La entrada de hoy está enclavada dentro del género de suspense, en el que el autor ha desarrollado buena parte de su carrera literaria junto con el de terror. La evolución que ha sufrido el escritor desde que publicara su primera obra es más que evidente, el estilo está más pulido y los personajes de su última novela no tienen nada que ver con los de su opera prima. También ha aprendido a manejar los tiempos, y alternar pasajes más sosegados con otros más violentos que en ocasiones rozan el gore.
Escrito por Miguel Aguerralde el libro nos cuenta la historia de Ciro Roma, un autor de éxito que parece tenerlo todo hasta que un incidente en el que está implicada su amante hace que su mundo perfecto se desmorone al divorciarse de su esposa Samanta. Por otra parte Joao Xavier acaba de salir de la cárcel tras cumplir condena durante 17 años por el asesinato de su mujer Alicia, crimen que asegura no cometió y su primer pensamiento será vengarse de la culpable de su encarcelamiento. Los caminos de Ciro, Sam y Xavier no tardarán en cruzarse en el que también se verá envuelto Jota, un misterioso surfista al que Sam conoce en la isla donde se ha trasladado para comenzar una nueva vida.
Tanto en el mundo del cine como en el de la literatura el villano es uno de los principales atractivos. Es el peligro al que ha de enfrentarse el personaje principal para poder superar con éxito la tarea que se le ha asignado. En la entrada de hoy dos son los grandes villanos, y lo más aterrador de ellos es que sus personalidades están basadas en personas reales. Tanto Ciro como Xavier representan la cara más oscura del hombre: vengativos, alcohólicos, maltratadores y asesinos. Tanto uno como el otro no tienen el menor reparo en asesinar a inocentes para conseguir su objetivo. En ambos casos es la venganza contra la mujer culpable de su desgracia lo que les mueve a cometer sus actos.
El personaje femenino principal, Sam, ha de hacer frente a muchas desgracias a lo largo de la trama. Justo cuando creía haber encontrado la felicidad y la paz, el destino le juega una mala pasada. El retrato que hace el autor de la protagonista es el de una mujer frágil, que ha de sacar una y otra vez fuerzas de donde no tiene. Sobre ella recaen los momentos más duros de la novela, y que en ocasiones están a punto de romper con su cordura como se puede comprobar tanto en aquellos pasajes del libro que tienen un carácter sobrenatural, como en los que ha de enfrentarse a aquellas personas que amenazan su integridad física.
En lo que respecta a Bárbara, la amante de Ciro, intenta ser una mujer fatal sin llegar a conseguirlo. Tiene lo necesario para ser la perdición del marido de Sam: un cuerpo de escándalo e inteligencia para manipularlo. Pero le falta lo esencial: una total carencia de escrúpulos para conseguir lo que quiere. En el fondo Bárbara es una niña pija y caprichosa, que siempre ha obtenido lo que quiere. Pese a que en un momento de la novela recurra al chantaje, la jugada no le sale tal y cómo había previsto. Lo que la convierte en una sosias de femme fatale.
Esta es, sin duda, una de las novelas más dramáticas dentro de la carrera del autor. A lo largo de sus páginas hay pocos resquicios para la esperanza y la alegría, salvo en un par de instantes y en el final del libro. El resto de la obra tiene un carácter bastante fatalista, en donde no paran de ocurrir las muertes y las desgracias. Pese a que gran parte de la acción transcurre en un lugar tan idílico como una isla, un lugar donde se puede disfrutar de la belleza de sus paisajes, este espacio esconde no pocos secretos que son capaces de alterar la paz de este emplazamiento.
En los instantes en los que aparece la violencia, que no son pocos, el autor se recrea en la misma. Parte de las muertes son contadas una vez han ocurrido, pero dos son contadas en directo siendo una de ellas bastante escalofriante del modo en que es descrita. Mientras leía como se cometía el homicidio, no pude evitar acordarme de una de las muertes más famosas de El destripador de Nueva York de Lucio Fulci, pero cambiando la botella por el mástil roto de una guitarra. Los que hayáis visto la cinta del director italiano ya sabéis por donde van los tiros. Es un crimen que pone los pelos de punta, y más por el modo en que nos lo cuenta el escritor.
Toda la novela es realista salvo un par de instantes en los que aparece el carácter sobrenatural. Pero, ¿realmente el fantasma de Alicia avisa a Sam del peligro o todo es fruto de la imaginación de la protagonista? Son preguntas que el autor deja sin contestar, para que el lector haga su propia interpretación de estos acontecimientos.
Un buen thriller en el que se concede gran importancia a los personajes y que es uno de los mejores trabajos del autor, que además se permite un pequeño autohomenaje al citar en un momento del libro a la protagonista de la que fue su primera novela.
jueves, 27 de abril de 2017
miércoles, 26 de abril de 2017
pelicula: John Wick. Pacto de sangre
En 2014 se estrenó John Wick, cinta de acción protagonizada por Keanu Reeves y en donde se nos contaba la venganza del protagonista tras el robo de su coche y después que el hijo de un mafioso ruso mate a su perro. En nuestro país conoció un estreno directo en televisión y fue lanzada al mercado del DVD y Blu-ray, pero gracias al boca oreja poco a poco fue consiguiendo un número considerable de seguidores gracias a sus espectaculares secuencias de acción y al carisma de su personaje. Tres años después nos llega su secuela, veremos si la espera ha merecido o no la pena.
Dirigida de nuevo por Chad Stahelski, esta vez en solitario, y una vez más con guión de Derek Kolstad la cinta nos cuenta como John Wick (Keanu Reeves) es forzado a salir de su retiro para pagar una deuda de sangre que contrajo con el mafioso Santino D'Antonio (Riccardo Scamarcio). Para cumplir su misión viajará a Roma, pero lejos está de imaginar los peligros a los que tendrá que enfrentarse.
La cinta supone una verdadera gozada para los seguidores del cine de acción a la vieja usanza, en el que apenas se usan efectos visuales y se aprovecha al máximo las habilidades de los especialistas ya sean en las peleas cuerpo a cuerpo o con vehículos. Es una película donde sus máximos responsables no escatiman a la hora de ofrecer a los espectadores grandes dosis de violencia, lenguaje soez o un humor muy negro en no pocas ocasiones. Una producción que se disfruta de principio a fin, y que pese a ser una secuela nos permite conocer más en profundidad a un personaje marcado por la tragedia.
Una de las grandes bazas del film es, como no podía ser de otra forma, su protagonista. La habitual inexpresividad de Reeves le va como anillo al dedo a un personaje que es una máquina de matar. Gracias a esta secuela vemos que, por mucho que intente huir de su pasado y renegar de sus habilidades, Wick es alguien marcado por la violencia, a la que ha de recurrir para salir airoso y escapar de un mundo que había abandonado tras conocer a su esposa, y por la tragedia tras la muerte de la misma y que lo único que quiere es vivir en paz. Algo que le costará hacer debido a su vida anterior.
Además de los intérpretes arriba mencionados, en esta secuela repiten Ian McShane, John Leguizamo y Lance Reddick retomando sus personajes de la primera parte. A éstos se les unen entre otros Franco Nero como Julius, gerente de un hotel de criminales en Roma, Laurence Fishburne como The Bowery King que tiene a su cargo una red de asesinos mendigos (sic), Common como Cassian un letal guardaespaldas o Ruby Rose como Ares, una letal asesina sordomuda. Estos dos últimos tendrán como misión acabar con Wick.
Con tan solo dos películas se puede decir que John Wick es uno de los iconos del cine de acción de los últimos años. Gracias a él o a los personajes encarnados por Denzel Washington en El protector o El fuego de la venganza; Jason Statham en la saga Transporter o Liam Neeson en las tres entregas de Venganza el cine de acción clásico ha vuelto y supone la vuelta a los badass. Tíos que molan mucho, con carisma a raudales y son capaces de deshacerse sin apenas problemas de todos aquellos que han tenido la osadía de tocarles los cojones sin saber la que se les viene encima.
Varios son los elementos a destacar dentro de la película: la forma en la que están rodadas las escenas, el uso de la música y el montaje, la fotografía que en no pocas ocasiones tiene lugar de noche o los momentos de pausa antes del estallido de violencia y que recuerdan a los duelos del Oeste que tan bien supo filmar Sergio Leone. La cinta dista mucho de ser perfecta o ser una obra maestra del género, el aspecto que tiene es el de ser una cinta de serie B dentro del género de acción a pesar de su presupuesto de 40 millones ya que su argumento no dista mucho de las películas protagonizadas por Charles Bronson para la productora Cannon en los años 80 y su guión podía haber mejorado algún aspecto que otro. A pesar de ello supone una gozada y demuestra que al cine de acción clásico aún le queda cuerda sí se siguen haciendo producciones de este tipo.
El final de la cinta nos anticipa una tercera parte, que promete ser espectacular a tenor de como concluye esta segunda parte. Esta secuela amplía el universo de Wick y que nos fue mostrado de forma breve en la primera película. Un mundo en el que los asesinos y criminales parecen dominarlo todo y estar por todas partes, algo que se aprecia en la secuencia que tiene lugar en Nueva York.
Una película indispensable para los amantes del cine de acción y que aprecian el trabajo de los especialistas. Dos horas de puro entretenimiento y que no defraudan en absoluto.
En resumidas cuentas:
Lo mejor: Reeves y la labor tras las cámaras de Stahelski.
Lo peor: nada importante.
La(s) secuencia(s): la de Roma y la de Nueva York.
El momento: John Wick seleccionando el armamento para cumplir su misión.
La imagen: John Wick y Winston en un parque con la gente parada a su alrededor.
La frase: venga quien venga, sea quien sea, lo mataré.
A continuación el trailer:
Dirigida de nuevo por Chad Stahelski, esta vez en solitario, y una vez más con guión de Derek Kolstad la cinta nos cuenta como John Wick (Keanu Reeves) es forzado a salir de su retiro para pagar una deuda de sangre que contrajo con el mafioso Santino D'Antonio (Riccardo Scamarcio). Para cumplir su misión viajará a Roma, pero lejos está de imaginar los peligros a los que tendrá que enfrentarse.
La cinta supone una verdadera gozada para los seguidores del cine de acción a la vieja usanza, en el que apenas se usan efectos visuales y se aprovecha al máximo las habilidades de los especialistas ya sean en las peleas cuerpo a cuerpo o con vehículos. Es una película donde sus máximos responsables no escatiman a la hora de ofrecer a los espectadores grandes dosis de violencia, lenguaje soez o un humor muy negro en no pocas ocasiones. Una producción que se disfruta de principio a fin, y que pese a ser una secuela nos permite conocer más en profundidad a un personaje marcado por la tragedia.
Una de las grandes bazas del film es, como no podía ser de otra forma, su protagonista. La habitual inexpresividad de Reeves le va como anillo al dedo a un personaje que es una máquina de matar. Gracias a esta secuela vemos que, por mucho que intente huir de su pasado y renegar de sus habilidades, Wick es alguien marcado por la violencia, a la que ha de recurrir para salir airoso y escapar de un mundo que había abandonado tras conocer a su esposa, y por la tragedia tras la muerte de la misma y que lo único que quiere es vivir en paz. Algo que le costará hacer debido a su vida anterior.
Además de los intérpretes arriba mencionados, en esta secuela repiten Ian McShane, John Leguizamo y Lance Reddick retomando sus personajes de la primera parte. A éstos se les unen entre otros Franco Nero como Julius, gerente de un hotel de criminales en Roma, Laurence Fishburne como The Bowery King que tiene a su cargo una red de asesinos mendigos (sic), Common como Cassian un letal guardaespaldas o Ruby Rose como Ares, una letal asesina sordomuda. Estos dos últimos tendrán como misión acabar con Wick.
Con tan solo dos películas se puede decir que John Wick es uno de los iconos del cine de acción de los últimos años. Gracias a él o a los personajes encarnados por Denzel Washington en El protector o El fuego de la venganza; Jason Statham en la saga Transporter o Liam Neeson en las tres entregas de Venganza el cine de acción clásico ha vuelto y supone la vuelta a los badass. Tíos que molan mucho, con carisma a raudales y son capaces de deshacerse sin apenas problemas de todos aquellos que han tenido la osadía de tocarles los cojones sin saber la que se les viene encima.
Varios son los elementos a destacar dentro de la película: la forma en la que están rodadas las escenas, el uso de la música y el montaje, la fotografía que en no pocas ocasiones tiene lugar de noche o los momentos de pausa antes del estallido de violencia y que recuerdan a los duelos del Oeste que tan bien supo filmar Sergio Leone. La cinta dista mucho de ser perfecta o ser una obra maestra del género, el aspecto que tiene es el de ser una cinta de serie B dentro del género de acción a pesar de su presupuesto de 40 millones ya que su argumento no dista mucho de las películas protagonizadas por Charles Bronson para la productora Cannon en los años 80 y su guión podía haber mejorado algún aspecto que otro. A pesar de ello supone una gozada y demuestra que al cine de acción clásico aún le queda cuerda sí se siguen haciendo producciones de este tipo.
El final de la cinta nos anticipa una tercera parte, que promete ser espectacular a tenor de como concluye esta segunda parte. Esta secuela amplía el universo de Wick y que nos fue mostrado de forma breve en la primera película. Un mundo en el que los asesinos y criminales parecen dominarlo todo y estar por todas partes, algo que se aprecia en la secuencia que tiene lugar en Nueva York.
Una película indispensable para los amantes del cine de acción y que aprecian el trabajo de los especialistas. Dos horas de puro entretenimiento y que no defraudan en absoluto.
En resumidas cuentas:
Lo mejor: Reeves y la labor tras las cámaras de Stahelski.
Lo peor: nada importante.
La(s) secuencia(s): la de Roma y la de Nueva York.
El momento: John Wick seleccionando el armamento para cumplir su misión.
La imagen: John Wick y Winston en un parque con la gente parada a su alrededor.
La frase: venga quien venga, sea quien sea, lo mataré.
A continuación el trailer:
lunes, 24 de abril de 2017
pelicula: A todo gas 8
Cuando en 2001 se estrenó A todo gas, sus responsables estaban lejos de imaginar que sería el inicio de una de las sagas de acción más taquilleras. Según se iban estrenando las cintas fueron evolucionando, del mundo del tunning y carreras ilegales en los tres primeros filmes se pasó a la típica cinta de venganzas en la 4, al cine de atracos en la 5 que supuso la entrada de The Rock en la saga lo que supuso un gran acierto, y finalmente a las cintas de espías bajo el tapiz particular de la saga en las tres ultimas entregas.
Dirigida por F. Gary Gray y guión de Chris Morgan, la cinta nos cuenta como Dom (Vin Diesel) se encuentra disfrutando de su luna de miel en Cuba con Letty (Michelle Rodriguez), cuando es abordado por una misteriosa mujer llamada Cipher (Charlize Theron) que le obliga a trabajar para ella bajo amenaza. Dom traicionará sus principios y se enfrentará a su equipo habitual, a los que ahora lidera el agente Hobbs (The Rock) y que cuentan con la incorporación de su antiguo rival Deckard Shaw (Jason Statham).
La cinta es muy entretenida y demuestra el buen hacer tras las cámaras de su realizador, que vuelve a coincidir con algunos miembros del reparto puesto que ya dirigió a Diesel en Diablo y a Statham y Theron en Un trabajo en Italia. Gray es un director que ha demostrado su talento dentro del cine de acción, por lo que el género no le es en absoluto desconocido. Pero también ha demostrado su talento para el drama como se vio en el biopic de NWA Straight Outta Compton, que supuso un gran éxito de taquilla al que seguro que ahora se une la nueva aventura de Dom y compañía.
Gray nos transporta de una parte del globo a otra en donde no faltan las set pieces de acción, siendo la más espectacular de todas la que transcurre en Nueva York, el humor o las gotas de drama en lo que es la versión gamberra y con más testosterona de la saga Misión Imposible.
Una de las marcas de esta saga es que tiene un momento que todo el mundo recuerda. Hasta ahora hemos visto a nuestros protagonistas enfrentarse a un tanque o atravesar edificios con un coche por citar un par de ejemplos. Pero la secuencia de Nueva York es, con diferencia, la más espectacular hasta ahora de las ocho entregas. La del submarino tampoco está mal, pero la que tiene lugar en NY es mucho más divertida e impresionante.
Otro de los sellos que posee esta serie, sobre todo a partir de la quinta entrega, es que las leyes de la física no existen. Cierto es que el cine de acción tiende a la espectacularidad para sorprender a los espectadores, pero lo que los responsables de A todo gas hacen es ignorarlas por completo. Para ello baste citar como ejemplo un momento de la sexta entrega, en el que Dom da un gran salto de una carretera a otra para atrapar a Letty. Ante esto uno tiene dos opciones, o ponerse a aplaudir ante lo ridículo del asunto o enfadarse. Servidor lo que hizo fue aplaudir y reírme ante la fantasmada que acababa de ver.
Y precisamente es este factor el que a la larga puede jugar en su contra. El querer rizar el rizo de forma constante, que los protagonistas se metan golpes impresionantes con sus coches y que apenas tengan heridas importantes salvo algún rasguño. Estamos hablando de seres humanos sin superpoderes y no de superhéroes.
Uno de los peros que se le puede poner a la cinta es la villana encarnada por Theron. La oscarizada actriz lo hace bien, es una amenaza para el grupo y es una cabrona de mucho cuidado. Pero se le podía haber sacado mucho más jugo y hacerla mucho más peligrosa de lo que es para Dom y su equipo.
Otro de los fallos que hay que mencionar es su guión. Cierto que guarda un par de sorpresas, pero los agujeros que existen en el mismo son evidentes. Tal vez queden explicados en la futura edición en Bluray, puesto que se notan un par de cortes en los que el personaje de Dom interviene y que resultan importantes en el devenir de los acontecimientos.
Sin lugar a dudas lo mejor de la cinta es la química que hay entre Statham y The Rock. Pese a compartir pocas secuencias juntos, estas son las partes que más me hicieron reír. Ambos no paran de hacerse bromas y demuestran tener mucho más carisma que Diesel, que se supone que es el protagonista de la cinta. Prueba de ello es que ambos van a protagonizar su propio spin off del que se desconocen más datos salvo la participación de ambos.
Ante esto el resto de intérpretes poco pueden hacer ante el carisma de los dos actores arriba citados. Sus personajes están bien y cada uno de ellos ya tiene su rol asignado, se complementan pero carecen de la personalidad arrolladora de Statham y Rock. Menos mal que el personaje de Russell anda por ahí para dar una clase acelerada de lo que es molar y aprovecha sus escasos momentos en pantalla tal y como hizo en la anterior entrega.
Una cinta que no es de las mejores de este género, pero que al menos sirve para entretenernos durante sus dos horas y pico de duración. Aburrirse resulta imposible ya que apenas concede un momento de respiro a los espectadores. Sin ser la mejor de la saga, ese puesto está compartido por la 5 y 7 entrega, si que está cerca de ambas.
En resumidas cuentas:
Lo mejor: The Rock y Statham. El ritmo que Gray impone a la cinta.
Lo peor: lo desaprovechado que está el personaje de Theron.
La(s) secuencia(s): la de Nueva York y la pelea de Statham en el avión.
El momento: la fuga de prisión de Statham y The Rock.
La imagen: Dom llorando.
La frase: de una hostia te cambio el signo del zodiaco (Hobbs a Deckard Shaw)
A continuación el trailer:
Dirigida por F. Gary Gray y guión de Chris Morgan, la cinta nos cuenta como Dom (Vin Diesel) se encuentra disfrutando de su luna de miel en Cuba con Letty (Michelle Rodriguez), cuando es abordado por una misteriosa mujer llamada Cipher (Charlize Theron) que le obliga a trabajar para ella bajo amenaza. Dom traicionará sus principios y se enfrentará a su equipo habitual, a los que ahora lidera el agente Hobbs (The Rock) y que cuentan con la incorporación de su antiguo rival Deckard Shaw (Jason Statham).
La cinta es muy entretenida y demuestra el buen hacer tras las cámaras de su realizador, que vuelve a coincidir con algunos miembros del reparto puesto que ya dirigió a Diesel en Diablo y a Statham y Theron en Un trabajo en Italia. Gray es un director que ha demostrado su talento dentro del cine de acción, por lo que el género no le es en absoluto desconocido. Pero también ha demostrado su talento para el drama como se vio en el biopic de NWA Straight Outta Compton, que supuso un gran éxito de taquilla al que seguro que ahora se une la nueva aventura de Dom y compañía.
Gray nos transporta de una parte del globo a otra en donde no faltan las set pieces de acción, siendo la más espectacular de todas la que transcurre en Nueva York, el humor o las gotas de drama en lo que es la versión gamberra y con más testosterona de la saga Misión Imposible.
Una de las marcas de esta saga es que tiene un momento que todo el mundo recuerda. Hasta ahora hemos visto a nuestros protagonistas enfrentarse a un tanque o atravesar edificios con un coche por citar un par de ejemplos. Pero la secuencia de Nueva York es, con diferencia, la más espectacular hasta ahora de las ocho entregas. La del submarino tampoco está mal, pero la que tiene lugar en NY es mucho más divertida e impresionante.
Otro de los sellos que posee esta serie, sobre todo a partir de la quinta entrega, es que las leyes de la física no existen. Cierto es que el cine de acción tiende a la espectacularidad para sorprender a los espectadores, pero lo que los responsables de A todo gas hacen es ignorarlas por completo. Para ello baste citar como ejemplo un momento de la sexta entrega, en el que Dom da un gran salto de una carretera a otra para atrapar a Letty. Ante esto uno tiene dos opciones, o ponerse a aplaudir ante lo ridículo del asunto o enfadarse. Servidor lo que hizo fue aplaudir y reírme ante la fantasmada que acababa de ver.
Y precisamente es este factor el que a la larga puede jugar en su contra. El querer rizar el rizo de forma constante, que los protagonistas se metan golpes impresionantes con sus coches y que apenas tengan heridas importantes salvo algún rasguño. Estamos hablando de seres humanos sin superpoderes y no de superhéroes.
Uno de los peros que se le puede poner a la cinta es la villana encarnada por Theron. La oscarizada actriz lo hace bien, es una amenaza para el grupo y es una cabrona de mucho cuidado. Pero se le podía haber sacado mucho más jugo y hacerla mucho más peligrosa de lo que es para Dom y su equipo.
Otro de los fallos que hay que mencionar es su guión. Cierto que guarda un par de sorpresas, pero los agujeros que existen en el mismo son evidentes. Tal vez queden explicados en la futura edición en Bluray, puesto que se notan un par de cortes en los que el personaje de Dom interviene y que resultan importantes en el devenir de los acontecimientos.
Sin lugar a dudas lo mejor de la cinta es la química que hay entre Statham y The Rock. Pese a compartir pocas secuencias juntos, estas son las partes que más me hicieron reír. Ambos no paran de hacerse bromas y demuestran tener mucho más carisma que Diesel, que se supone que es el protagonista de la cinta. Prueba de ello es que ambos van a protagonizar su propio spin off del que se desconocen más datos salvo la participación de ambos.
Ante esto el resto de intérpretes poco pueden hacer ante el carisma de los dos actores arriba citados. Sus personajes están bien y cada uno de ellos ya tiene su rol asignado, se complementan pero carecen de la personalidad arrolladora de Statham y Rock. Menos mal que el personaje de Russell anda por ahí para dar una clase acelerada de lo que es molar y aprovecha sus escasos momentos en pantalla tal y como hizo en la anterior entrega.
Una cinta que no es de las mejores de este género, pero que al menos sirve para entretenernos durante sus dos horas y pico de duración. Aburrirse resulta imposible ya que apenas concede un momento de respiro a los espectadores. Sin ser la mejor de la saga, ese puesto está compartido por la 5 y 7 entrega, si que está cerca de ambas.
En resumidas cuentas:
Lo mejor: The Rock y Statham. El ritmo que Gray impone a la cinta.
Lo peor: lo desaprovechado que está el personaje de Theron.
La(s) secuencia(s): la de Nueva York y la pelea de Statham en el avión.
El momento: la fuga de prisión de Statham y The Rock.
La imagen: Dom llorando.
La frase: de una hostia te cambio el signo del zodiaco (Hobbs a Deckard Shaw)
A continuación el trailer:
miércoles, 19 de abril de 2017
libro: El que se esconde
El miedo forma parte de nuestras vidas. Todos tenemos miedo de algo: reptiles, a los espacios ya sean abiertos o cerrados o payasos son solo algunas de estas fobias. Pero tal vez sean la oscuridad y los fantasmas las más comunes, se tienen de pequeño y cuando crecemos las dejamos atrás. Aunque suele quedar un poso que hace que, cada vez que oímos un ruido en un lugar lóbrego, nos ponemos en tensión ante lo que puede acechar y que no podemos ver. Precisamente los espectros y las tinieblas son los elementos que forman parte de la entrada de hoy, un libro que hará que nuestra aprensión a la noche aumente bastante.
Escrito por Tony Jiménez, con prólogo de Jesús Cañadas, ilustraciones a cargo de Almu CJ y parte de un ensayo de Fernando Jorge Soto Roland, el libro nos cuenta como el periodista Patrick Rafferty de la revista de fenómenos paranormales Amazing World busca un reportaje que le haga famoso de nuevo. Por otro lado la terapeuta Katherine Wilcox lidera un grupo de personas conocido como Los Siete Pasajeros, en el que personas que han tenido experiencias con espectros puedan compartir sus experiencias. Sus caminos no tardarán en encontrarse, cuando las muertes comiencen a sucederse al aparecer una misteriosa caja que alberga un gran horror en su interior.
Sí en sus anteriores obras el autor se había atrevido con el pulp, los vampiros y los psicópatas, en la que es hasta ahora su última novela, sin contar su antología de relatos El guardián del miedo, se mete de lleno con una historia clásica de fantasmas. Y el espectro que aquí se nos presenta es uno que acojona que es un contento, tanto por su aspecto como por los actos que provocan la muerte de todos aquellos que se cruzan en su camino. Estos fallecimientos tienen lugar, en su mayoría, en el tercio final de la novela. Antes el espíritu ha disfrutado torturando a estas personas con visiones que derrumbarán su cordura.
El libro se puede comparar a un guiso. El autor pone todos los ingredientes, en este caso los protagonistas y las situaciones por las que pasan, a cocer a fuego lento y va aderezando la comida con un poco de picante, en este caso las muertes y las visiones. A medida que la novela va avanzando, todos los elementos empiezan a mezclarse hasta que hacia el final todo es llevado a ebullición. Es en este momento cuando todo alcanza el sabor perfecto, y que deja un más que agradable sabor de boca a todos aquellos que se han acercado a probar la nueva propuesta del cocinero. Y que demuestra que uno puede contar una historia vista muchas veces antes, pero que todo depende como lo hagas lo que hace que la misma acabe gustando más o menos.
Este es un libro que juega más con el suspense que con la sangre, pero cuando la misma aparece el autor no se corta un pelo a la hora describirnos el asesinato. Uno de ellos resulta muy impactante, y tal y como hiciera Sisí en las dos últimas entregas de Los Caminantes, las reglas están para romperse. Y aquí Tony las rompe de forma bastante sangrienta, y de nuevo volví a acordarme de sus ancestros. Sobre todo en la forma que ocurre, al autor le basta una frase para contarnos la muerte del personaje. Y a las pocas páginas nos describe como ha quedado una habitación después del asesinato. Baste decir que el color rojo está por todas partes.
Como decía unos párrafos atrás el fantasma disfruta jugando con la cordura de los pasajeros. Les hace enfrentarse a sus peores miedos, evoca sucesos ya pasados, y justo cuando parece que van a romperse para su juego. Lo que indica un gran nivel de sadismo, se alimenta de su sufrimiento y una vez se ha cansado del juego decide ponerle fin de la forma más trágica posible para sus víctimas.
Hacia el final del libro ocurre un giro de guión que pilla desprevenidos a los lectores. Y es aquí cuando se nos revela el origen de la amenaza. De donde surgió el fantasma y que tiene su origen dentro del folclore judío, este ser recibe el nombre de Dybbuk. Algo que, si no me equivoco, no había sido explorado antes dentro de las historias de terror patrio. Si bien ya conocía un mito de la cultura hebrea como El Golem, éste espíritu maligno me era totalmente desconocido.
Que Stephen King es una de las grandes referencias de Tony Jiménez es algo más que evidente. A lo largo de su obra el autor andaluz ha puesto diversos guiños al escritor de Maine. Y es algo que no se molesta en ocultar en absoluto. Ya sea citando personajes o situaciones, Tony se divierte dejando estas pequeñas pistas y homenajes a King. Pero no solo al creador de Carrie, sino también en un pequeño ejercicio de autohomenaje el malagueño cita anteriores personajes suyos. Pero también a aquellas películas o libros que le han servido a la hora de dar vida a su creación y que van desde Insidious al videojuego Outlast, tal y como nos confiesa el autor en sus notas dirigidas a los lectores.
Las ilustraciones que acompañan al libro son impresionantes y algunas de ellas causan mal rollo. En blanco y negro la creadora de las mismas ha sabido plasmar en los dibujos el ambiente tétrico y malsano de la novela. Dos de ellas ilustran dos de los momentos más terroríficos de la obra.
Parte del ensayo de Francisco Jorge sirve de complemento a la historia y ayuda a entender como las historias de terror y los seres que las pueblan han arraigado dentro del imaginario colectivo, ya sea a través de la literatura o el cine.
Pero hay que dar un pequeño tirón de orejas, si bien la editorial Dilatando Mentes poco a poco se va haciendo un hueco dentro de los aficionados al fantástico en nuestro país en un momento de la novela se repite un párrafo, solo ocurre en una ocasión pero quita puntos a una edición muy cuidada en todos los aspectos.
Un libro que nos vuelve a demostrar la progresión de un autor al que hay que seguir, y que no para de darnos alegrías a sus seguidores con cada una de sus publicaciones. Una gran historia de fantasmas y que nos mantiene en vilo en no pocas ocasiones.
Escrito por Tony Jiménez, con prólogo de Jesús Cañadas, ilustraciones a cargo de Almu CJ y parte de un ensayo de Fernando Jorge Soto Roland, el libro nos cuenta como el periodista Patrick Rafferty de la revista de fenómenos paranormales Amazing World busca un reportaje que le haga famoso de nuevo. Por otro lado la terapeuta Katherine Wilcox lidera un grupo de personas conocido como Los Siete Pasajeros, en el que personas que han tenido experiencias con espectros puedan compartir sus experiencias. Sus caminos no tardarán en encontrarse, cuando las muertes comiencen a sucederse al aparecer una misteriosa caja que alberga un gran horror en su interior.
Sí en sus anteriores obras el autor se había atrevido con el pulp, los vampiros y los psicópatas, en la que es hasta ahora su última novela, sin contar su antología de relatos El guardián del miedo, se mete de lleno con una historia clásica de fantasmas. Y el espectro que aquí se nos presenta es uno que acojona que es un contento, tanto por su aspecto como por los actos que provocan la muerte de todos aquellos que se cruzan en su camino. Estos fallecimientos tienen lugar, en su mayoría, en el tercio final de la novela. Antes el espíritu ha disfrutado torturando a estas personas con visiones que derrumbarán su cordura.
El libro se puede comparar a un guiso. El autor pone todos los ingredientes, en este caso los protagonistas y las situaciones por las que pasan, a cocer a fuego lento y va aderezando la comida con un poco de picante, en este caso las muertes y las visiones. A medida que la novela va avanzando, todos los elementos empiezan a mezclarse hasta que hacia el final todo es llevado a ebullición. Es en este momento cuando todo alcanza el sabor perfecto, y que deja un más que agradable sabor de boca a todos aquellos que se han acercado a probar la nueva propuesta del cocinero. Y que demuestra que uno puede contar una historia vista muchas veces antes, pero que todo depende como lo hagas lo que hace que la misma acabe gustando más o menos.
Este es un libro que juega más con el suspense que con la sangre, pero cuando la misma aparece el autor no se corta un pelo a la hora describirnos el asesinato. Uno de ellos resulta muy impactante, y tal y como hiciera Sisí en las dos últimas entregas de Los Caminantes, las reglas están para romperse. Y aquí Tony las rompe de forma bastante sangrienta, y de nuevo volví a acordarme de sus ancestros. Sobre todo en la forma que ocurre, al autor le basta una frase para contarnos la muerte del personaje. Y a las pocas páginas nos describe como ha quedado una habitación después del asesinato. Baste decir que el color rojo está por todas partes.
Como decía unos párrafos atrás el fantasma disfruta jugando con la cordura de los pasajeros. Les hace enfrentarse a sus peores miedos, evoca sucesos ya pasados, y justo cuando parece que van a romperse para su juego. Lo que indica un gran nivel de sadismo, se alimenta de su sufrimiento y una vez se ha cansado del juego decide ponerle fin de la forma más trágica posible para sus víctimas.
Hacia el final del libro ocurre un giro de guión que pilla desprevenidos a los lectores. Y es aquí cuando se nos revela el origen de la amenaza. De donde surgió el fantasma y que tiene su origen dentro del folclore judío, este ser recibe el nombre de Dybbuk. Algo que, si no me equivoco, no había sido explorado antes dentro de las historias de terror patrio. Si bien ya conocía un mito de la cultura hebrea como El Golem, éste espíritu maligno me era totalmente desconocido.
Que Stephen King es una de las grandes referencias de Tony Jiménez es algo más que evidente. A lo largo de su obra el autor andaluz ha puesto diversos guiños al escritor de Maine. Y es algo que no se molesta en ocultar en absoluto. Ya sea citando personajes o situaciones, Tony se divierte dejando estas pequeñas pistas y homenajes a King. Pero no solo al creador de Carrie, sino también en un pequeño ejercicio de autohomenaje el malagueño cita anteriores personajes suyos. Pero también a aquellas películas o libros que le han servido a la hora de dar vida a su creación y que van desde Insidious al videojuego Outlast, tal y como nos confiesa el autor en sus notas dirigidas a los lectores.
Las ilustraciones que acompañan al libro son impresionantes y algunas de ellas causan mal rollo. En blanco y negro la creadora de las mismas ha sabido plasmar en los dibujos el ambiente tétrico y malsano de la novela. Dos de ellas ilustran dos de los momentos más terroríficos de la obra.
Parte del ensayo de Francisco Jorge sirve de complemento a la historia y ayuda a entender como las historias de terror y los seres que las pueblan han arraigado dentro del imaginario colectivo, ya sea a través de la literatura o el cine.
Pero hay que dar un pequeño tirón de orejas, si bien la editorial Dilatando Mentes poco a poco se va haciendo un hueco dentro de los aficionados al fantástico en nuestro país en un momento de la novela se repite un párrafo, solo ocurre en una ocasión pero quita puntos a una edición muy cuidada en todos los aspectos.
Un libro que nos vuelve a demostrar la progresión de un autor al que hay que seguir, y que no para de darnos alegrías a sus seguidores con cada una de sus publicaciones. Una gran historia de fantasmas y que nos mantiene en vilo en no pocas ocasiones.
martes, 18 de abril de 2017
libro: En el patio
El mundo del cine y la literatura tiene buenos ejemplos del género carcelario que nos ofrece, en la mayoría de los casos, una visión dramática de la vida de los reclusos dentro de esta edificación. La entrada de hoy vuelve a estar ambientada dentro de una penitenciaria, en donde los caminos de los reclusos se entrecruzan en la prisión San Quintín en los años 60.
Escrito por Malcolm Braly en los años 60 y con epílogo de Jonathan Lethem, la novela es un mosaico de las relaciones que establecen dentro de los muros de la penitenciaria de San Quintín, lugar gobernado por Hielo Willly y que cuenta con la ayuda de Nunn, Sociedad Rojo y Gasolino que es quién se encarga de cobrar las deudas que otros reclusos adquieren con el criminal. Pero los lectores también se encuentran con otros reclusos como el sociopata Palo, líder de una banda imaginaria, y los más tranquilos Juleson o Manning.
Tal y como ocurría con Edward Bunker, Malcolm Braly conoce de primera mano como es la vida en prisión. El autor utiliza su experiencia para mostrar a los lectores, un lugar donde apenas hay sitio para la esperanza y nos presenta una sociedad interna en donde el empleo en el que pasar las horas, el ejercicio, la importancia de hacerse un nombre dentro de los muros, los sobornos o los trapicheos no son tan diferentes al mundo exterior del que estos hombres han sido aislados al cometer su delito.
Cada una de las historias de los reclusos son narradas por separado a los lectores, pero pronto cada una de ellas comienzan a converger en un solo punto. Poco a poco Braly ha ido tejiendo una telaraña, y los lectores han caído en ella sin darse cuenta. Nos ha ido atrapando de manera sutil con las historias de sus protagonistas, y cuando nos queremos dar cuenta ya resulta imposible escapar de la lectura.
Braly apenas nos muestra escenas donde la violencia física hace acto de presencia, salvo alguna que otra escena suelta, para centrarse más en la psicología de los personajes. Al autor le importan más sus actos y la forma en que se relacionan. A través de los 22 capítulos que integran el libro, el escritor nos ofrece una breve historia de los principales protagonistas de la novela, y los motivos que les hicieron acabar entre rejas. Braly se centra poco en su pasado y lo hace más en el presente y en su día a día en la prisión, que es lo que de verdad le importa.
Al hablar del género carcelario resulta imposible no hablar a la vez de la autoridad que vigila a los presos. Pero aquí las figuras del alcaide y los guardias quedan en un segundo plano, hasta que a raíz de un suceso ocurrido con uno de los presos las figuras autoritarias comienzan a ganar más importancia, especialmente el capitán de los guardias. Los trabajadores del estado tan solo pueden intervenir ante los hechos graves, mientras tanto permanecen alejados de este universo que intentan controlar pero que no consiguen hacerlo.
De igual forma existen otros elementos que permanecen unidos a la cárcel. Uno de ellos es la homosexualidad, evidente en algunos casos como en Sociedad Rojo o reprimida como en Hielo Willy. En la prisión los hombres echan de menos el contacto con otro cuerpo, por lo que han de acudir a otros hombres para volver a sentirlo. Unas veces de forma consentida con el otro preso, otras recurriendo a la violencia. Pero al hablar de prisión es hacerlo también de cigarrillos, que funcionan como moneda de cambio en las apuestas que tienen lugar en la penitenciaria; de la lucha que se establece por querer derrocar al rey que domina el mundo de los criminales o de los delincuentes que no conocen otra vida que no sea la que hay dentro de estos muros.
Con un estilo narrativo ágil y en ocasiones no exento de un humor bastante irónico, Braly nos ofrece una gran novela acerca de la vida en prisión en el San Quintín de los años 60. Algo que me sorprendió fue la ausencia de negros en la misma y que el tema del racismo apenas se aborde, algo que por el contrario si hizo Bunker en algunas de sus obras. Pero es algo que se puede pasar por alto, si uno no es demasiado quisquilloso con las obras ambientadas en la cárcel.
Sí os gustaron las novelas de Edward Bunker y las cintas de temática carcelaria os gustan, no lo dudéis y dadle una oportunidad. Seguro que no os arrepentiréis.
Escrito por Malcolm Braly en los años 60 y con epílogo de Jonathan Lethem, la novela es un mosaico de las relaciones que establecen dentro de los muros de la penitenciaria de San Quintín, lugar gobernado por Hielo Willly y que cuenta con la ayuda de Nunn, Sociedad Rojo y Gasolino que es quién se encarga de cobrar las deudas que otros reclusos adquieren con el criminal. Pero los lectores también se encuentran con otros reclusos como el sociopata Palo, líder de una banda imaginaria, y los más tranquilos Juleson o Manning.
Tal y como ocurría con Edward Bunker, Malcolm Braly conoce de primera mano como es la vida en prisión. El autor utiliza su experiencia para mostrar a los lectores, un lugar donde apenas hay sitio para la esperanza y nos presenta una sociedad interna en donde el empleo en el que pasar las horas, el ejercicio, la importancia de hacerse un nombre dentro de los muros, los sobornos o los trapicheos no son tan diferentes al mundo exterior del que estos hombres han sido aislados al cometer su delito.
Cada una de las historias de los reclusos son narradas por separado a los lectores, pero pronto cada una de ellas comienzan a converger en un solo punto. Poco a poco Braly ha ido tejiendo una telaraña, y los lectores han caído en ella sin darse cuenta. Nos ha ido atrapando de manera sutil con las historias de sus protagonistas, y cuando nos queremos dar cuenta ya resulta imposible escapar de la lectura.
Braly apenas nos muestra escenas donde la violencia física hace acto de presencia, salvo alguna que otra escena suelta, para centrarse más en la psicología de los personajes. Al autor le importan más sus actos y la forma en que se relacionan. A través de los 22 capítulos que integran el libro, el escritor nos ofrece una breve historia de los principales protagonistas de la novela, y los motivos que les hicieron acabar entre rejas. Braly se centra poco en su pasado y lo hace más en el presente y en su día a día en la prisión, que es lo que de verdad le importa.
Al hablar del género carcelario resulta imposible no hablar a la vez de la autoridad que vigila a los presos. Pero aquí las figuras del alcaide y los guardias quedan en un segundo plano, hasta que a raíz de un suceso ocurrido con uno de los presos las figuras autoritarias comienzan a ganar más importancia, especialmente el capitán de los guardias. Los trabajadores del estado tan solo pueden intervenir ante los hechos graves, mientras tanto permanecen alejados de este universo que intentan controlar pero que no consiguen hacerlo.
De igual forma existen otros elementos que permanecen unidos a la cárcel. Uno de ellos es la homosexualidad, evidente en algunos casos como en Sociedad Rojo o reprimida como en Hielo Willy. En la prisión los hombres echan de menos el contacto con otro cuerpo, por lo que han de acudir a otros hombres para volver a sentirlo. Unas veces de forma consentida con el otro preso, otras recurriendo a la violencia. Pero al hablar de prisión es hacerlo también de cigarrillos, que funcionan como moneda de cambio en las apuestas que tienen lugar en la penitenciaria; de la lucha que se establece por querer derrocar al rey que domina el mundo de los criminales o de los delincuentes que no conocen otra vida que no sea la que hay dentro de estos muros.
Con un estilo narrativo ágil y en ocasiones no exento de un humor bastante irónico, Braly nos ofrece una gran novela acerca de la vida en prisión en el San Quintín de los años 60. Algo que me sorprendió fue la ausencia de negros en la misma y que el tema del racismo apenas se aborde, algo que por el contrario si hizo Bunker en algunas de sus obras. Pero es algo que se puede pasar por alto, si uno no es demasiado quisquilloso con las obras ambientadas en la cárcel.
Sí os gustaron las novelas de Edward Bunker y las cintas de temática carcelaria os gustan, no lo dudéis y dadle una oportunidad. Seguro que no os arrepentiréis.
lunes, 17 de abril de 2017
libro: Los caminantes. Tempus Fugit
En 2009 el escritor Carlos Sisí creó una novela de zombis ambientada en tierras malagueñas, su título era Los caminantes. Desde su lanzamiento se han publicado 4 libros más y todo quedará cerrado en el siguiente. Los personajes del autor malagueño ya forman parte de la historia de horror patrio y son unas creaciones que uno llega a apreciar, puesto que les hemos acompañado en sus aventuras con pocos instantes de paz y bastantes dramáticos, algunos de ellos más impactantes que otros. En este quinto libro algunas incógnitas quedarán resueltas, a la vez que otras nuevas se abrirán en lo que se supone que será la traca final a las aventuras de Juan Aranda y sus amigos contra las hordas de muertos vivientes.
Tras los sucesos de la cuarta parte los supervivientes de anteriores aventuras se han reunido en CuraMed. Todo parece ir sobre ruedas cuando la vacuna del Esperantum empieza a fallar, pero ese será el menor de sus problemas ya que entre ellos se encuentra un traidor que pondrá su mundo del revés. La solución parece estar en Carranque, donde todo comenzó.
Cuando todo parecía cerrado en la tercera entrega, el autor sorprendió a sus seguidores con una cuarta parte en la que algunas preguntas que habían quedado sin respuesta, así como el destino de algunos personajes, eran respondidas. A diferencia de las anteriores ésta era más dinámica y abarcaba diferentes frentes, a los personajes ya conocidos se les unirían nuevos que demostrarían ser esenciales no solo en el devenir de los acontecimientos que aquí se narraban, sino también los que tienen lugar en esta quinta parte.
Algo que me sorprendió de esta quinta entrega fue la gran cantidad de acción que hay a lo largo de sus páginas. El autor apenas concede un momento de respiro a los lectores, lo que hace que la novela vaya como un tiro. Ante tanta dosis de adrenalina uno ha de parar de vez en cuando, para dar un momento de respiro a los nervios y hacer que nuestras pulsaciones se asienten de nuevo. Sisí consigue meter a los lectores en su novela y hacer que acompañen a sus protagonistas en sus peripecias, pero a diferencia de ellos nosotros nos encontramos a salvo. Nos basta con cerrar las páginas para volver a salvo a la comodidad de nuestros hogares, algo que les ha sido arrebatado a Aranda y sus compañeros en un par de ocasiones.
El paisaje que nos describe el autor es desolador. Además de los páramos abandonados típicos después de un desastre de estas características, la lluvia no tardará en hacer acto de presencia inundando no solo las calles y las alcantarillas, sino también el ánimo de los protagonistas. Ellos buscarán un modo de no ahogarse y de sacar fuerzas de donde no hay, para salir airosos de las nuevas peripecias que les aguardan y que les llevarán a conocer a dos nuevos aliados, Jam y el Nota, que serán de gran ayuda gracias a sus habilidades e ingenio.
Hubo un momento en esta quinta parte que me hizo acordarme del árbol genealógico del autor. Sí en la anterior entrega se atrevió a romper uno de los tabús en lo que al terror se refiere, aquí directamente lo dinamita. Es un golpe bajo del que cuesta reponerse, cuando lo leí tuve que repasar el párrafo en el que ocurre para asegurarme que lo que acababa de leer no era falso. El escritor nos ha ofrecido a lo largo de su saga instantes muy amargos, pero este es sin duda el más doloroso hasta ahora.
Con este libro el autor saca su vena más sádica puteando a los personajes una y otra vez. Justo cuando creíamos que no les podía hacer una faena más, nos sorprende con otra todavía más gorda. Pero entre tanta jugarreta queda un pequeño resquicio para la esperanza en el lugar donde comenzó todo, y aún así a pesar de este pequeño rayo de luz la conclusión nos deja con la miel en los labios.
Uno de los aspectos que puede restar enteros es la aparición de un vehículo equipado con todo lo necesario para sobrevivir, y es lo que nuestros protagonistas necesitaban. Lejos de molestar a mi me pareció que la misma quedará justificada en la siguiente entrega. Sisí no suele abusar de estos elementos gratuitos, si aparecen es por alguna razón. Sí no lo hacen antes lo harán después, lo que aquí nos ofrece es una pequeña pista y que los lectores se pregunten como ha llegado allí y que ha podido ocurrir.
Con esta nueva entrega de su saga zombi, Sisí nos muestra que Aranda y compañía aún no han dicho su última palabra. Pese a su condición revelada en la anterior entrega, aquí son incapaces de demostrar sus emociones por mucho que quieran. Lo que es sin duda una cruel broma del destino, lo que han ganado por un lado lo han perdido por el otro.
Si disfrutasteis de las anteriores entregas, sin duda también lo haréis con ésta.
Tras los sucesos de la cuarta parte los supervivientes de anteriores aventuras se han reunido en CuraMed. Todo parece ir sobre ruedas cuando la vacuna del Esperantum empieza a fallar, pero ese será el menor de sus problemas ya que entre ellos se encuentra un traidor que pondrá su mundo del revés. La solución parece estar en Carranque, donde todo comenzó.
Cuando todo parecía cerrado en la tercera entrega, el autor sorprendió a sus seguidores con una cuarta parte en la que algunas preguntas que habían quedado sin respuesta, así como el destino de algunos personajes, eran respondidas. A diferencia de las anteriores ésta era más dinámica y abarcaba diferentes frentes, a los personajes ya conocidos se les unirían nuevos que demostrarían ser esenciales no solo en el devenir de los acontecimientos que aquí se narraban, sino también los que tienen lugar en esta quinta parte.
Algo que me sorprendió de esta quinta entrega fue la gran cantidad de acción que hay a lo largo de sus páginas. El autor apenas concede un momento de respiro a los lectores, lo que hace que la novela vaya como un tiro. Ante tanta dosis de adrenalina uno ha de parar de vez en cuando, para dar un momento de respiro a los nervios y hacer que nuestras pulsaciones se asienten de nuevo. Sisí consigue meter a los lectores en su novela y hacer que acompañen a sus protagonistas en sus peripecias, pero a diferencia de ellos nosotros nos encontramos a salvo. Nos basta con cerrar las páginas para volver a salvo a la comodidad de nuestros hogares, algo que les ha sido arrebatado a Aranda y sus compañeros en un par de ocasiones.
El paisaje que nos describe el autor es desolador. Además de los páramos abandonados típicos después de un desastre de estas características, la lluvia no tardará en hacer acto de presencia inundando no solo las calles y las alcantarillas, sino también el ánimo de los protagonistas. Ellos buscarán un modo de no ahogarse y de sacar fuerzas de donde no hay, para salir airosos de las nuevas peripecias que les aguardan y que les llevarán a conocer a dos nuevos aliados, Jam y el Nota, que serán de gran ayuda gracias a sus habilidades e ingenio.
Hubo un momento en esta quinta parte que me hizo acordarme del árbol genealógico del autor. Sí en la anterior entrega se atrevió a romper uno de los tabús en lo que al terror se refiere, aquí directamente lo dinamita. Es un golpe bajo del que cuesta reponerse, cuando lo leí tuve que repasar el párrafo en el que ocurre para asegurarme que lo que acababa de leer no era falso. El escritor nos ha ofrecido a lo largo de su saga instantes muy amargos, pero este es sin duda el más doloroso hasta ahora.
Con este libro el autor saca su vena más sádica puteando a los personajes una y otra vez. Justo cuando creíamos que no les podía hacer una faena más, nos sorprende con otra todavía más gorda. Pero entre tanta jugarreta queda un pequeño resquicio para la esperanza en el lugar donde comenzó todo, y aún así a pesar de este pequeño rayo de luz la conclusión nos deja con la miel en los labios.
Uno de los aspectos que puede restar enteros es la aparición de un vehículo equipado con todo lo necesario para sobrevivir, y es lo que nuestros protagonistas necesitaban. Lejos de molestar a mi me pareció que la misma quedará justificada en la siguiente entrega. Sisí no suele abusar de estos elementos gratuitos, si aparecen es por alguna razón. Sí no lo hacen antes lo harán después, lo que aquí nos ofrece es una pequeña pista y que los lectores se pregunten como ha llegado allí y que ha podido ocurrir.
Con esta nueva entrega de su saga zombi, Sisí nos muestra que Aranda y compañía aún no han dicho su última palabra. Pese a su condición revelada en la anterior entrega, aquí son incapaces de demostrar sus emociones por mucho que quieran. Lo que es sin duda una cruel broma del destino, lo que han ganado por un lado lo han perdido por el otro.
Si disfrutasteis de las anteriores entregas, sin duda también lo haréis con ésta.
lunes, 10 de abril de 2017
libro: Delincuentes de medio pelo
Hoy de nuevo vuelve a aparecer por este blog un autor que ya lo había hecho con anterioridad. Y una vez más, el escritor vuelve a situar la acción en Irlanda en donde transcurría su anterior obra reseñada. La entrada de hoy supuso su debut en la literatura, y desde luego que no podía haberlo hecho de mejor forma al ofrecer a los lectores una novela negra que consigue atrapar desde el inicio y que cuesta soltar hasta que llega el punto final. Un libro en el que la ambición y el crimen son los ingredientes principales, y en donde sus protagonistas intentan escapar de una vida de la manera más rápida posible. Lo que a veces no es la mejor manera de obtener los resultados, como comprobarán a lo largo de su peripecia.
Escrito por Gene Kerrigan el argumento del libro es el siguiente: Frankie Crowe es un delincuente que a duras penas sobrevive dando golpes que apenas le dan beneficios. Cuando decide secuestrar a Justin Kennedy, un abogado, reunirá a su banda pero antes han de contar con el permiso de Jo-Jo Mackendrick, antiguo jefe de Frankie. El ambicioso criminal quiere llevar a cabo el golpe a pesar de las reticencias de su ex patrón. El golpe no tardará en torcerse y la policía comienza a estrechar el cerco a los secuestradores.
Muy buena muestra de literatura criminal, cargada de acción, tensión, diálogos cortos y concisos entre los criminales y no pocas escenas violentas desperdigadas a lo largo de sus páginas. Es una novela donde los personajes tienen una gran importancia, tanto en el bando de la policía como en el de los criminales y los nuevos ricos. Todos ellos están muy bien descritos, y en un par de momentos el autor nos ofrece un par de detalles que dan a entender que la línea que separa a estos criminales de las clases más pudientes es, en ocasiones, bastante difusa. No hay que olvidar que el autor fue periodista antes que escritor y que en sus obras de no ficción hay libros sobre escándalos financieros en su país, por lo que no sería de extrañar que utilizara estos conocimientos a la hora de inspirarse en la creación de alguno de los protagonistas.
La historia de Frankie Crowe recuerda al mito de Ícaro y Dédalo. Crowe como el hijo de Dédalo quiere ascender lo más rápido posible, sin pensar en las consecuencias que ello conlleva. El ser ambicioso le ciega y lo que en apariencia era un plan perfecto, se empezará a torcer hasta que solo haya dos destinos para todos los que han participado en el mismo. Y ninguno de ellos agrada a Frankie. El protagonista es alguien sin apenas moral y que no duda en arrastrar a antiguos compañeros, algunos ya reformados, para que le ayuden a cometer el golpe. En un momento del libro hay un atisbo de luz en la vida del protagonista, y no tarda mucho en desaparecer ya que no duda en dejarlo atrás para conseguir su objetivo de enriquecerse.
Como he mencionado en un párrafo anterior, la corrupción también hace acto de presencia en la novela. Esta está presente en la policía, jueces, banqueros y abogados. Sobre todo en estos dos últimos casos, ya que son los que han de reunir el rescate para la víctima. Y ya se sabe que una mano lava a la otra, nadie hace nada por nada por lo que el conseguir el dinero traerá a la larga problemas. El mundo de estas clases superiores que nos presenta Kerrigan está podrido, desde el policía mira a otro lado para librar a un juez para beneficiarse en un futuro hasta el banquero oculto en la sombra que ayuda a conseguir el rescate para su propio beneficio. Todos ellos miran por su propio interés y beneficio propio.
Los instantes violentos están muy medidos y aparecen cuando son necesarios. Uno de ellos resulta especialmente inesperado y pilla por sorpresa a los lectores. Es un momento que va a marcar el devenir de los acontecimientos y que nos muestra la personalidad violenta e irascible de Frankie. Algo que se sugería en su presentación, aquí queda más que confirmado. Frankie es un personaje que a pesar de su aparente profesionalidad no deja de ser un niño que no ha madurado y se mueve por impulsos. Una prueba de ello lo encontramos en el capítulo que transcurre con un personaje relacionado con su pasado. Su personalidad queda aquí más retratada que nunca.
Mi personaje favorito es el compañero de Frankie, Martin. Es un criminal pero su brújula moral está muy por encima de la de su amigo. En todo momento es quien mejor trata a la víctima, quien intenta evitar la violencia y apuesta por la convivencia pacífica dentro de lo que es un secuestro. Pero una cosa es quererlo y otra que todo salga como uno espera.
A diferencia de La furia, su obra ya reseñada aquí, la Irlanda que nos presenta Kerrigan es la anterior a la crisis que sufrió el país. Era la época boyante, de los pelotazos inmobiliarios y donde las inversiones en los inmuebles estaban a la orden del día. De ahí que la víctima a la que pretende secuestrar Frankie, sea uno de estos nuevos ricos que aprovecharon la oportunidad de enriquecerse gracias al ladrillo y la burbuja inmobiliaria, la cual no tardaría en explotar.
Una novela recomendada para todos aquellos amantes de la literatura negra actual y que supone el reencuentro con un autor que dejó un buen sabor de boca con su anterior trabajo publicado en nuestro país.
Escrito por Gene Kerrigan el argumento del libro es el siguiente: Frankie Crowe es un delincuente que a duras penas sobrevive dando golpes que apenas le dan beneficios. Cuando decide secuestrar a Justin Kennedy, un abogado, reunirá a su banda pero antes han de contar con el permiso de Jo-Jo Mackendrick, antiguo jefe de Frankie. El ambicioso criminal quiere llevar a cabo el golpe a pesar de las reticencias de su ex patrón. El golpe no tardará en torcerse y la policía comienza a estrechar el cerco a los secuestradores.
Muy buena muestra de literatura criminal, cargada de acción, tensión, diálogos cortos y concisos entre los criminales y no pocas escenas violentas desperdigadas a lo largo de sus páginas. Es una novela donde los personajes tienen una gran importancia, tanto en el bando de la policía como en el de los criminales y los nuevos ricos. Todos ellos están muy bien descritos, y en un par de momentos el autor nos ofrece un par de detalles que dan a entender que la línea que separa a estos criminales de las clases más pudientes es, en ocasiones, bastante difusa. No hay que olvidar que el autor fue periodista antes que escritor y que en sus obras de no ficción hay libros sobre escándalos financieros en su país, por lo que no sería de extrañar que utilizara estos conocimientos a la hora de inspirarse en la creación de alguno de los protagonistas.
La historia de Frankie Crowe recuerda al mito de Ícaro y Dédalo. Crowe como el hijo de Dédalo quiere ascender lo más rápido posible, sin pensar en las consecuencias que ello conlleva. El ser ambicioso le ciega y lo que en apariencia era un plan perfecto, se empezará a torcer hasta que solo haya dos destinos para todos los que han participado en el mismo. Y ninguno de ellos agrada a Frankie. El protagonista es alguien sin apenas moral y que no duda en arrastrar a antiguos compañeros, algunos ya reformados, para que le ayuden a cometer el golpe. En un momento del libro hay un atisbo de luz en la vida del protagonista, y no tarda mucho en desaparecer ya que no duda en dejarlo atrás para conseguir su objetivo de enriquecerse.
Como he mencionado en un párrafo anterior, la corrupción también hace acto de presencia en la novela. Esta está presente en la policía, jueces, banqueros y abogados. Sobre todo en estos dos últimos casos, ya que son los que han de reunir el rescate para la víctima. Y ya se sabe que una mano lava a la otra, nadie hace nada por nada por lo que el conseguir el dinero traerá a la larga problemas. El mundo de estas clases superiores que nos presenta Kerrigan está podrido, desde el policía mira a otro lado para librar a un juez para beneficiarse en un futuro hasta el banquero oculto en la sombra que ayuda a conseguir el rescate para su propio beneficio. Todos ellos miran por su propio interés y beneficio propio.
Los instantes violentos están muy medidos y aparecen cuando son necesarios. Uno de ellos resulta especialmente inesperado y pilla por sorpresa a los lectores. Es un momento que va a marcar el devenir de los acontecimientos y que nos muestra la personalidad violenta e irascible de Frankie. Algo que se sugería en su presentación, aquí queda más que confirmado. Frankie es un personaje que a pesar de su aparente profesionalidad no deja de ser un niño que no ha madurado y se mueve por impulsos. Una prueba de ello lo encontramos en el capítulo que transcurre con un personaje relacionado con su pasado. Su personalidad queda aquí más retratada que nunca.
Mi personaje favorito es el compañero de Frankie, Martin. Es un criminal pero su brújula moral está muy por encima de la de su amigo. En todo momento es quien mejor trata a la víctima, quien intenta evitar la violencia y apuesta por la convivencia pacífica dentro de lo que es un secuestro. Pero una cosa es quererlo y otra que todo salga como uno espera.
A diferencia de La furia, su obra ya reseñada aquí, la Irlanda que nos presenta Kerrigan es la anterior a la crisis que sufrió el país. Era la época boyante, de los pelotazos inmobiliarios y donde las inversiones en los inmuebles estaban a la orden del día. De ahí que la víctima a la que pretende secuestrar Frankie, sea uno de estos nuevos ricos que aprovecharon la oportunidad de enriquecerse gracias al ladrillo y la burbuja inmobiliaria, la cual no tardaría en explotar.
Una novela recomendada para todos aquellos amantes de la literatura negra actual y que supone el reencuentro con un autor que dejó un buen sabor de boca con su anterior trabajo publicado en nuestro país.
jueves, 6 de abril de 2017
pelicula: Power Rangers
Mañana se estrena en nuestras pantallas Power Rangers, lo que supone el regreso de estos héroes tras una ausencia de 20 años de la gran pantalla. Por ello voy a comentar su primera aventura estrenada en cines en 1995, y que supuso su debut cinematográfico para alegría de aquellos seguidores que seguían por las tardes sus aventuras por Telecinco. Así pues ha llegado el momento de arrancar nuestro Delorean particular y volver a metamorfosearse de nuevo.
Dirigida por Bryan Spicer y con guión de Arne Olsen, la cinta nos contaba como tras el descubrimiento fortuito de una cápsula en la que se encontraba preso el villano Ivan Ooze (Paul Freeman) este decide atacar a Zordon tras ser liberado por los enemigos de los Rangers Rita Repulsa y Lord Zedd. Esto origina la perdida de poderes de nuestros protagonistas y hacer que tengan que viajar a un lejano planeta para recuperarlos, conseguir nuevos Zods, impedir que Ooze consiga conquistar la tierra y salvar la vida al que fue su maestro.
Antes de proseguir con la reseña voy a explicar de forma breve de donde vienen los Power Rangers. Estos son una adaptación de las series japonesas Super Sentai, cuya traducción es súper escuadrón, en la que cinco jóvenes con diferentes trajes de colores luchan contra las fuerzas del mal con diferentes armas y robots. Lo que hizo la adaptación americana fue coger las secuencias de lucha con los trajes puestos y los mechas, robots gigantes, y rodar el resto con los actores occidentales a la vez que doblaban las secuencias de lucha con los trajes puestos.
La adaptación hay que tomársela como lo que es, una traslación al cine de las aventuras de estos jóvenes con lo que ello conlleva. Humor blanco, y en ocasiones estúpido, violencia descafeinada, ausencia de lenguaje soez y moralina de bolsillo. Es decir elementos que ya estaban presentes en la serie, y que ahora se ven aumentados para la gran pantalla. Y que ahora con un buen bagaje de cine clásico tras nuestras espaldas, se pueden apreciar más que cuando la vimos por vez primera en cine. Por lo que ahora más de 20 años después quedan más en evidencia que nunca.
La película, para que engañarse, es mala. Una dirección muy plana, un guión inexistente que es una ampliación de cualquier capítulo de la serie, unos actores que se limitan a recitar sus líneas de guión como el que lee la guía de teléfonos y lo peor de todo con diferencia, es la utilización de los efectos especiales. En el momento de su estreno producciones como Parque Jurásico o La máscara ya habían sido lanzadas, y se mostraba hasta donde podían llegar los efectos creados por ordenador. Algo que resulta inexistente en Power Rangers: la película, cuyo CGI canta lo que no está en los escritos.
La cinta contó con un presupuesto de 15 millones de dolares, un presupuesto modesto pero que se podía haber empleado mejor e impedir que los mismos no se notarán tanto. Vistos hoy parecen sacados de cualquier producción del canal Syfy.
La cinta ha de verse como lo que es, una producción inofensiva destinada a los seguidores de la serie por lo que ha de mirarse con esos ojos. Es una serie muy infantil y como tal ha de verse. No con los ojos de un crítico profesional sino con los de un fan que la vio en el momento de su estreno. De otra forma esta película quedaría a la altura del betún, puesto que si se ponen a analizar de forma detallada cada uno de sus aspectos ya mencionados los mismos tendrían una nota bastante baja.
La película tiene a su favor una duración que incluyendo títulos de crédito apenas sobrepasa la hora y media de duración. A todos los efectos sería un capítulo especial de la serie, y se puede interpretar como tal puesto que cuando se estrenó, sí la memoria no me falla, los actores que dan vida a los Rangers rojo, negro y amarillo sustituyeron a los interpretes originales del show. Menos mal que en su adaptación a la gran pantalla se conservaron a los Ranger azul, blanco y rosa, estos dos últimos eran de largo los favoritos de los chavales de la época y que contaban con no pocos seguidores tanto en el bando masculino como femenino respectivamente.
Otro factor a destacar es su villano. Este a diferencia de los de la serie si que contaba con un plan más o menos viable, dentro de lo que viene a ser dentro de un show de estas características, para hacerse con el control del mundo y estuvo más cerca de matar a Zordon que lo que estuvieron los malos originales. A ello ayuda la interpretación de Paul Freeman, Bellocq en En busca del arca perdida, que se lo pasa en grande como el maloso de la función. El actor es consciente del tipo de producción en la que está, por lo que no tiene problema alguno en ofrecernos un personaje sobreactuado en todo momento.
Además de lo dicho en los párrafos anteriores, hay que nombrar un diseño de producción apañado y unas peleas coreografiadas de forma más o menos decente.
La película se hizo para aprovechar el tirón del que gozaba el show entre la chavalería de la época y antes que se agotara el filón de hacer dinero que ello suponía. A los ingresos que suponían la venta de figuras hay que sumarse el dinero de la venta de entradas, de los VHS y de la banda sonora que acompañaba a la cinta. Algo que hoy día se sigue dando con la venta de DVD o Blu-ray de shows como Monster High o Patrulla Canina por citar un par de ejemplos. Producciones de usar y tirar hechas por y para fans de este tipo de series.
Una cinta para revisionar antes de ver su nueva versión para hacer las comparaciones de rigor y comprobar cual es mejor.
En resumidas cuentas:
Lo mejor: su intrascendencia, tan pronto se ve uno se olvida de ella.
Lo peor: el resto.
La secuencia: la batalla entre los héroes y los guardianes de los amuletos en el planeta al que han ido para obtenerlos.
El momento: la (ridícula) forma en la que los Rangers vencen a Ooze.
La imagen: Rita y Zedd reducidos en una bola de cristal con nieve.
La frase: Me perdí la peste negra, me perdí la inquisición española, me perdí los 70 (Ivan Ooze).
A continuación el trailer:
Dirigida por Bryan Spicer y con guión de Arne Olsen, la cinta nos contaba como tras el descubrimiento fortuito de una cápsula en la que se encontraba preso el villano Ivan Ooze (Paul Freeman) este decide atacar a Zordon tras ser liberado por los enemigos de los Rangers Rita Repulsa y Lord Zedd. Esto origina la perdida de poderes de nuestros protagonistas y hacer que tengan que viajar a un lejano planeta para recuperarlos, conseguir nuevos Zods, impedir que Ooze consiga conquistar la tierra y salvar la vida al que fue su maestro.
Antes de proseguir con la reseña voy a explicar de forma breve de donde vienen los Power Rangers. Estos son una adaptación de las series japonesas Super Sentai, cuya traducción es súper escuadrón, en la que cinco jóvenes con diferentes trajes de colores luchan contra las fuerzas del mal con diferentes armas y robots. Lo que hizo la adaptación americana fue coger las secuencias de lucha con los trajes puestos y los mechas, robots gigantes, y rodar el resto con los actores occidentales a la vez que doblaban las secuencias de lucha con los trajes puestos.
La adaptación hay que tomársela como lo que es, una traslación al cine de las aventuras de estos jóvenes con lo que ello conlleva. Humor blanco, y en ocasiones estúpido, violencia descafeinada, ausencia de lenguaje soez y moralina de bolsillo. Es decir elementos que ya estaban presentes en la serie, y que ahora se ven aumentados para la gran pantalla. Y que ahora con un buen bagaje de cine clásico tras nuestras espaldas, se pueden apreciar más que cuando la vimos por vez primera en cine. Por lo que ahora más de 20 años después quedan más en evidencia que nunca.
La película, para que engañarse, es mala. Una dirección muy plana, un guión inexistente que es una ampliación de cualquier capítulo de la serie, unos actores que se limitan a recitar sus líneas de guión como el que lee la guía de teléfonos y lo peor de todo con diferencia, es la utilización de los efectos especiales. En el momento de su estreno producciones como Parque Jurásico o La máscara ya habían sido lanzadas, y se mostraba hasta donde podían llegar los efectos creados por ordenador. Algo que resulta inexistente en Power Rangers: la película, cuyo CGI canta lo que no está en los escritos.
La cinta contó con un presupuesto de 15 millones de dolares, un presupuesto modesto pero que se podía haber empleado mejor e impedir que los mismos no se notarán tanto. Vistos hoy parecen sacados de cualquier producción del canal Syfy.
La cinta ha de verse como lo que es, una producción inofensiva destinada a los seguidores de la serie por lo que ha de mirarse con esos ojos. Es una serie muy infantil y como tal ha de verse. No con los ojos de un crítico profesional sino con los de un fan que la vio en el momento de su estreno. De otra forma esta película quedaría a la altura del betún, puesto que si se ponen a analizar de forma detallada cada uno de sus aspectos ya mencionados los mismos tendrían una nota bastante baja.
La película tiene a su favor una duración que incluyendo títulos de crédito apenas sobrepasa la hora y media de duración. A todos los efectos sería un capítulo especial de la serie, y se puede interpretar como tal puesto que cuando se estrenó, sí la memoria no me falla, los actores que dan vida a los Rangers rojo, negro y amarillo sustituyeron a los interpretes originales del show. Menos mal que en su adaptación a la gran pantalla se conservaron a los Ranger azul, blanco y rosa, estos dos últimos eran de largo los favoritos de los chavales de la época y que contaban con no pocos seguidores tanto en el bando masculino como femenino respectivamente.
Otro factor a destacar es su villano. Este a diferencia de los de la serie si que contaba con un plan más o menos viable, dentro de lo que viene a ser dentro de un show de estas características, para hacerse con el control del mundo y estuvo más cerca de matar a Zordon que lo que estuvieron los malos originales. A ello ayuda la interpretación de Paul Freeman, Bellocq en En busca del arca perdida, que se lo pasa en grande como el maloso de la función. El actor es consciente del tipo de producción en la que está, por lo que no tiene problema alguno en ofrecernos un personaje sobreactuado en todo momento.
Además de lo dicho en los párrafos anteriores, hay que nombrar un diseño de producción apañado y unas peleas coreografiadas de forma más o menos decente.
La película se hizo para aprovechar el tirón del que gozaba el show entre la chavalería de la época y antes que se agotara el filón de hacer dinero que ello suponía. A los ingresos que suponían la venta de figuras hay que sumarse el dinero de la venta de entradas, de los VHS y de la banda sonora que acompañaba a la cinta. Algo que hoy día se sigue dando con la venta de DVD o Blu-ray de shows como Monster High o Patrulla Canina por citar un par de ejemplos. Producciones de usar y tirar hechas por y para fans de este tipo de series.
Una cinta para revisionar antes de ver su nueva versión para hacer las comparaciones de rigor y comprobar cual es mejor.
En resumidas cuentas:
Lo mejor: su intrascendencia, tan pronto se ve uno se olvida de ella.
Lo peor: el resto.
La secuencia: la batalla entre los héroes y los guardianes de los amuletos en el planeta al que han ido para obtenerlos.
El momento: la (ridícula) forma en la que los Rangers vencen a Ooze.
La imagen: Rita y Zedd reducidos en una bola de cristal con nieve.
La frase: Me perdí la peste negra, me perdí la inquisición española, me perdí los 70 (Ivan Ooze).
A continuación el trailer:
martes, 4 de abril de 2017
libro: un día de fuego
A la hora de comprar un libro existen varios factores: el argumento, su portada o su autor son los primeros que se me vienen a la cabeza. Pero luego hay otro elemento que puede ser fundamental a la hora de adquirirlo o no, y este es la intuición. Se puede leer su contraportada y ver que la novela puede merecer una oportunidad, a pesar que nunca antes hayamos oído hablar del escritor. Es el caso de la entrada de hoy, un vistazo a su contracubierta a través de la página de la editorial me hizo ver que merecía darle una oportunidad. Y de nuevo fue un acierto, ya que supone el descubrimiento de un novelista del que desconocía su obra hasta el momento de hacerme con la antología de sus cuentos completos.
Escrito por Beppe Fenoglio, que fue partisano en su juventud, el presente volumen recoge por primera vez en castellano todos sus cuentos completos y que permanecían inéditos en nuestro país, hasta el momento de su publicación por parte de la editorial Sajalín. A la hora de hacer la reseña y debido a la extensión del libro, casi 700 páginas, haré un breve resumen de cada una de las partes en las que la presente antología se encuentra dividida:
- Cuentos de la guerra civil: estas 17 primeras narraciones son las encargadas de abrir fuego en este volumen. A través de los diversos relatos y que cuentan con una extensión variable, el autor nos narra como era el día a día de los partisanos que lucharon contra los fascistas en la Segunda Guerra Mundial. Sus escaramuzas, como vivían o los intercambios de prisioneros son solo algunas de las historias que los lectores que se acerquen a este libro se van a encontrar. Estos pequeños cuentos nos permiten conocer de primera mano las diversas peripecias a la que estos jóvenes se enfrentaban. En esta primera parte no es raro ver identificado al autor como alguno de los protagonistas que protagonizan los cuentos. Dentro de esta primera parte, relatos como Goliat, en donde el autor nos cuenta la relación entre un prisionero alemán y sus captores, El viejo Blister, en el que un partisano se enfrenta a las consecuencias de haber robado a sus compañeros o El canje de prisioneros, son una muestra del talento de Fenoglio a la hora de narrarnos como vivían estos jóvenes.
En no pocas ocasiones y gracias a su lenguaje uno parece estar al lado de los rebeldes, masticando el polvo del camino, compartiendo el día a día con ellos, preparando las emboscadas o pasando las de Caín debido a la escasez de alimentos y agua.
Estos primeros relatos suponen una buena forma de abrir boca y que supone, junto con los cuentos que siguen a continuación, las mejores partes del libro sin duda alguna y las que más me gustaron con diferencia.
- Cuentos de la posguerra: con tan solo 8 relatos estas narraciones nos cuentan la vuelta a la vida civil de aquellos jóvenes que participaron en la contienda. Los traumas que arrastraban y como intentaban adaptarse a una vida que dejaron atrás cuando entraron en combate. Estos cuentos tienen una extensión más breve que los anteriores, y pese a ello dejan al lector satisfecho una vez ha acabado la lectura de los mismos. En estas pequeñas historias vuelve a cumplirse el dicho "lo bueno si breve dos veces bueno". Dentro de estos cuentos brillan con luz propia las narraciones Ettore va al trabajo, de largo uno de mis relatos favoritos de toda la antología, Nueve lunas, en donde el autor nos narra un embarazo no deseado y como se enfrenta al mismo el protagonista de la historia o Adiós, Old Lion en el que el autor nos narra el reencuentro entre dos antiguos camaradas de armas y como han vivido desde que acabó la guerra.
Con un lenguaje sencillo el autor nos sumerge en la tristeza de los protagonistas y como lidiaban con su nueva situación. El relato que abre los cuentos de posguerra es el mejor ejemplo, con un protagonista que ama y odia a su madre a la vez y que pese a que le han encontrado un trabajo digno, prefiere ignorarlo y buscarse otra forma de ganarse la vida más lucrativa y menos honrada.
Tal y como he indicado más arriba, son estos 25 primeros cuentos los que más disfrute, sobre todo debido a la temática que trataban.
- Cuentos de la parentela y el pueblo: compuesto por 23 historias en las que el autor nos cuenta como era la vida en Italia, con sus momentos trágicos y en pocas ocasiones alegres. El cuento que abre este apartado, Un día de fuego que es el que da el nombre a la antología, nos narra el enfrentamiento de un hombre contra los carabinieri tras haber matado a su hermano. El relato va creciendo en intensidad y supone un buen pistoletazo de salida. Algo que se mantiene en las historias La novia niña, en el que una pequeña de corta edad se casa con un hombre que la dobla en edad o Pero mi amor es Paco, en el que un comerciante pierde su dinero apostando y que vienen a continuación de la que inaugura estos cuentos, nos hacen creer que este nivel se mantendrá. Algo que por desgracia no ocurre, por lo que se producen altibajos en el resto de relatos siendo algunos más interesantes que otros, por lo que uno se queda con un sabor agridulce.
Estas historias suponen un golpe al mentón para los lectores debido a su dureza. El paisaje que nos describe el autor es cuanto menos desolador, la pobreza campa a sus anchas y las relaciones que se establecen entre los vecinos, hombres y mujeres de todas las edades están marcadas por la desilusión y la tristeza.
Parte de las historias que componen estos cuentos están narradas en primera persona y nos cuentan un modo de vida que ya no volverá, al mostrarnos como vivían estas personas en la Italia de hace 70 años.
Algo que no me acabó de convencer de estos cuentos fue la utilización de anglicismos por parte del autor. No son pocas las ocasiones en las que Fenoglio recurre a ellos y los mete en mitad de una frase. En mi opinión deberían haberse incluido notas a pie de página para aclarar su significado, puesto que puede haber gente que no entienda el inglés o lo que significan estos términos que el escritor ha decido incluir en su historia.
- Cuentos fantásticos: 4 relatos en los que el autor intenta probar suerte para ofrecernos historias con un tinte sobrenatural y que no acaban de cuajar del todo. Se nota que Fenoglio no se encontraba del todo cómodo en este tipo de género y suponen los más flojos de la presente antología.
- Apéndice: compuesto por extractos de un diario de 1954 y un pequeño relato que nos indica como conoció a la que fue su esposa. Ambas narraciones suponen una buena forma de concluir la presente antología y de conocer la faceta más personal de este escritor italiano.
Una antología recomendada para todos los amantes de los relatos con base realista y que nos permiten descubrir a un autor fallecido de forma prematura y que hasta la publicación de la misma permanecía inédito en nuestro país. Es una pena que haya tanta diferencia entre los primeros cuentos y los restantes. Si el nivel se hubiera mantenido en todo el volumen, el resultado final hubiera sido muy distinto.
Escrito por Beppe Fenoglio, que fue partisano en su juventud, el presente volumen recoge por primera vez en castellano todos sus cuentos completos y que permanecían inéditos en nuestro país, hasta el momento de su publicación por parte de la editorial Sajalín. A la hora de hacer la reseña y debido a la extensión del libro, casi 700 páginas, haré un breve resumen de cada una de las partes en las que la presente antología se encuentra dividida:
- Cuentos de la guerra civil: estas 17 primeras narraciones son las encargadas de abrir fuego en este volumen. A través de los diversos relatos y que cuentan con una extensión variable, el autor nos narra como era el día a día de los partisanos que lucharon contra los fascistas en la Segunda Guerra Mundial. Sus escaramuzas, como vivían o los intercambios de prisioneros son solo algunas de las historias que los lectores que se acerquen a este libro se van a encontrar. Estos pequeños cuentos nos permiten conocer de primera mano las diversas peripecias a la que estos jóvenes se enfrentaban. En esta primera parte no es raro ver identificado al autor como alguno de los protagonistas que protagonizan los cuentos. Dentro de esta primera parte, relatos como Goliat, en donde el autor nos cuenta la relación entre un prisionero alemán y sus captores, El viejo Blister, en el que un partisano se enfrenta a las consecuencias de haber robado a sus compañeros o El canje de prisioneros, son una muestra del talento de Fenoglio a la hora de narrarnos como vivían estos jóvenes.
En no pocas ocasiones y gracias a su lenguaje uno parece estar al lado de los rebeldes, masticando el polvo del camino, compartiendo el día a día con ellos, preparando las emboscadas o pasando las de Caín debido a la escasez de alimentos y agua.
Estos primeros relatos suponen una buena forma de abrir boca y que supone, junto con los cuentos que siguen a continuación, las mejores partes del libro sin duda alguna y las que más me gustaron con diferencia.
- Cuentos de la posguerra: con tan solo 8 relatos estas narraciones nos cuentan la vuelta a la vida civil de aquellos jóvenes que participaron en la contienda. Los traumas que arrastraban y como intentaban adaptarse a una vida que dejaron atrás cuando entraron en combate. Estos cuentos tienen una extensión más breve que los anteriores, y pese a ello dejan al lector satisfecho una vez ha acabado la lectura de los mismos. En estas pequeñas historias vuelve a cumplirse el dicho "lo bueno si breve dos veces bueno". Dentro de estos cuentos brillan con luz propia las narraciones Ettore va al trabajo, de largo uno de mis relatos favoritos de toda la antología, Nueve lunas, en donde el autor nos narra un embarazo no deseado y como se enfrenta al mismo el protagonista de la historia o Adiós, Old Lion en el que el autor nos narra el reencuentro entre dos antiguos camaradas de armas y como han vivido desde que acabó la guerra.
Con un lenguaje sencillo el autor nos sumerge en la tristeza de los protagonistas y como lidiaban con su nueva situación. El relato que abre los cuentos de posguerra es el mejor ejemplo, con un protagonista que ama y odia a su madre a la vez y que pese a que le han encontrado un trabajo digno, prefiere ignorarlo y buscarse otra forma de ganarse la vida más lucrativa y menos honrada.
Tal y como he indicado más arriba, son estos 25 primeros cuentos los que más disfrute, sobre todo debido a la temática que trataban.
- Cuentos de la parentela y el pueblo: compuesto por 23 historias en las que el autor nos cuenta como era la vida en Italia, con sus momentos trágicos y en pocas ocasiones alegres. El cuento que abre este apartado, Un día de fuego que es el que da el nombre a la antología, nos narra el enfrentamiento de un hombre contra los carabinieri tras haber matado a su hermano. El relato va creciendo en intensidad y supone un buen pistoletazo de salida. Algo que se mantiene en las historias La novia niña, en el que una pequeña de corta edad se casa con un hombre que la dobla en edad o Pero mi amor es Paco, en el que un comerciante pierde su dinero apostando y que vienen a continuación de la que inaugura estos cuentos, nos hacen creer que este nivel se mantendrá. Algo que por desgracia no ocurre, por lo que se producen altibajos en el resto de relatos siendo algunos más interesantes que otros, por lo que uno se queda con un sabor agridulce.
Estas historias suponen un golpe al mentón para los lectores debido a su dureza. El paisaje que nos describe el autor es cuanto menos desolador, la pobreza campa a sus anchas y las relaciones que se establecen entre los vecinos, hombres y mujeres de todas las edades están marcadas por la desilusión y la tristeza.
Parte de las historias que componen estos cuentos están narradas en primera persona y nos cuentan un modo de vida que ya no volverá, al mostrarnos como vivían estas personas en la Italia de hace 70 años.
Algo que no me acabó de convencer de estos cuentos fue la utilización de anglicismos por parte del autor. No son pocas las ocasiones en las que Fenoglio recurre a ellos y los mete en mitad de una frase. En mi opinión deberían haberse incluido notas a pie de página para aclarar su significado, puesto que puede haber gente que no entienda el inglés o lo que significan estos términos que el escritor ha decido incluir en su historia.
- Cuentos fantásticos: 4 relatos en los que el autor intenta probar suerte para ofrecernos historias con un tinte sobrenatural y que no acaban de cuajar del todo. Se nota que Fenoglio no se encontraba del todo cómodo en este tipo de género y suponen los más flojos de la presente antología.
- Apéndice: compuesto por extractos de un diario de 1954 y un pequeño relato que nos indica como conoció a la que fue su esposa. Ambas narraciones suponen una buena forma de concluir la presente antología y de conocer la faceta más personal de este escritor italiano.
Una antología recomendada para todos los amantes de los relatos con base realista y que nos permiten descubrir a un autor fallecido de forma prematura y que hasta la publicación de la misma permanecía inédito en nuestro país. Es una pena que haya tanta diferencia entre los primeros cuentos y los restantes. Si el nivel se hubiera mantenido en todo el volumen, el resultado final hubiera sido muy distinto.
domingo, 2 de abril de 2017
pelicula: Red scorpion
Las décadas de los 80 y 90 fueron una época dorada no solo para los videoclubs, sino también para el cine familiar, de aventuras y de acción. En esta última categoría en esos años se estrenaron algunas producciones que se han acabado convirtiendo en clásicos del género. Precisamente dentro de esta última clase está enclavada la entrada de hoy, que si bien no pasará a la historia del cine, si que cuenta con una buena legión de seguidores que disfrutan con su visionado, a pesar de que pierde por goleada si la comparamos con aquellos filmes que han sentado cátedra a la hora de hacer cine de acción.
Dirigida por Joseph Zito en 1989 y con guión de Arne Olsen la trama nos cuenta como el teniente de los Spetsnaz Nikolai Rachenko (Dolph Lundgren), es enviado por sus superiores a un país africano para acabar con la vida de un líder rebelde que se opone al régimen comunista. Al fracasar en su misión y traicionado por los suyos, Nikolai se pondrá del lado de la rebelión para derrotar a los que hasta ese momento eran sus aliados.
Antes de proseguir con la reseña decir que adoro esta cinta. A pesar de sus innumerables fallos, a la pobre dirección, un guión que cabe en un post-it y las flojas interpretaciones entre otros elementos, es una película con la que no puedo ser imparcial. Mi lado más crítico me dice que me aleje de la misma como de la peste y me ahorre su visionado. Pero el lado cinéfago me dice todo lo contrario, que me deje llevar por la experiencia y que disfrute de una película que fue hecha con el único objetivo de entretener.
Para ser realistas la película es muy mala, si se analiza categoría por categoría y siendo justos ni siquiera llegaría al aprobado. Pero de vez en cuando hay que dejar de lado los prejuicios cinematográficos y críticos, poner el cerebro en modo apagado y disfrutar de la propuesta de su director. Es lo que ocurre con la entrada de hoy. Si bien Zito es un director bastante tosco a la hora de dirigir, no es menos cierto que sus cintas resultan entretenidas para los parámetros de la serie B e incluso Z. Es un director que sale airoso de las propuestas que estrena y que se ha ganado su lugar dentro de los cinéfagos más acérrimos.
Sin lugar a dudas uno de los grandes alicientes para darle una oportunidad al film es Dolph Lundgren. El fornido actor sueco que saltó a la fama un par de años antes de Red Scorpion al encarnar a Ivan Drago en la cuarta parte de la saga Rocky, ha tenido una carrera errática dentro del cine de acción que salvo en un par de ocasiones se ha limitado a las estanterías de los videoclubs. Lundgren tenía el físico ideal para recoger el testigo de Stallone y Schwarzenegger dentro del cine de acción, pero carecía del suficiente carisma para llevar sobre sus hombros el peso de una producción de este género con un gran presupuesto. Lundgren mola pero le faltaba algo para ser esa estrella de cine de acción capaz de arrastrar a las masas al cine.
El otro elemento a destacar dentro de la producción son las escenas de acción. Libres de efectos digitales realizadas de forma artesanal y con trabajo de especialistas. No hay que olvidar que estamos hablando de los ochenta, cuando los efectos por ordenador estaban en pañales y todo lo que se veía en pantalla era el fruto de horas de ensayo y preparación para que quedará de la mejor forma posible en la gran pantalla.
Algo que puede sorprender cuando se visiona la cinta es que presente al espectador a un comunista como el héroe de la función, cuando su papel en buena parte del cine de acción de la época era el de ser los villanos a derrotar por parte del héroe de turno, baste citar los ejemplos de la saga Desaparecido en combate, la primera de ellas dirigida por Zito, o las tres primeras entregas de Rambo. Por ello hay que aplaudir la propuesta de sus responsables, por presentarnos a un personaje que no fuera el americano de turno como adalid de la justicia.
Este film era uno de los clásicos dentro de las estanterías de los videoclubs y de sus numerosos pases por televisión. Sin ser nada del otro mundo te salvaba una tarde de aburrimiento si tenías la suerte de pillarla cuando la echaban. Y es que por secuencias como la de la persecución a ritmo de Long tall Sally, que recuerda a la de la primera entrega de Indiana Jones salvando las distancias, o la del enfrentamiento final entre nuestro protagonista y sus enemigos ya merece la pena darle una oportunidad.
La cinta sufre de un par de altibajos cuando Lundgren no se pone a repartir estopa, y esto hace que la película no termine de ser más redonda. Estos pequeños tiempos muertos consiguen que haya ocasiones, en las que el espectador deje de prestar atención a lo que está ocurriendo en pantalla. Menos mal que en cuanto empieza el momento de repartir leña, la audiencia vuelve a poner todos los sentidos ante lo que está pasando.
Una película para ver sin prejuicios, con los colegas, cervezas y aperitivos variados y disfrutar de la misma. Sin ponerse a analizar la credibilidad de las escenas o su argumento, y dejarse llevar por la propuesta de sus responsables. Que para ver buen cine siempre hay tiempo, y al cerebro hay que darle de vez en cuando su ración de cine malo. Pero sin abusar de este último, puesto que tiene que existir un equilibrio entre ambas categorías.
En resumidas cuentas:
Lo mejor: la atrevida propuesta de sus responsables y Dolph Lundgren.
Lo peor: el resto.
La(s) secuencia(s): la persecución a ritmo de Long tall Sally y el enfrentamiento final en la base de los rusos.
La imagen: Nikolai luciendo el tatuaje del escorpión que indica su redención.
Lo(s) momento(s): Nikolai golpeando la celda en la que está preso y su tortura tras fracasar en su misión.
La frase: Dígale al general que sigo siendo un Spetsnaz. Nikolai a una oficial antes de fugarse de prisión.
A continuación el trailer:
Dirigida por Joseph Zito en 1989 y con guión de Arne Olsen la trama nos cuenta como el teniente de los Spetsnaz Nikolai Rachenko (Dolph Lundgren), es enviado por sus superiores a un país africano para acabar con la vida de un líder rebelde que se opone al régimen comunista. Al fracasar en su misión y traicionado por los suyos, Nikolai se pondrá del lado de la rebelión para derrotar a los que hasta ese momento eran sus aliados.
Antes de proseguir con la reseña decir que adoro esta cinta. A pesar de sus innumerables fallos, a la pobre dirección, un guión que cabe en un post-it y las flojas interpretaciones entre otros elementos, es una película con la que no puedo ser imparcial. Mi lado más crítico me dice que me aleje de la misma como de la peste y me ahorre su visionado. Pero el lado cinéfago me dice todo lo contrario, que me deje llevar por la experiencia y que disfrute de una película que fue hecha con el único objetivo de entretener.
Para ser realistas la película es muy mala, si se analiza categoría por categoría y siendo justos ni siquiera llegaría al aprobado. Pero de vez en cuando hay que dejar de lado los prejuicios cinematográficos y críticos, poner el cerebro en modo apagado y disfrutar de la propuesta de su director. Es lo que ocurre con la entrada de hoy. Si bien Zito es un director bastante tosco a la hora de dirigir, no es menos cierto que sus cintas resultan entretenidas para los parámetros de la serie B e incluso Z. Es un director que sale airoso de las propuestas que estrena y que se ha ganado su lugar dentro de los cinéfagos más acérrimos.
Sin lugar a dudas uno de los grandes alicientes para darle una oportunidad al film es Dolph Lundgren. El fornido actor sueco que saltó a la fama un par de años antes de Red Scorpion al encarnar a Ivan Drago en la cuarta parte de la saga Rocky, ha tenido una carrera errática dentro del cine de acción que salvo en un par de ocasiones se ha limitado a las estanterías de los videoclubs. Lundgren tenía el físico ideal para recoger el testigo de Stallone y Schwarzenegger dentro del cine de acción, pero carecía del suficiente carisma para llevar sobre sus hombros el peso de una producción de este género con un gran presupuesto. Lundgren mola pero le faltaba algo para ser esa estrella de cine de acción capaz de arrastrar a las masas al cine.
El otro elemento a destacar dentro de la producción son las escenas de acción. Libres de efectos digitales realizadas de forma artesanal y con trabajo de especialistas. No hay que olvidar que estamos hablando de los ochenta, cuando los efectos por ordenador estaban en pañales y todo lo que se veía en pantalla era el fruto de horas de ensayo y preparación para que quedará de la mejor forma posible en la gran pantalla.
Algo que puede sorprender cuando se visiona la cinta es que presente al espectador a un comunista como el héroe de la función, cuando su papel en buena parte del cine de acción de la época era el de ser los villanos a derrotar por parte del héroe de turno, baste citar los ejemplos de la saga Desaparecido en combate, la primera de ellas dirigida por Zito, o las tres primeras entregas de Rambo. Por ello hay que aplaudir la propuesta de sus responsables, por presentarnos a un personaje que no fuera el americano de turno como adalid de la justicia.
Este film era uno de los clásicos dentro de las estanterías de los videoclubs y de sus numerosos pases por televisión. Sin ser nada del otro mundo te salvaba una tarde de aburrimiento si tenías la suerte de pillarla cuando la echaban. Y es que por secuencias como la de la persecución a ritmo de Long tall Sally, que recuerda a la de la primera entrega de Indiana Jones salvando las distancias, o la del enfrentamiento final entre nuestro protagonista y sus enemigos ya merece la pena darle una oportunidad.
La cinta sufre de un par de altibajos cuando Lundgren no se pone a repartir estopa, y esto hace que la película no termine de ser más redonda. Estos pequeños tiempos muertos consiguen que haya ocasiones, en las que el espectador deje de prestar atención a lo que está ocurriendo en pantalla. Menos mal que en cuanto empieza el momento de repartir leña, la audiencia vuelve a poner todos los sentidos ante lo que está pasando.
Una película para ver sin prejuicios, con los colegas, cervezas y aperitivos variados y disfrutar de la misma. Sin ponerse a analizar la credibilidad de las escenas o su argumento, y dejarse llevar por la propuesta de sus responsables. Que para ver buen cine siempre hay tiempo, y al cerebro hay que darle de vez en cuando su ración de cine malo. Pero sin abusar de este último, puesto que tiene que existir un equilibrio entre ambas categorías.
En resumidas cuentas:
Lo mejor: la atrevida propuesta de sus responsables y Dolph Lundgren.
Lo peor: el resto.
La(s) secuencia(s): la persecución a ritmo de Long tall Sally y el enfrentamiento final en la base de los rusos.
La imagen: Nikolai luciendo el tatuaje del escorpión que indica su redención.
Lo(s) momento(s): Nikolai golpeando la celda en la que está preso y su tortura tras fracasar en su misión.
La frase: Dígale al general que sigo siendo un Spetsnaz. Nikolai a una oficial antes de fugarse de prisión.
A continuación el trailer:
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