miércoles, 4 de enero de 2017

documental: El hombre que vio llorar a Frankenstein

Si la entrada anterior estaba dedicada al spanish horror, la de hoy se centra en una de las figuras clave dentro del mismo y que se nombraba de pasada. Me estoy refiriendo a Jacinto Molina, más conocido por su nombre artístico Paul Naschy y que hizo mucho por el fantástico y el terror en nuestro país. Muy apreciado fuera de nuestras fronteras, no tanto aquí, la presente cinta pretende dar a conocer a este actor, guionista y director a aquellos que quieran acercarse y conocer más acerca de su personalidad.

Dirigida y guionizada en 2010 por Ángel Agudo, el documental narrado por Mick Garris cuenta con diversos testimonios tanto de intérpretes y realizadores nacionales que trabajaron con Naschy como María José Cantudo, Jack Taylor o Javier Aguirre o extranjeros como Caroline Munro, como diversas declaraciones de la familia de Jacinto Molina y de directores y actores patrios y extranjeros que no trabajaron con él pero que se declaran fans de su carrera como Nacho Cerda, Jorge Grau, John Landis,  Joe Dante o Javier Botet.

Interesante cinta con una duración que no llega a la hora y veinte con lo que uno se queda con ganas de saber más. El documental nos cuenta los inicios, el ascenso, caída y posterior resurrección de Naschy, en títulos como La herencia Valdemar o el corto animado O Apostolo, realizado desde el respeto y admiración hacia su figura. Baste recordar que poco antes del estreno el intérprete falleció, por lo que su estreno sirvió para reivindicar una figura bastante denostada en nuestro país y ensalzada en el extranjero.

El documental se beneficia tanto por la multitud de secuencias de los largometrajes en los que intervino Naschy, esta vez si con los correspondientes títulos, como por las imágenes de archivo tanto de sus rodajes como de instantáneas personales cedidas por su familia. Las cuales sirven para conocer la faceta más familiar del que fuera Waldemar Daninsky en La noche de Walpurgis, uno de sus títulos más conocidos tanto dentro como fuera de nuestras fronteras.

Uno de los aspectos que desconocía mientras veía el film fue la etapa japonesa de Naschy, país en donde filmó El carnaval de las bestias, primer caso de coproducción entre nuestro país y el imperio del Sol Naciente, y La bestia y la espada mágica. Además de intervenir en estas cintas, el interprete actuó en diversos documentales para la televisión japonesa con el objetivo de que los nipones tuvieran un mayor conocimiento de nuestra cultura. Fruto de estos trabajos para Japón, Molina iniciaría una gran amistad con Masurao Takeda que falleció en extrañas circunstancias.

Mientras veía el documental echaba en falta declaraciones de Naschy, bien sea en formato de audio o visual. Sin duda el film se hubiera visto enriquecido por ello, el conocer de primera mano las múltiples anécdotas que tuvo el artista a lo largo de su carrera. Algo que si ocurrió en su autobiografía Memorias de un hombre lobo y en el libro Paul Naschy. La máscara de Jacinto Molina surgido a raíz de unas entrevistas entre Ángel Agudo y Ángel Gómez que venían a complementar a Memorias de un hombre lobo.

Algo que me sorprendió fue que no se nombrara en ningún momento la intervención de Naschy en Buenas noches señor monstruo. Si bien el título fue hecho para mayor gloria del grupo infantil Regaliz, no hay que olvidar que esta cinta le dio a conocer a buena parte de generación cinéfila de los años 80. Al menos desde mi punto de vista.

Los momentos más conmovedores del documental tienen lugar en los instantes finales, con la entrega de los diversos premios y condecoraciones, entre los que se incluye la medalla a las Bellas Artes, con los que se reconoció la labor llevada a cabo por Molina a lo largo de su carrera. Mientras veía estos instantes, no pude sino emocionarme al ver las muestras de cariño que los fans procesaban a Naschy o como el intérprete se conmovió al subir a un escenario al recoger uno de los galardones arriba mencionado.

A modo de curiosidad mencionar que el título del documental nace a raíz de una anécdota real que le ocurrió a Naschy. Siendo un figurante vio como en un rodaje en nuestro país Boris Karloff, interprete de Frankenstein, se echó a llorar una vez acabada  la jornada creyendo que se habían olvidado recogerle.

En resumidas cuentas:
Lo mejor: la aproximación a la figura de Naschy.
Lo peor: que no se incluyan entrevistas a personas que formaron parte de la carrera de Naschy como Julia Saly, con quién colaboró en diversos títulos de su carrera como Latidos de pánico o El retorno del hombre lobo y que fue coproductora en su etapa japonesa. La falta de entrevistas de archivo a Naschy.
La imagen: Naschy emocionado recogiendo un galardón.

A continuación el trailer:






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