Todos los que sois seguidores de este blog, sabéis mi querencia por el género pulp como género literario. Sus situaciones, personajes y el modo en que están contadas permiten viajar a los lectores a otros mundos, ya sean en nuestro planeta o en lugares más allá de nuestra galaxia. Precisamente fuera de la tierra es donde tiene lugar la entrada de hoy, un planeta plagado de peligros al que llegará el protagonista de la entrada de hoy, y donde se verá involucrado a su pesar en una batalla donde el destino de una galaxia estará en juego.
Escrito por Miguel Ángel Naharro, la trama nos cuenta como el astronauta australiano Brad Gimrod se ve transportado por accidente a otro mundo mientras intentaba arreglar un satélite. Allí forjará una alianza con Sekaya, una saterdocisa guerrera, y con Torak, un humanoide acorazado, mientras se enfrentan a los secuaces del letal Zarko Haro, cuyos planes de dominación intentarán evitar este inusual trío.
Una vez más la editorial Dlorean vuelve a ofrecer a sus lectores una aventura cien por cien pulp, y que nos hará pasar un buen rato mientras acompañamos a nuestros protagonistas en sus diversas peripecias. A pesar de que en la contraportada se mencionan como influencias a John Carter, del creador de Tarzan Edgar Rice Borroughs, o Almuric de Robert E. Howard, autor de Conan, personalmente veo más semejanzas con Flash Gordon, creado por Alex Raymond y Don Moore, que con los personajes antes citados.
Y es que mientras uno avanza en su lectura es imposible, al menos en opinión de quien esto suscribe, no acordarse del rubio aventurero en sus aventuras en el planeta Mongo y gobernado por el tirano Ming. Y es que Gimrod no es sino una adaptación actual del género space opera, que nos contaba como un ser humano se ve trasladado a un mundo que no es el suyo, e intentará sobrevivir utilizando sus habilidades. En este caso Gimrod utilizará sus habilidades para el combate aprendidas mientras pertenecía al ejercito.
Una vez más el autor vuelve a mostrar su aprecio por el género pulp, transportando a los lectores a un universo donde las aventuras y las situaciones cargadas de adrenalina son la tónica habitual. Y es que Naharro se siente como pez en el agua dentro del género de aventuras y se nota el cariño que pone a la hora de describir a los lectores las diversas situaciones en las que se ven envueltos los personajes de la novela.
Así pues no resulta extraño leer combates llenos de acción y movimientos espectaculares, y que están narrados de forma bastante cinematográfica. Esto ayuda a visualizar estos momentos cargados de adrenalina.
Uno de los aciertos de la obra reside en sus personajes, y es que si de algo sabe el autor es de dotar a sus protagonistas de carisma. Y es que Gimrod dista mucho de ser el típico joven ávido de aventuras. Ya tiene 50 años, con una larga lista de aciertos y errores a sus espaldas. Su motivación principal es regresar a su hogar, y retomar su vida justo donde la dejó, a pesar de que la misma no fuera perfecta. De esta forma a nuestro personaje no solo le mueve las ganas de derrotar al villano, sino también volver a su mundo.
Pero si Gimrod mola, sus compañeros de peripecias no le van a la zaga. Sekaya es tan bella como letal, y Torak es un compañero de armas tan eficaz en el combate como en los momentos más distendidos. Ambos tendrán sus momentos de lucimiento y demostrarán que son más que los meros acompañantes del protagonista principal del libro.
Pero los grandes héroes no son nada sin un villano al que hacer frente. Y es este aspecto Zarko Karo es un malo muy bien descrito. Su motivación principal es el conseguir más poder, para ello no duda en masacrar a todo aquel que se le pone por delante. Para ello contará con la ayuda no solo de su fiel ejercito, sino también de su consejero Naga, cuyas intenciones ocultas se desvelarán en los instantes finales del libro.
El pero que se le puede poner a la obra son las numerosas erratas, que hace que la valoración final baje puntos. Y es que da mucha rabia ver diversas faltas de ortografía repartidas a lo largo de la obra, así como diversos errores de maquetación. Lo que es una verdadera lástima, ya que si bien Dlorean nos trae obras que los aficionados al pulp agradecen, no estaría mal que cuidara más el producto y vigilara más estos errores gramaticales.
Si os gustaron Flash Gordon o John Carter, dadle una oportunidad al libro. Seguro que os hará pasar un buen rato.
sábado, 29 de septiembre de 2018
jueves, 27 de septiembre de 2018
pelicula: Predator
El pasado 14 de septiembre se estrenó en nuestras pantallas la última entrega de la saga iniciada en 1987 con Depredador, y que continúa la historia iniciada hace 30 años. Ahora el peligroso alienigena vuelve a visitar nuestro planeta, para continuar haciendo lo que mejor sabe: el cazar a seres humanos. Así pues, veamos que nuevas aventuras nos esperan con el Yautja, la raza de depredadores.
Escrita y dirigida por Shane Black, que colaboró en la primera parte de esta saga, la historia nos cuenta como tras un encuentro con un Depredador, el capitán Quinn Mckenna, Boyd Holbrook, envía parte del equipo del extraterrestre a su hijo autista Rory, Jacob Tremblay. Tras accionar por error el dispositivo y hacer que llegue a nuestro planeta un nuevo Depredador, la lucha por salvar a su hijo acompañado de un grupo de ex soldados y una científica comenzará.
Interesante y entretenida cinta que cumple con el objetivo con el que fue hecha, pero que pierde si la comparamos con las dos primeras partes de la saga. Afortunadamente es superior al anterior film Predators, sobre el que será mejor correr un tupido velo.
Al menos aquí se nota la mano de Black, cuyo talento como guionista quedó plasmado en películas icónicas del cine de acción como Arma letal o El último boyscout. Black sabe mezclar bien la acción y la comedia, y vuelve a salir airoso de su cuarta aventura tras las cámaras, tras el buen sabor de boca que dejaron sus anteriores propuestas.
Pero antes de proseguir con la reseña voy a decir lo que no me gustó de la cinta. Y es la utilización de algunos efectos digitales, puesto que hay ocasiones en que los mismos cantan bastante. Algo que no resultaría raro en películas con un menor presupuesto, pero que llega a extrañar en una cinta con un presupuesto holgado como el que cuenta esta película. Y Black ya usó efectos digitales en la tercera parte de Iron Man, por lo que su uso no le resulta del todo ajeno. Y es una pena, ya que si se hubieran utilizado mejor, el resultado final hubiera sido mejor sin lugar a dudas.
Otro punto que tampoco me acabó de convencer es su protagonista. Cierto es que tenía el listón alto con Schwarzenegger y Danny Glover, más creíbles como tipos duros, especialmente en el caso del primero. Pero a Holbrook le falta lo principal para ser un buen héroe de acción, y es el carisma. Se esfuerza por serlo, pero en ningún momento llega a los niveles de molonidad de los dos casos antes citados. Y es que en ocasiones resulta un poco soso. Si el protagonista hubiese sido Benicio del Toro, que tuvo que apearse del proyecto por problemas de agenda, sin duda su interpretación hubiera sido mejor, ya que el portorriqueño resulta más intimidante que el mencionado Holbrook.
Pero no todo iba a ser malo. Es de agradecer el uso de la violencia, ya que el director no se corta a la hora de plasmar en pantalla los diversos tiroteos y enfrentamientos entre el grupo de ex soldados contra el Depredador. Black recupera el espíritu de las cintas de acción de los 80, caracterizadas en su mayoría por grandes dosis de violencia, y las traslada al cine de acción actual donde muchas de las cintas estrenadas obtienen la calificación para menores de 13 años, por lo que el producto final es descafeinado y apto para los menores. Algo que por fortuna aquí no encontramos.
Otro punto a favor es que la trama enlaza con las dos primeras cintas, y es que a lo largo del metraje aluden a algunos de los hechos ocurridos. Así pues, nos encontramos con referencias al primer encuentro del alienigena en la jungla o su posterior viaje a Los Ángeles. De esta forma se podría decir que Predator es oficialmente la tercera entrega, ya que Predators está ambientada en el mismo universo pero sin tener en cuenta lo sucedido en los filmes protagonizados por Schwarzenegger y Glover.
El último punto a su favor reside en el grupo de secundarios, a pesar de que cada uno de ellos son clichés andantes. Y aún así cumplen con su función de caer simpáticos al espectador, a pesar de que ya conozcamos el destino que sufrirán la mayoría en su enfrentamiento con el Depredador. Dentro de este grupo de secundarios nos encontramos con caras conocidas como Thomas Jane, protagonista de Deep Blue Sea, Alfie Allen, Theon Greyjoy en Juego de tronos, u Oliva Munn, Mariposa Mental en X-Men Apocalipsis.
En definitiva una cinta que, sin ser ninguna maravilla, cumple como cinta de acción y cuyo final puede dar pie a futuras entregas, en caso de que la taquilla acompañe. Si os gusta el universo de Depredador, dadle una oportunidad.
A continuación el trailer:
Escrita y dirigida por Shane Black, que colaboró en la primera parte de esta saga, la historia nos cuenta como tras un encuentro con un Depredador, el capitán Quinn Mckenna, Boyd Holbrook, envía parte del equipo del extraterrestre a su hijo autista Rory, Jacob Tremblay. Tras accionar por error el dispositivo y hacer que llegue a nuestro planeta un nuevo Depredador, la lucha por salvar a su hijo acompañado de un grupo de ex soldados y una científica comenzará.
Interesante y entretenida cinta que cumple con el objetivo con el que fue hecha, pero que pierde si la comparamos con las dos primeras partes de la saga. Afortunadamente es superior al anterior film Predators, sobre el que será mejor correr un tupido velo.
Al menos aquí se nota la mano de Black, cuyo talento como guionista quedó plasmado en películas icónicas del cine de acción como Arma letal o El último boyscout. Black sabe mezclar bien la acción y la comedia, y vuelve a salir airoso de su cuarta aventura tras las cámaras, tras el buen sabor de boca que dejaron sus anteriores propuestas.
Pero antes de proseguir con la reseña voy a decir lo que no me gustó de la cinta. Y es la utilización de algunos efectos digitales, puesto que hay ocasiones en que los mismos cantan bastante. Algo que no resultaría raro en películas con un menor presupuesto, pero que llega a extrañar en una cinta con un presupuesto holgado como el que cuenta esta película. Y Black ya usó efectos digitales en la tercera parte de Iron Man, por lo que su uso no le resulta del todo ajeno. Y es una pena, ya que si se hubieran utilizado mejor, el resultado final hubiera sido mejor sin lugar a dudas.
Otro punto que tampoco me acabó de convencer es su protagonista. Cierto es que tenía el listón alto con Schwarzenegger y Danny Glover, más creíbles como tipos duros, especialmente en el caso del primero. Pero a Holbrook le falta lo principal para ser un buen héroe de acción, y es el carisma. Se esfuerza por serlo, pero en ningún momento llega a los niveles de molonidad de los dos casos antes citados. Y es que en ocasiones resulta un poco soso. Si el protagonista hubiese sido Benicio del Toro, que tuvo que apearse del proyecto por problemas de agenda, sin duda su interpretación hubiera sido mejor, ya que el portorriqueño resulta más intimidante que el mencionado Holbrook.
Pero no todo iba a ser malo. Es de agradecer el uso de la violencia, ya que el director no se corta a la hora de plasmar en pantalla los diversos tiroteos y enfrentamientos entre el grupo de ex soldados contra el Depredador. Black recupera el espíritu de las cintas de acción de los 80, caracterizadas en su mayoría por grandes dosis de violencia, y las traslada al cine de acción actual donde muchas de las cintas estrenadas obtienen la calificación para menores de 13 años, por lo que el producto final es descafeinado y apto para los menores. Algo que por fortuna aquí no encontramos.
Otro punto a favor es que la trama enlaza con las dos primeras cintas, y es que a lo largo del metraje aluden a algunos de los hechos ocurridos. Así pues, nos encontramos con referencias al primer encuentro del alienigena en la jungla o su posterior viaje a Los Ángeles. De esta forma se podría decir que Predator es oficialmente la tercera entrega, ya que Predators está ambientada en el mismo universo pero sin tener en cuenta lo sucedido en los filmes protagonizados por Schwarzenegger y Glover.
El último punto a su favor reside en el grupo de secundarios, a pesar de que cada uno de ellos son clichés andantes. Y aún así cumplen con su función de caer simpáticos al espectador, a pesar de que ya conozcamos el destino que sufrirán la mayoría en su enfrentamiento con el Depredador. Dentro de este grupo de secundarios nos encontramos con caras conocidas como Thomas Jane, protagonista de Deep Blue Sea, Alfie Allen, Theon Greyjoy en Juego de tronos, u Oliva Munn, Mariposa Mental en X-Men Apocalipsis.
En definitiva una cinta que, sin ser ninguna maravilla, cumple como cinta de acción y cuyo final puede dar pie a futuras entregas, en caso de que la taquilla acompañe. Si os gusta el universo de Depredador, dadle una oportunidad.
A continuación el trailer:
jueves, 6 de septiembre de 2018
libro: Misterios de cine
Cuando oímos hablar del mundo del cine, inmediatamente viene a nuestra cabeza glamour, riqueza etcétera. Pero también existe una cara no tan amable, en la que algunas estrellas fallecieron de forma prematura debido a causas naturales, por asesinato o víctimas de una extraña maldición. Este y otros ejemplos son los que forman parte de la entrada de hoy, en donde leyendas de Hollywood y otras figuras no tan conocidas comparten espacio en un volumen bastante ameno.
Escrito por Mikel Navarro y compuesto por 23 capítulos, el libro permite a los lectores acercarse no solo al mundo del cine, sino también a recuerdos del autor, algunos más personales que otros, y a la trastienda más oscura del mundo del cine, en donde el nazismo, la bomba nuclear, las muertes misteriosas o la mafia se mezclan con el séptimo arte.
Interesante ensayo de corta extensión, de 130 páginas por lo que los más ávidos lectores lo leerán de una sentada, que nos descubre algunas de las anécdotas más famosas del mundo del cine, como el del coche que causó la muerte a James Dean o el anillo de Rodolfo Valentino que causó desgracias a todo aquel que lo vistió, a la vez que saca del error de otras historias que ya conocíamos, como por ejemplo la muerte de Jane Mansfield que no fue decapitada, tal y como se creía.
Uno de los capítulos que más me gustó fue el de El Seco, una extraña figura vestida de negro y sombrero y que trae desgracias a todo aquel que tiene la desgracia de cruzarse en su camino. En este capítulo de investigación, el autor nos cuenta su experiencia tras cruzarse con esta figura, a la vez que nos trae los testimonios de otras personas que lo vieron. Es una historia bastante inquietante la verdad, pero que a la vez permite descubrir un personaje que podría servir de base para una cinta de terror.
De igual forma otro capítulo bastante entrañable es aquel, en el que el autor nos cuenta su experiencia al visitar la tumba de Yul Brinner ubicada en una vieja abadía francesa. Mediante sus palabras, el escritor hace que sintamos, al menos en mi caso, una mezcla entre envidia y admiración. Al relatar este suceso me recuerda la razón por la que me gusta el cine. La forma en la que lo cuenta hace que queramos meternos en ese momento, y acompañarle en un momento tan especial de su vida.
La única pega, si es que se puede decir así, es que gran parte de los sucesos que se cuentan en el libro ya los conocía de haber leído sobre ellos anteriormente. Aún así no me importó, ya que según lo cuenta el autor hizo que parecía que no supiera nada acerca de los mismos. Y es que el escritor ha puesto pasión, y grandes dosis de cariño, a la hora de escribirlo. Y eso es algo que se nota, a medida que uno va avanzando en la lectura puede notar el afecto que tiene Navarro por el mundo del cine en general.
Como he indicado al principio de la reseña, en el libro también existe espacio para los aspectos más escabrosos relacionados con el mundo del cine. Algo que se puede comprobar, por ejemplo, en los capítulos dedicados a Ed Gein, asesino que inspiró a Robert Bloch a la hora de crear a Norman Bates, el protagonista de Psicosis, como las muertes de parte del elenco de Poltergeist.
Un libro que sin duda gustará a todos aquellos aficionados al cine y al misterio, ya que aquí ambos elementos se dan la mano para ofrecer a los lectores un rato de evasión con el que sin duda pasarán un buen rato.
Escrito por Mikel Navarro y compuesto por 23 capítulos, el libro permite a los lectores acercarse no solo al mundo del cine, sino también a recuerdos del autor, algunos más personales que otros, y a la trastienda más oscura del mundo del cine, en donde el nazismo, la bomba nuclear, las muertes misteriosas o la mafia se mezclan con el séptimo arte.
Interesante ensayo de corta extensión, de 130 páginas por lo que los más ávidos lectores lo leerán de una sentada, que nos descubre algunas de las anécdotas más famosas del mundo del cine, como el del coche que causó la muerte a James Dean o el anillo de Rodolfo Valentino que causó desgracias a todo aquel que lo vistió, a la vez que saca del error de otras historias que ya conocíamos, como por ejemplo la muerte de Jane Mansfield que no fue decapitada, tal y como se creía.
Uno de los capítulos que más me gustó fue el de El Seco, una extraña figura vestida de negro y sombrero y que trae desgracias a todo aquel que tiene la desgracia de cruzarse en su camino. En este capítulo de investigación, el autor nos cuenta su experiencia tras cruzarse con esta figura, a la vez que nos trae los testimonios de otras personas que lo vieron. Es una historia bastante inquietante la verdad, pero que a la vez permite descubrir un personaje que podría servir de base para una cinta de terror.
De igual forma otro capítulo bastante entrañable es aquel, en el que el autor nos cuenta su experiencia al visitar la tumba de Yul Brinner ubicada en una vieja abadía francesa. Mediante sus palabras, el escritor hace que sintamos, al menos en mi caso, una mezcla entre envidia y admiración. Al relatar este suceso me recuerda la razón por la que me gusta el cine. La forma en la que lo cuenta hace que queramos meternos en ese momento, y acompañarle en un momento tan especial de su vida.
La única pega, si es que se puede decir así, es que gran parte de los sucesos que se cuentan en el libro ya los conocía de haber leído sobre ellos anteriormente. Aún así no me importó, ya que según lo cuenta el autor hizo que parecía que no supiera nada acerca de los mismos. Y es que el escritor ha puesto pasión, y grandes dosis de cariño, a la hora de escribirlo. Y eso es algo que se nota, a medida que uno va avanzando en la lectura puede notar el afecto que tiene Navarro por el mundo del cine en general.
Como he indicado al principio de la reseña, en el libro también existe espacio para los aspectos más escabrosos relacionados con el mundo del cine. Algo que se puede comprobar, por ejemplo, en los capítulos dedicados a Ed Gein, asesino que inspiró a Robert Bloch a la hora de crear a Norman Bates, el protagonista de Psicosis, como las muertes de parte del elenco de Poltergeist.
Un libro que sin duda gustará a todos aquellos aficionados al cine y al misterio, ya que aquí ambos elementos se dan la mano para ofrecer a los lectores un rato de evasión con el que sin duda pasarán un buen rato.
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