá en la mano derecha de Winston, interpretado por Ian McShane en las cintas, y que tuvo los rasgos del fallecido Lance Reddick en la saga de John Wick.
Desde que se anunció el proyecto, me llamó la atención su interesante propuesta. Ya que nos permitía conocer la juventud de Winston, y conocer como se llegó a convertirse en el personaje que es cuando le conocimos en la primera parte de John Wick.
Los dos primeros capítulos, apenas incluyen escenas de acción, salvo en contadas excepciones, para poner toda la carne en el asador en el último. Pero la espera, merece la pena, ya que nos regala unas set pieces, que pueden estar perfectamente, tanto en las cintas protagonizadas por Reeves, como en cualquier film de acción.
Espero que os haya gustado la entrada de hoy.
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