Ayer pude ver esta cinta, que se convirtió en uno de los éxitos sorpresa del verano pasado, y que en algunos países se colocó número uno en taquilla por delante de producciones más caras como Barbie, Oppenheimer o la nueva entrega de Misión imposible. Ahora bien ¿Es justificado semejante éxito, merece la pena? Pues yo diría que no, pero no adelantemos acontecimientos todavía.
Dirigida por Alejandro Monteverde, que se ocupa del guion junto a Rod Barr y Marlene Rodríguez, la trama nos cuenta como el agente Tim Ballard, Jim Caviezel, se embarcará en una misión para rescatar a unos niños que han caído víctimas de una red de trata de blancas. Para ello, contará con la ayuda del reformado criminal vampiro, Bill Camp.
Además de los intérpretes arriba citados, dentro del reparto nos encontramos con Mira Sorvino, que interpreta a la mujer de Caviezel, Kurt Fuller como su superior o José Zuñiga, como el padre de dos de los niños desaparecidos.
Tenía cierto interés por ver este film, y ver si el éxito que le acompañaba era para tanto o no. Una vez vez visto, ya puedo decir que no. La cinta es un telefilm, que podía haber sido lanzado perfectamente a cualquier plataforma. Hay que tener en cuenta, que fue rodado hace casi cinco años, y no ha sido hasta este verano, que no ha podido ver la luz. Visto los resultados, se podían haber ahorrado el lanzamiento.
Si bien la trama en un momento parece interesante, y podía haber tomado otros derroteros, lo que nos ofrece el director es algo plano, rodado sin gracia alguna y con unos actores que, en vez de interpretar sus papeles, parece que estén en piloto automático y leyendo el guion, si exceptuamos el caso de Camp,que se come la pantalla con cada aparición suya.
Son muchos los elementos, que hacen que esta cinta falle. En primer lugar, la dirección. El director sabe poner la cámara y ya. No nos ofrece planos interesantes, en ningún momento ofrece algo de tensión, y, en los breves momentos que hay acción, pasa de puntillas por la misma. No digo que haya que meter tiros por que sí, pero,si vas a meter alguna pelea,tiroteo o instante que saque del sopor, hazlo para mantener la atención del espectador. Algo que apenas consigue.
Otro de los fallos son los actores y sus interpretaciones. Cuando Caviezel no está llorando, se pasa con la misma cara en cada instante que aparece.A lo largo del metraje, hay no pocos instantes en los que pierde la oportunidad de ser un tipo duro. Algo que brilla por su ausencia. Caso aparte es Sorvino. En un determinado momento, el personaje de Caviezel le dice que aún no vuelve a casa, a pesar que no tiene los fondos para continuar la misión. Pues bien, Sorvino le dice po vale, hazlo. Y no vuelve a aparecer más.
Lo que me lleva a otro problema, que es el montaje. Las escenas se suceden por que sí. Baste citar como ejemplo, lo que he mencionado en el párrafo anterior. Sorvino le dice que vale, y en la escena siguiente Caviezel sigue como si nada hubiera pasado. No se muestra si el personaje sufre o no, o si Sorvino está triste por estar tanto tiempo sola. En otras cintas de policías infiltrados, como Donnie Brasco, mostraba las consecuencias de la misión en el matrimonio del personaje encarnado por Depp. Aquí no hay nada de eso.
Su duración, superior a las dos horas, tampoco ayuda. Se podía haber quedado en dos horas, e incluso menos. Hay escenas que sobran, y cuya eliminación no hubiera afectado en absoluto al resultado final. Y es lo que me cabrea, un film de estas características, le pega que tenga un toque de acción, que haya momentos de tensión, de saber si van a pillar o no a nuestro protagonista. Aquí no hay nada de eso, en ningún momento te dan a entender que el agente encarnado por Caviezel pueda correr peligro alguno y que todo va a salir bien, a pesar que en la vida real, dudo que todo fuera tan idílico.
Caso aparte merece la historia que hay detrás del film, objeto de no pocas polémicas que aquí no vamos a mencionar. Tan solo mencionar,, que el éxito que ha tenido ha sido relativo. Puesto que una vez acaba el film, Caviezel da un mensaje a la audiencia de la sala, explicando lo que ocurre con la trata de niños, y se da la opción de o bien comprar entradas mediante un QR, o regalarlas para que más gente vaya a ver la película. Esto hizo que, si bien se adquirieron entradas, las ventas no se reflejaron en las salas donde se proyectó. Puesto que las salas, o bien estaban a la mitad de su capacidad, o había cuatro gatos viéndola.
Un film tramposo, que busca emocionar con un tema sensible y que se queda a medias. Si sus máximos responsables, hubieran ido por otros derroteros, otro gallo les hubiera cantado.
A continuación, el tráiler:
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