La cultura japonesa nos ha regalado unos cuantos iconos. Además de Godzilla, Son Goku o Mazinger Z, por nombrar algunos de los más conocidos, existen multitud de personajes que cuentan con un montón de seguidores, pese a no tener el estatus de los anteriormente citados. Es lo que ocurre con la entrada de hoy, una buena aproximación a Ultraman, el héroe venido de las estrellas para proteger nuestro planeta de amenazas intergalácticas.
Coordinado por Octavio López Sanjuan, que a su vez encarga de la introducción y el primer capítulo, y escrito por Jonathan Bellés, autor de las geniales ilustraciones que acompañan al presente volumen, Jaime Cortecero, Josan García, Frank Guerra, Israel Moreno, Rubén Ortiz, Adrián Roldán y José Luis Romeu el libro supone un recorrido desde la génesis, hasta las posteriores series que ayudaron a cimentar la fama del personaje.
El personaje fue creado por el artista de los efectos especiales Eiji Tsubaruya, creador de Godzilla ahí es na, quien debido a su desbordante imaginación decidió crear a este personaje. Cuyo origen lo encontramos en la serie Ultra Q, que sentó las bases de lo que sería la posterior Ultraman.
Una de las partes que más me gustó, fue la breve biografía de Tsubaruya, que nos ayuda a entender mejor tanto al creador del personaje, como a su creación más famosa. Ya que en el héroe podemos ver parte de las características del autor.
Si bien conocía de oídas al personaje, no sabía nada de sus enemigos, así como de sus aliados o de las múltiples aventuras que ha vivido a lo largo de los años, ya sea en imagen real como en series de animación, la última se puede ver en Netflix, Por lo que este ensayo, es la ocasión ideal tanto para conocer más al personaje, como para descubrirlo.
A medida que avanzaba en su lectura, no podía sino aplaudir el currazo que se han metido entre pecho y espalda cada uno de los implicados. Puesto que buena parte de las series aquí analizadas permanecen inéditas en nuestro país, salvo en los casos de Ultraman, Ultraseven y El retorno de Ultraman, las cuales fueron emitidas en los años 90 en la primera de televisión española. Mención aparte es el caso de Ultraman Leo, donde tan solo se emitieron los dos primeros capítulos.
Y es que estamos hablando de que, por norma general, cada una de las temporadas tenía de media unos 50 episodios. Por lo que es verlos, analizarlos, nombrar a los monstruos... Es decir, un trabajo considerable, a pesar de que los resúmenes de los capítulos no exceda unas pocas líneas, para evitar que la extensión del libro sea mayor de la que es.
Uno puede pensar que este tipo de series, se limitaba al enfrentamiento contra el monstruo de la semana y a otra cosa mariposa. Pero en realidad se trataban otros temas, tales como el alcoholismo, la religión, el bullying o los malos tratos, por nombrar algunos. Es decir, que además de la acción, sus máximos responsables también se preocupaban de tratar otros elementos, para concienciar a su audiencia más joven, su público principal. A pesar que los adultos también podían disfrutar de las aventuras de Ultraman.
Algo que me sorprendió, fue el descubrir como algunos de los actores de otras series ultra, aparecían en las otras series, bien a modo de homenaje o cameo. Pero sin duda, lo mejor, en opinión de quien esto suscribe, fue la sorpresa de ver a Ishiro Honda, el papá de Godzilla, dirigir 5 capítulos de El regreso de Ultraman, debido a su amistad con Tsubaruya.
El libro, como no podía ser de otra forma tratándose de Applehead, viene con multitud de fotografías, tanto de los episodios como detrás de las cámaras, fotogramas de los monstruos, así como de las fotografías del reparto. Si a ello añadimos, tal y como he mencionado unos párrafos atrás, las geniales ilustraciones a cargo de Jonathan Bellés, la lectura supone un gran entretenimiento.
Pero no solo se analizan aquí las series, sino también que aquellos que se acerquen al presente ensayo, podrán descubrir a los dobladores que prestaron sus voces en aquellas series que llegaron a nuestro país. Que además coincidió con la famosa huelga de dobladores, que no solo afectó a las series, sino también a filmes como El último gran héroe o Máximo Riesgo, ya que el doblaje tuvo que realizarse en otros estudios, y que no eran los habituales de Madrid o Barcelona.
Un libro muy recomendable para todos aquellos amantes de la cultura japonesa más friki.
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