martes, 23 de abril de 2019

libro: Libélulas en la noche

¿Recordáis cuando éramos pequeños? Cuando nos portábamos mal, nuestros padres, tíos o abuelos solían decirnos: si no te portas bien, el hombre del saco vendrá y se te llevará, como hace con los niños malos. Y es que la mención de este ente sobrenatural, bastaba para que nuestra actitud se viera calmada por esos momentos. Pero, ¿Qué pasaría si el mito fuera real? ¿Y si el coco realmente existiera, y viniera no solo a por los niños malos sino también a por los inocentes? De eso precisamente es la reseña de hoy, una gran novela negra con tintes sobrenaturales y que es una más que agradable sorpresa dentro del panorama literario español actual.

Escrito por Javier Trescuadras, la trama nos cuenta como Ela San Martin escapó en 1987 de un peligroso asesino, experiencia que le causó un gran trauma. En 2013, el inspector Germán Corso investiga la misteriosa desaparición de un importante abogado. Lejos están de imaginar, tanto Ela como Germán que ambos sucesos están relacionados, y que pronto ambos tendrán que hacer frente al hombre del saco.

Cuando uno tiene que hacer una reseña ambientada dentro del género negro, como ocurre con la entrada de hoy, resulta complicado no dejarse llevar por el fan que llevo dentro del mismo. Y si a eso, le añadimos que a la trama se le suman elementos de terror y sobrenaturales, pues miel sobre hojuelas.
Aquí el autor conforma un coctel, en el que todos los ingredientes están perfectamente mezclados, y en donde por momentos hay algunos que quedan por encima de otros, según sea el instante. De esta forma, queda un combinado que hará las delicias de cualquiera de los géneros aficionados en el párrafo anterior.

El autor ha sabido crear una novela, en el que todos los personajes que aparecen tienen su importancia en la trama. Pero evidentemente, los dos que más destacan son Germán y Ela. En primer lugar el inspector es un personaje que al poco de conocerlo ya te cae bien. Es un policía duro, y cuya intuición a la hora de resolver casos hace que no sea bien visto entre sus compañeros. Lo que éstos ignoran, es que su intuición le viene por un don familiar que ya creía enterrado. Pero que resultará esencial si quiere resolver el caso más extraño de su carrera policial.
Por así decirlo, se puede afirmar que Corso sería la versión patria del agente Cooper de Twin Peaks, mezclado con Germán Areta, detective protagonista de ambas partes de El crack de José Luis Garci, y con unas gotas del agente Mulder de Expediente X, apodo con el que se dirigen a Corso algunos de sus compañeros.

En cuanto a Ela, al poco de conocerla uno siente ganas de abrazarla, consolarla y dejarla que se desahogue. La joven ha sufrido un gran trauma que sigue arrastrando, y es poco dada a las relaciones humanas. Tiene miedo de la oscuridad, lo que permite al autor autoreferenciarse en un divertido guiño a su obra, y hace que vea al hombre del saco en cada recoveco oscuro. Cuando la conocemos es un personaje triste y hundido, apenas una sombra de lo que fue en su juventud. La cuál se nos narra en diversos flashbacks. Éstos también tendrán su importancia, ya que lo que Ela ignora es que su miedo está estrechamente ligado a los acontecimientos que están ocurriendo en la Murcia del año 2013.

Al ubicar su trama en Murcia, el autor permite descubrir esta región a los que apenas la conocemos o la hemos visitado, a la par que nos demuestra que cualquier rincón de nuestra geografía, también es capaz de albergar monstruos y sus propias leyendas. Eso es lo que ocurre con el Tío Saín, el hombre del saco de Murcia, y cuya leyenda arranca muchos años antes de los sucesos que desencadenan toda la trama.
La parte dedicada a narrar su origen, nos traslada a la España profunda, ignorante y temerosa de aquello que no conocía. Este instante resulta esencial, nos cuenta como surge todo y los motivos que se ocultan tras la venganza del hombre del saco. Esta parte, junto con otra que luego pasaré a nombrar, fue una de las que más miedo me dio. Y no por la truculencia, la sangre o la violencia mostrada, que lo tiene, sino por la forma en la que está narrado por parte del escritor. Aquí más que nunca, se muestra a los lectores que la ignorancia, en ocasiones, puede llevar a cometer las mayores atrocidades a los seres humanos.
La otra parte tiene lugar a mitad de la novela más o menos. Aquí uno de los personajes secundarios desaparece, y cuando despierta conocerá al villano principal de la obra, a quien está detrás de todo y el que maneja los hilos. Pero el lugar donde se descubre la identidad, y la forma en que despierta este personaje, hará que los aficionados al terror más sangriento aplaudan al escritor por la forma en la que está narrado este momento.

El autor construye un buen misterio, con varios saltos en el tiempo que resultan esenciales para completar el puzle. El autor poco a poco va entregando las piezas a los lectores, y en ningún momento los mismos llegan a saber más que los protagonistas de la obra. Cuando llegan los instantes finales, todas las piezas quedarán encajadas y el misterio quedará resuelto.
Y es que la resolución del mismo, al menos para el que esto suscribe, me pilló por sorpresa. La identidad del villano resultó ser sorprendente, y no me la esperaba en absoluto. Pero una vez revelada, uno ve como todo cobra sentido.

Mientras avanzaba en la lectura, y sobre todo en los instantes finales, no podía dejar de recordar Cabal, la novela de Cliver Barker, y sobre todo a su villano principal. Y es que la descripción del saco de arpillera que luce el hombre del saco, me recordó, al menos a mi me lo pareció, al que lucía el antagonista de la obra de Barker. Y es que el saco da la muerte a todo aquel que se lo pone, y hace que vuelva a la vida como un ser sobrenatural en apariencia imparable y con una fuerza descomunal.

El final del libro, que por supuesto no voy a desvelar, lo deja abierto a una futura secuela y que esperemos mantenga el nivel mostrado por su predecesora.

Si os gustan las novelas de misterio con tintes sobrenaturales, no lo dudéis y dadle una oportunidad. Seguro que nos arrepentiréis.

Y de nuevo vuelvo a insistir, con este libro la editorial vuelve a anotarse un nuevo tanto al ofrecer a los lectores una gran novela que satisfará los paladares aficionados a la literatura de género fantástico y negro patria.

sábado, 13 de abril de 2019

libro: Donde el perdón no llega

En la terminología pugilística, uno de los términos más conocidos es el rope a dope y que fue creado por Muhammad Ali. La definición hace referencia a conseguir gastar al adversario, para luego iniciar el contraataque que permita alzarse con la victoria. Esto es lo que se puede aplicar a la reseña de hoy, y que significa la opera prima del autor, en una obra en el que las balas, los machetes, el alcohol, el veneno y la venganza conforman un coctel cuya base es el tequila, y que ha sido destilado en México.

 
Escrito por Ángel Vela, la historia nos cuenta como la venganza, el alcohol y los sentimientos pueden llegar a destrozar la vida de las personas. Dentro de la obra se distinguen dos líneas temporales: en la primera de ellas, ubicada en 2006, conocemos al Gordo y al Tuna, dos temporeros. En la de 2016, al neuropsiquiatra Diego Morales, quien llega a un modesto hospital en Morelos para tratar a un paciente. Ambas líneas temporales no tardarán en cruzarse.

Interesante debut en la novela larga por parte del autor, quien de forma previa ya había publicado varios relatos y reseñas. Cuando alguien debuta en una opera prima, ya sea literaria o cinematográfica, tiene los nervios a flor de piel. Uno ha puesto un montón de esfuerzo e ilusión en dar vida a su creación. Pero a tenor de lo leído, el escritor puede estar tranquilo. Puesto que ha creado una gran obra, con una gran madurez a pesar de tratarse de su primer escrito en formato largo.

Esta es una obra en el que la violencia está presente casi desde que comienza, hasta que finaliza. Apenas hay instantes en que la misma no esté presente, ya sea física o verbal. Y es que es una novela dura, seca, que se nos queda atascada en el gaznate. Y para bajarla hará falta tequila, por supuesto de forma imaginaria claro está, bebida típica de la frontera mexicana. Pero cuanto más leamos, más duro se nos hará leer, más bola se nos hará en la garganta y más tequila nos hará falta para seguir avanzando.

En una novela, por norma general, suele haber héroes y villanos. Aquí apenas nos vamos a encontrar nada de eso. Y el que el "héroe", demostrará ser más oscuro y sanguinario que el villano al que quiere derrotar. Y en lo que respecta al villano, no se siente simpatía por él en ningún momento. Y en los escasos momentos en los que demuestra algo de humanidad, la misma queda sepultada al acto siguiente.
Es una obra en la que los personajes están muy bien definidos, y en que su personalidad resulta clave para el devenir de los acontecimientos. Pero si hubiera que destacar a uno, y que hace que todo arranque, sería sin lugar a dudas Doña Capulina. Es ella la que inicia todo, la que hace que todo arranque. Su presencia planea sobre los personajes. Pese a no pronunciar una sola palabra en ningún momento, sus acciones hablan por ella.

La influencia de diversos directores como Rodríguez, Tarantino o Croneberg está presente. Sobre todo en lo que respecta los momentos más violentos, sangrientos u oníricos. En el resto de la novela, lo que los lectores se van a encontrar es un drama de cajón. En donde nada es lo que parece.
Se podría decir, salvando las distancias, que el libro se puede resumir como si Peckinpah o Tarantino hubieran dirigido diversos capítulos de El secreto de puente viejo o Amar es para siempre.

Un gran libro y que esperemos que sea el principio de una carrera que no pare de deparar alegrías, tanto al autor como a los lectores. Con este nuevo ejemplar, la editorial vuelve a apuntarse un buen tanto ofreciendo a sus lectores una novela adulta, seca y dura y donde la venganza alcanzará a la gran mayoría de los personajes.

Si os gustan las novelas cuya base es la venganza, pero que bajo la superficie esconden algo más, no lo dudéis y dadle una oportunidad. Seguro que no os arrepentiréis.

jueves, 11 de abril de 2019

libro: Despiértame para verte morir

Wham! cantaba "Wake me up before you go go" y Green Day "Wake me up when September ends". Y ahora, el autor de La chica que oía canciones de Kurt Cobain nos invita a despertar, pero la intención de abrir los ojos después de la vigilia del sueño, dista mucho de ser algo agradable. Así pues, veamos que nos tiene deparado el autor de Matt el Rojo, en el que es uno de sus trabajos más recientes en papel, y que ya fue publicado de forma previa en formato digital.

Escrita por Miguel Aguerralde, la trama nos cuenta como el fiscal Marcus Crane se retiró del oficio después de condenar a la silla eléctrica al criminal Richie Santoro, quién juró venganza contra el letrado. Ahora, dos años después de su muerte, comienzan a aparecer una serie de cadáveres mutilados, y que siguen el patrón del ya fallecido criminal. ¿Se trata de un simple imitador, o, si tal y como sospecha Crane, se trata de algo de carácter sobrenatural?

Tal y como se puede comprobar por el argumento, nos encontramos ante un thriller de manual, en donde el autor mete unas gotas de tinte sobrenatural, que más tarde se esclarecerán a medida que los acontecimientos se van desarrollando. Y es que Aguerralde, no es la primera vez que se adentra en el terreno del suspense. Ya en sus libros de Matt el Rojo, de lo mejor de su obra, el escritor ya daba muestras de su querencia por el género, en donde las pistas van siendo diseminadas a lo largo del relato, hasta llegar a una conclusión que dará con la clave para dar con el asesino.

La obra está escrita en primera persona, algo característico dentro del género negro. Baste recordar los ejemplos de Chandler, Hammett o Spillane, por citar tres casos, en donde el protagonista va descubriendo las cosas casi al mismo tiempo que los lectores. De esta forma, la información les va llegando a ambos por igual, pero es el detective el que resuelve el caso al dar con una pista o detalle que al lector se le había pasado por alto. Aquí pasa lo mismo, tanto a Crane como a los lectores la información les llega casi a la vez, y no será hasta el final cuando el misterio quede resuelto.
Y es precisamente el desenlace, que por supuesto no voy a desvelar, el único pero que se le puede poner a la obra.  Pese a que el mismo se puede ir intuyendo, personalmente me hubiera resultado más interesante si la resolución hubiera ido por otros derroteros. No es que sea malo, dista mucho de serlo, pero tal vez otro final hubiera resultado algo más sorprendente del que finalmente nos ofrece el autor.

En la contraportada del libro, se nos habla de la obsesión. Un tema que marca la vida del protagonista de la obra. Y es que desde que nace, hasta llegar a su etapa adulta, la obcecación por ser el mejor y en no decepcionar a su familia que quiere que siga la tradición en leyes, es algo que queda grabado en Crane. Quiere ser el mejor, por eso se retira cuando encarcela a Santoro. Siente que ha alcanzado su objetivo, y que ya no le queda nada por demostrar a nadie, ni siquiera a si mismo.

Si algo ha caracterizado la obra del escritor, es que sabe como atrapar a los lectores. Crea tramas que resultan adictivas, y que de vez en cuando se ven salpicadas por estallidos de violencia, unas veces más sangrientos que en otros. Aquí, los crímenes están narrados de forma bastante bestia, y harían las delicias de cualquier psicópata de una cinta de terror de los ochenta. Y es que los crímenes están narrados de forma bastante visual y cinematográfica, de forma que parece que los estemos viendo en una pantalla, ya sea de televisión o cinematográfica.

Un nuevo ejemplo del talento del autor, y del acierto de la editorial a la hora de seguir apostando por autores patrios a la hora de sacar novelas, ya sean de terror o thriller. Esperemos que tanto uno, como la otra, nos sigan deparando alegrías. Tal y como lo han hecho hasta ahora.

Si os gustan las novelas de suspense, con unas gotas de terror, y un poquito de carácter sobrenatural, no lo dudéis y dadle una oportunidad. Seguro que nos arrepentiréis.

miércoles, 10 de abril de 2019

libro: Cuando el diablo se aburre

Así comienza más o menos uno de los refranes más conocidos en nuestro idioma, y continua con "mata moscas con el rabo". Y es que el ángel caído que aparece en la entrada de hoy, apenas tiene tiempo para aburrirse, tal y como podréis comprobar a continuación. En una novela en el que el thriller, la historia, la brujería y el horror se conjugan en un coctel que satisfará los paladares de aquellos que busquen algo más que una simple obra de terror.

Escrito por Ignacio Cid Hermoso, con un prólogo a cargo de Carlos Alberto Gavilán Montero, epílogo de José Ángel de Dios y unas ilustraciones interiores, que son una pasada, y portada a cargo de Juan Alberto Hernández, la trama nos cuenta como el pueblo de Durango fue testigo de un crimen atroz en la década de los 90. 20 años después, Ezequiel, un escritor de novelas baratas se decide a arrojar luz sobre el caso. Pero a veces la verdad tiene un alto coste, tal y como verá el protagonista de la obra.

Dentro del libro se pueden encontrar dos líneas temporales. La primera es la transcurre en la época de Ezequiel. La segunda nos traslada a la década de los treinta, al poco de iniciarse la Guerra Civil en nuestro país, y será clave en el desenlace de la obra. Y es que ambos tiempos, separados entre si por casi un siglo de diferencia, albergan horrores que siguen presentes aunque hayan pasado los años.

Tal y como he indicado en el párrafo que abría la reseña, el autor mezcla los elementos arriba mencionados para ofrecer a los lectores una novela adictiva, que nos atrapa desde sus primeras páginas y que uno no puede dejar de leer. A ello ayudan dos elementos principalmente: la trama, inquietante por momentos según van desarrollándose los acontecimientos, y sobre todo la prosa del autor.
Y es que si por algo se caracteriza el autor de otras obras como Y bailar sobre tu tumba o el osito cochambre es el de llevar a sus protagonistas al límite de sus fuerzas. Tanto físicas como mentales. Y es que Ignacio, en sus obras, no deja de fastidiar todo lo que puede a sus creaciones. Y justo cuando creías que no podía pasarles nada peor, sorpresa, por arte de magia descoloca a los lectores con un nuevo giro de los acontecimientos.

Esta no es una obra para estómagos sensibles. Si bien la atmósfera, y la truculencia, se va enrareciendo poco a poco, según Ezequiel va descubriendo las pistas que le ayuden a esclarecer el misterio de lo que ocurrió en Durango, es en su parte final cuando el autor da rienda suelta a todo el salvajismo, violencia y locura que nos había mostrado de forma velada unos instantes antes. Y es que en su parte final, uno parece necesitar un chubasquero ante la cantidad de sangre que va salpicando las páginas y al protagonista.

A medida que avanzaba en la lectura del libro, varias referencias acudían a mi cabeza. Asesinato en 8mm, Tesis, La novena puerta, El corazón del ángel.... lo que no quiere decir que el autor se haya limitado a homenajear a estas cintas. Digo que a mi hubo partes de su obra que me recordaron a los mencionados filmes. Y es que me resultó complicado no acordarme del detective encarnado por Nicolas Cage, en un determinado momento de la obra y que será clave para el devenir de los acontecimientos.

Además de ser una obra de terror, la novela también nos habla del éxito y de si merece la pena o no pagar un determinado precio por alcanzarlo. Algo que algunos de los protagonistas de la obra están dispuestos a pagar, a pesar de que a posteriori se acabe mostrando como un regalo muy envenenado, y que les llevará por un camino marcado por la locura y la sangre.

Con esta nueva novela, el autor vuelve a confirmarse como un escritor que no para de sorprender a sus seguidores con cada nueva obra que va sacando al mercado.

Y no puedo acabar la obra sin mencionar el ya citado epílogo, donde el autor del mismo nos habla del horrible crimen de Alcasser, que a día de hoy sigue sin esclarecerse del todo. Y es que hay crímenes reales, que pueden ser incluso más atroces que cualquiera de los imaginados por los autores de terror. Lo que demuestra que, en no pocas ocasiones, los verdaderos monstruos caminan entre nosotros, a plena luz del día.

Con este libro, la editorial Dilatando Mentes se vuelve a confirmar como un sello que trata con mimo cada uno de sus lanzamientos, ya sean ensayos u obras de ficción.

Si os gustan las novelas de terror truculentas, y que guarden un par de giros que sorprendan a los lectores, no lo dudéis y dadle una oportunidad. Seguro que nos os arrepentiréis en absoluto.

lunes, 8 de abril de 2019

cortometraje: Lobisome

Dentro de nuestra filmografía fantástica, hay una figura que destaca por encima del resto. Me estoy refiriendo a la figura de Waldemar Daninsky, inmortalizado por el ya fallecido Paul Naschy. Y es que el mito del hombre lobo, ha sido protagonista de diversas adaptaciones a la gran pantalla. Y ahora es protagonista de la nueva propuesta de Juan De Dios Garduño, que vuelve al cortometraje tras su exitoso debut en Fe . Así pues, veamos con que nos sorprende el escritor de y pese a todo

Dirigido por Juan De Dios Garduño, que también se ocupa del guión junto a David J. Skinner, la trama nos cuenta como en los baños de un aeropuerto Iván, Jorge Pobes, y Jorge, Enrique Villén, tienen que entregar un maletín a Claudia, Laura Toledo, y Andrei, Alberto Jo Lee. Lo que en un principio parecía un encargo sencillo, no tardará en convertirse en una pesadilla. Mientras tanto David, Pablo Chiapella, permanece en uno de los inodoros ajeno a lo que está ocurriendo.

Tal y como he indicado en el párrafo que inauguraba esta reseña, este cortometraje resulta todo un homenaje a la figura de Naschy. No solo por la figura del hombre lobo, sino por los dos divertidos  guiños que se le rinden en los escasos 11 minutos de metraje, los cuales no desvelaré para no reventar la sorpresa a aquellos que aún lo hayan visto.

Una de las cosas que más me gustó del corto, es que la acción tiene lugar en un único espacio y que dura lo mismo que el corto. Por lo que casi desde que empieza, hasta que comienzan a desfilar los títulos de crédito finales, apenas concede un momento de respiro a los espectadores.
La sensación de claustrofobia, se acrecienta al transcurrir la acción en un único espacio, en donde nuestros protagonistas tendrán difícil escapar de la maldición que les aguarda oculta en el maletín. Algo que no puede ser detenido con armas normales, o con artes marciales.

Otra de las cosas a destacar del corto, es la utilización de los fx de maquillaje, los cuales corren a cargo de Pedro de Diego e Irene Puche. Ambos son los encargados de dar vida a la criatura que da nombre al título del corto. Y es que el aspecto de la misma recuerda, y mucho, al que tenía el licántropo que aparecía en Una pandilla alucinante. Ignoro si la intención de los autores de los fx era rendir homenaje o no al diseño creado por el maestro Stan Winston para la cinta de Fred Dekker. En todo caso, el monstruo es una autentica pasada.

Los actores están correctos, y saben aprovechar la escasa duración del cortometraje para dar lo mejor de si. Al tratarse de un cortometraje de terror, todos deciden entrar en el juego que nos propone el director y pasárselo lo mejor posible. Y de paso transmitir esa sensación a los espectadores. Huelga decir que consiguen el resultado.

Pese a tratarse de su segundo cortometraje, al director se le nota más cómodo que en su primer trabajo. Y se nota su querencia al cine de los ochenta de terror,  y que viene del campo de la literatura de este género. Esto se nota en como sabe crear la atmósfera necesaria para saber atrapar a la audiencia, tanto aquí como en su anterior trabajo, y que, como en este, también transcurría en poco tiempo y en poco más de dos localizaciones.

Tal y como se puede ver por el poster, el cortometraje ha sido presentado a diversos festivales especializados, y según tengo entendido por comentarios del propio director parece ser que la criaturita lupina está gustando bastante allá por donde va.

Una muestra que en nuestro país el cortometraje de terror está gozando de buena salud, y esperemos que siga así durante mucho tiempo. Ahora tan solo hay que esperar a que el director se anime, y de el salto a la dirección a la gran pantalla.




domingo, 7 de abril de 2019

película: El día que vendrá

El pasado viernes asistí al pase de prensa, de la adaptación de la novela de Rhidian Brook y que ha sido adaptada a la gran pantalla por James Kent. Se trata de un drama de corte bastante clásico, y que tiene en sus actores su mejor baza. Desde aquí agradecer, una vez más, la atención y amabilidad de la distribuidora en el pase de prensa.

Dirigida por James Kent, y escrita por Joe Shrapnel, Anna Waterhouse y Rhidian Brook, que adapta su obra, la trama nos cuenta como en el Hamburgo de 1945, cinco meses después de finalizado el conflicto bélico, el matrimonio inglés formado por Rachael, Keira Knightley, y Lewis, Jason Clarke, un coronel británico se trasladan a la ciudad alemana para su reconstrucción. Para ello se trasladan a una casa donde viven el viudo Stephan, Alexander Skarsgard, y su hija Freda, Flora Thiemann. Las tensiones entre ambas familias no tardarán en aparecer.

Este es un film de corte bastante clásico, ya que la historia que nos plantea no es novedosa en absoluto. La historia de un triángulo amoroso, o la decisión de quedarse con un amor nuevo que viene a remover una vida amorosa apagada, o seguir con el que se supone que es tu amor de toda la vida, es algo que se ha tratado en otras ocasiones en la historia del cine. Así, a bote pronto se me vienen a la cabeza los casos de Breve encuentro o Los puentes de Madison por poner dos ejemplos en los que la protagonista se debate entre seguir con su vida anodina, o empezar una nueva aventura.

La cinta de Kent nos habla de reconstrucción, no solo de la ciudad, sino también de los sentimientos. No solo entre el matrimonio formado por Rachael y Lewis, sino también entre Rachael y la familia integrada por Stephan y Freda. Rachael no ve con buenos ojos que se queden con ellos, las secuelas de la guerra aún están recientes y para ella todo alemán fue nazi.
Ambas familias arrastran tras de si su propia tragedia personal, y eso es algo que, por desgracia, la guerra ha unido. Por ello, la convivencia, tal vez sea la mejor medicina para sanar esas heridas.

Tal y como he dicho unos párrafos atrás, lo mejor de la cinta reside en su trío de actores. Knightley vuelve a demostrar su talento para el drama, a pesar de que siga demostrando algunos de sus típicos tics que han acompañado a su carrera como intérprete. Aquí hace una interpretación bastante adulta, de una mujer que busca que la quieran y que encontrará el amor, en un ambiente tan inesperado como en el Hamburgo derruido.
Clarke es uno de los actores más en forma del panorama actual, capaz de pasar por grandes superproducciones como Terminator Genesis, a producciones más modestas como El escándalo de Ted Kennedy o incluso pasarse por la recientemente estrenada Cementerio de animales. Clarke tiene para si, en mi opinión, uno de los mejores momentos del film: aquel en el que rompe a llorar cerca de la conclusión de la cinta.
En cuanto a Skarsgard, cumple con su rol de hombre atormentado y demuestra que es más que una cara bonita. Algo que ya demostró en otros roles más serios como en Melancolia de Von Trier o en la serie Generation Kill, pero sin dejar de lado su vena más cómica como sus papeles en las dos partes de Zoolander, claro está sin dejar de lado las superproducciones como La leyenda de Tarzan.

Al decir que la cinta tiene un corte bastante clásico, es que la dirección y la interpretación de los actores recuerdan a las cintas que se hacían hace cincuenta o sesenta años. Y es que el film de Kent, se podía haber hecho con otros actores y directores, y contar la misma historia sin que por ello desentonara en absoluto.

Si os gustan las cintas que cuentan una historia de amor imposible, y en donde los actores brillan con luz propia, no lo dudéis y dadle una oportunidad a la cinta. Seguro que nos os arrepentiréis.

A continuación el trailer:


El día que vendrá se estrena el próximo 12 de Abril.