sábado, 31 de octubre de 2020

serie: House of cards

 Angela Channing; JR; Gus Fring; El Gobernador, son nombres, por citar algunos ejemplos, de algunos de los grandes villanos que ha dado la historia de la televisión. Pues bien, todos ellos, más los que me he dejado en el tintero, quedan como niños de teta, inocentes angelitos, comparados con el protagonista de la entrada de hoy. Un cabronazo que consigue hacer que Cersei Lannister o Meñiique, queden como simples aprendices a la hora de putear a los que le rodean. Bienvenidos al mundo de la política, bienvenidos a House of cards.


Creada por Beau Willimon, la trama nos narra el ascenso al poder del ambicioso políitico Frank Underwood, Kevin Spacey, que, tras haber sido ninguneado como secretario de estado, planeará su ascenso al poder con ayuda de su mujer Claire, Robin Wright.

Si bien en El ala oeste de la Casa Blanca, se nos narraba el día a día del presidente encarnado por Martin Sheen, así como los miembros del gabinete que  le rodeaban, y nos mostraba una cara más amable de la política, lo que aquí se nos cuenta son las alcantarillas del poder, los tejemanejes que hay en éste mundo, y de lo que son capaces de hacer los que aquí se mueven, a la hora de alcanzar sus  objetivos, caiga quien caiga.

Desde aquí se puede afirmar que, el personaje encarnado por Spacey, es de los más cabronazos e hijos de puta que ha dado la historia de la televisión. Para alcanzar sus objetivos, Underwood no dudará en utilizar el chantaje e incluso el asesinato, para lograr convertirse en el hombre más poderoso del mundo. Y es que aquí Spacey, hace gala de un carisma arrollador. La audiencia sabe que es el villano, que no le daría la espalda aún a riesgo de que le clave un puñal, o incluso que no permitiera que le haga ningún favor, puesto que se lo cobrará con creces.

Y aún así, las cosas como son, el tío sabe llevarse al público a su terreno. A ello ayuda la solida labor de Spacey como intérprete, algo que se ha visto reflejado con sus dos Oscar en su carrera, y su Emmy como Underwood. Y por supuesto no me olvido de Wright, quien hace tiempo que dejó de ser la inolvidable Buttercup, para demostrar que puede ser más que una solvente actriz, y directora. Suyos son algunos de los mejores capítulos de la serie.

La serie se mantuvo en antena durante seis temporadas, a lo largo de las cuales los espectadores fueron testigos del ascenso, y posterior caída del personaje encarnado por Spacey, así como del ascenso al poder de su esposa. Quién demostrará ser, tan o más implacable, que su esposo.


La serie estuvo a gran altura durante sus seis temporadas, con algunos capítulos ciertamente sobresalientes. Pero, con la marcha de Spacey debido a sus escándalos, en la sexta temporada sufrió un ligero bajón, a pesar del buen hacer de Wright delante de las cámaras. Por ellos, en su capítulo final, tranquilos que no pienso desvelarlo, deja un amargo sabor de boca. La conclusión que decidieron darle sus creadores, queda por debajo de las expectativas que los espectadores habían depositado en la misma. Pero es algo normal con este tipo de programas. Que uno espera que acabe de forma satisfactoria, para acabar llevándose un chasco.

Basta citar como ejemplos de series que dejaron a los espectadores, con un sabor agridulce en la boca, cuando no directamente decepcionante, casos como Perdidos, Los Soprano, Dexter o 24, por citar algunos casos. Y es que nunca llueve a gusto de todos. Ya sea por unas cosas o por otras, no se puede concluir una serie, y satisfacer a todo el mundo. Siempre habrá alguien que se queje. En este caso, uno no puede sino adscribirse a los que están cabreados por como finaliza. Un par de episodios más no le hubiesen venido mal. Su conclusión es precipitada, y deja algún que otro cabo suelto.

Menos mal que sus virtudes, son mayores que sus defectos. Los diálogos, la dirección de algunos episodios a cargo de Fincher, la ya citada Wright, el ya fallecido Joel Schumacher, o James Foley, por citar algunos casos, hace que la serie rallé a gran altura. Amén del gran plantel de secundarios, entre los que brilla con luz propia Michael Kelly, mano derecha del personaje encarnado por Spacey, y que en no pocas ocasiones, logra robar escenas.

Con el avance de la serie, poco a poco se irían incorporando a lo largo de sus temporadas, intérpretes tan conocidos por el publico como Kate Mara; Neve Campbell; Mahershala Ali; Diane Lane o Patricia Clarkson, por nombrar algunos ejemplos. Cada uno de estos roles, tendrá un papel importante en el devenir de los acontecimientos.

Desde aquí, no vamos a entrar en la polémica que acabo con la desaparición del personaje encarnado por Spacey en su sexta y ultima temporada. Pero es cierto, que el show tiene un buen bajón con la desaparición de Frank, pese a que su mujer demuestre ser tan, o más mezquina, que su predecesor en el cargo.

Si os gustan las series donde importen los personajes, con buenos diálogos, y una buena dirección, ésta es vuestra serie. No esperéis escenas de acción, o enormes efectos especiales. Aquí lo que prima e importa son lo que dicen los intérpretes. Por ello es una serie que hay  que tomarse con calma, y paladear como si fuera un buen whisky añejo.

A continuación, os dejo con la introducción del show:



viernes, 23 de octubre de 2020

libro: La pena y la nada. Bajo un cielo color caramelo

 Si en la anterior entrada, su autor nos mostraba su faceta más divertida y desenfadada, en esta ocasión cambia por completo de género y estilo. Y es que, en la entrada de hoy, el creador de Marquitos Laguna, nos muestra su faceta más seria y filosófica, en donde temas como el amor, la vida y la muerte, así como la conciencia de los seres humanos, son parte importante de los dos pequeños relatos que integran el volumen que será reseñado hoy. Desde aquí dar las gracias a Darío por el libro con el que poder hacer la entrada de hoy.


Escrito por Darío Vilas, el libro se compone de dos mini historias, o pequeños relatos, independientes entre si, pero que se pueden considerar unidos por su temática, o al menos eso me lo pareció a mi. Algo que pienso explicar una vez haga un breve resumen, como viene siendo habitual, de las dos narraciones que conforman el siguiente libro, y que precisamente dan título al mismo:

- La pena y la nada: en un futuro incierto, David Valverde, protagonista del relato, decide suicidarse ya que ha llegado a la edad límite para que pueda seguir vivo en ese mundo distópico. Pero antes, intentará dejar arreglados sus asuntos pendientes.

- Bajo un cielo color caramelo: tras una fallida colonización de Marte, los integrantes de la expedición intentarán sobrevivir en un entorno totalmente hostil, y abandonados a su suerte.

Si la memoria no me falla, esta es sin duda la colección de relatos más breve de las que he reseñado en el blog. Pero como se suele decir, lo bueno si breve, dos veces bueno. A Darío le bastan casi 60 páginas, para lanzarnos una serie de golpes, dando todos en el blanco, y mandarnos a la lona. Y no es la primera vez que el autor gallego lo consigue. Si habéis seguido su obra, ya sabéis a que me estoy refiriendo.

Las dos historias son bastante duras, y con finales bastante negros, y para nada esperanzadores. Pero a cambio, Darío nos regala dos grandes protagonistas, y que se plantean cuestiones que todos, en mayor o menor medida, nos hemos planteado alguna vez en la vida. Sobre todo cuando tenemos el estado de ánimo bajo. Por eso, desde aquí, una pequeña  recomendación: si alguna vez no tenéis un buen día, no leáis este libro, puesto que su temática no es la mejor para leer cuando estáis de bajona.

Antes he mencionado lo de la temática, y de la independencia de sus historias. Pero una vez leído el libro, y dejado reposar un tiempo prudencial, ya que se da a ello, llegué a la siguiente conclusión: si bien ambas narraciones no tienen nada que ver, pensé que el final de la primera historia enlaza con la segunda, pese a que el protagonista de la primera, no tiene nada que ver con la segunda.

Pero es que el final de la primera, me llevó a pensar que su protagonista está viviendo su particular cielo, a través de una reencarnación, pero éste cielo, guarda su particular infierno, puesto que hace salir lo peor de las personas, tal y como nos confesará el protagonista a lo largo de una grabación, en donde nos irá desgranando lo que ocurrió con la fallida conquista del planeta rojo.

Si algo ha caracterizado las obras de Darío hasta la fecha, aparte de la buena construcción de personajes, de historias que te atrapan desde las primeras de cambio, es que los estallidos de violencia se caracterizan por ser bastante sangrientos y bien descritos. Algo que aquí no podía dejar de lado, sobre todo en los instantes finales de la segunda historia. En su conclusión, el protagonista tendrá que hacer frente a una amenaza, y la forma en que acaba con la misma, hace la ilusión que la sangre salga de las páginas, y parezca salpicar a los lectores.

Si os gustan las historias distópicas, que se leen en un suspiro, pero que te dejan huella, a la vez que te hacen reflexionar una vez has acabado su lectura, éste es vuestro libro.

lunes, 5 de octubre de 2020

libro: Buenos días quarantiners

Qué hay de nuevo viejo?; Hola gilipollas; Hola, holita vecinito, son solo algunos de los saludos más reconocidos del cine o la televisión. A estas salutaciones, ahora se le une Buenos días quarantiners, una forma de saludar que, durante los meses de pandemia y confinamiento que sufrimos, y que al paso que vamos estamos a punto de volver a sufrir, fue empleado por un grupo de vigueses para animarse en esa época. Ahora, y a modo de diario, ha sido recopilado en un libro cargado de buen humor, leves toques de terror, e incluso recetas bastante ricas. Bienvenidos a una nueva forma de saludar.

 

Escrito por Darío Vilas, el libro supone su primera incursión en el humor, tras haberse labrado una carrera en el género negro, con su bilogía sobre Marquitos Laguna; el terror y el suspense. Pero ahora decide cambiar de tercio, y arrancarnos más de una sonrisa, y alguna que otra carcajada, con las peripecias de un vecino durante el confinamiento, en forma de diario en los que conoceremos sus desventuras a lo largo del confinamiento.

Si bien Darío ya ha dado muestras de su humor, en ocasiones bastante negro (incluso más que la conciencia de Voldemort), aquí tira de ironía y de un sentido del humor bastante irónico, que en nada se parece del que hace gala en redes sociales. Aquí hace gala de un humor bastante blanco, pese a que en ocasiones bordee el gris, sobre todo cuando hace aparición una de las mejores creaciones del autor. Por supuesto, a los que hayáis leído el libro, me refiero a Mari Trini, la vecina cotilla y con grandes dosis de mala leche, que le hará pasar no pocas situaciones comprometidas a nuestro protagonista.

Si Darío hace gala de su sentido del humor, también es cierto que nos muestra su faceta de cocinillas, incluyendo un par de recetas que hizo durante el confinamiento forzado en nuestros hogares. Y hay que decir que sus recetas tienen una pinta estupenda, sobre todo para aquellos que sean más golosos. Y es que a uno le entran ganas de pedirle que mande muestras gratuitas, no solo de los bizcochos, sino también del pan. Lástima que nos tengamos que conformar solamente con las fotos, pero a tenor de las imágenes, sin duda el resultado debió ser impresionante. Aquí, más que nunca, se hace cierta la frase de que una imagen vale más que mil palabras.

Al libro no hay que ponerle pega alguna. El sentido del humor es bastante divertido, y además el autor nos regala unas breves dosis de terror y suspense, eso sí, sin violencia o gota de sangre alguna. Parece como si Darío se resistiera a dejar del todo el género que más alegrías le ha, y nos ha dado. 

 Según avanzaba en su lectura, la cual se hace muy amena y entretenida, me daba cuenta de que al autor el cambio de género le ha sentado bien. Tiene bien cogido el ritmo cómico, y el libro nos mantiene enganchados desde sus primeras páginas. Y que sin duda nos ha ayudado, y probablemente lo hará en breve, a afrontar con una sonrisa esta época tan dura en todos los aspectos.

Si os gustan los libros cómicos, con una historia divertida, y que tal y como cantaban los Monty Python nos hagan ver el lado brillante de la vida, éste es vuestro libro sin duda.