Muy buenas a todos. Antes de proseguir desearos una feliz entrada y salida de año a los seguidores de este blog. La entrada de hoy, supone la conclusión a una saga que ha ido apareciendo en entregas anteriores. Es el punto y final a una trilogía que ha aportado un punto de vista diferente a un género tan actual como el zombi. Y desde luego que la espera ha merecido la pena. Pero no adelantemos acontecimientos todavía, acompañadme a un viaje donde todos los habitantes de ciudad humana vivirán su aventura definitiva. ¿ Listos ? Allá vamos.
Escrita como en las anteriores entregas por Carlos Lluch, la trama tiene lugar meses después de donde finalizó la anterior. Construida por flashbacks y alternando la acción en tres lugares diferentes, seremos testigos del punto y final para Alejandro; Gonzalo y demás habitantes de la ciudad humana, que lucharán con todas sus fuerzas con las hordas de muertos vivientes que les amenazan.
Muy buena conclusión a una saga que ha ido a más. Si en las anteriores entregas la acción hacía acto de presencia en contadas ocasiones, aquí nos encontramos con varios momentos en los que la adrenalina hace acto de presencia, al igual que la violencia y la sangre. En este tercera entrega, el autor ha puesto toda la carne en el asador para ofrecer a sus lectores una batalla épica en toda regla.
Una vez más, aquí los zombis vuelven a estar en segundo plano. Lo que de verdad importa, son las relaciones que se establecen entre los seres humanos. Que una vez más demuestran ser más peligrosos y sanguinarios que los monstruos que pueblan nuestras pesadillas, puesto que son capaces de cometer las peores atrocidades.
Todas las piezas del puzle quedan encajadas, y las piezas colocadas cual tablero de ajedrez se disponen a realizar los movimientos finales que decantarán la partida hacia un bando u otro. Cada uno de los personajes tiene su importancia en la trama, y tienen su importancia en el devenir de los acontecimientos como vamos comprobando a medida que avanzamos en la lectura.
Esperanza, ilusión son palabras que Lluch ha eliminado por completo en este volumen. Las pocas veces que ambos términos hacen su aparición, son de manera efímera y bastan para darles un respiro a los protagonistas. El resto es todo desilusión; pérdida; muerte y traición por citar algunos vocablos que van saliendo en sus páginas.
Los protagonistas han cambiado mucho desde que nos encontramos con ellos por primera vez. Han ido evolucionando a medida que las situaciones a las que se han ido enfrentado, ponían a prueba su resistencia física y mental. Pero al fin y al cabo son seres humanos, todos tenemos nuestro punto de ruptura, y el suyo hace ya mucho que lo sobrepasaron y llega un momento en que se quiebran, que es lo que acaba sucediendo.
El final del libro, que por supuesto no voy a desvelar, es muy amargo pero con un leve rayo de esperanza por mínimo que sea. Sin duda alguna, todo el peso dramático recae sobre Alejandro, y más teniendo en cuenta la forma en que finalizaba la segunda parte. Gonzalo tampoco es el mismo hombre que conocimos al principio y el resto de protagonistas también cambian.
Al tener lugar la acción en varios lugares, cada uno de ellos tiene su propia identificación y dependiendo del lugar en que el autor la sitúe, la acción o el drama serán los que hagan acto de presencia. Pero os aseguro que cada uno de ellos son importantes, así como los personajes que toman parte en los acontecimientos que allí suceden.
Una muy buena forma de cerrar el año, y que deja con un buen sabor de boca y que demuestra que este autor puede dar mucho de que hablar en un futuro, si es que no lo está haciendo ya.
Espero que os haya gustado la entrada de hoy, y que tengáis una feliz entrada y salida de año.
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