martes, 8 de diciembre de 2015

libro: zementerio

Muy buenas a todos. Hoy de nuevo os traigo un libro ambientado en el género de terror, y del que pude hacer la reseña gracias a la editorial que me hizo llegar un ejemplar de cortesía, de nuevo muchas gracias. Esta es la primera vez que el autor hace su aparición en este blog, y la temática que  ha escogido son los zombis más la brujería, en una localización tan dada al horror como es un cementerio. Pero no adelantemos acontecimientos todavía, acompañadme en un viaje donde nuestros protagonistas habrán de enfrentarse a unos muertos vivientes e intentar sobrevivir. Listos? Allá vamos.


Escrito por Javier Herce la trama es la siguiente: una aprendiz de bruja hace un conjuro que sale mal en un cementerio, pronto cruzará sus caminos con Roberto, un joven que ha ido a pasar allí la noche por una apuesta y que se encontrará con Jon, un gótico, y con Miguel el vigilante del cementerio. Tendrán que unir sus fuerzas si quieren sobrevivir al apocalipsis que se ha desatado.

Curiosa novela de terror que transcurre de forma casi íntegra en una única localización, y con muy  pocos protagonistas. A los arriba citados habría que añadir un par más, pero son ellos los que  llevan el peso de la trama en la mayor parte del libro.

Este no es el primer libro de su autor, que ya tiene en su haber otros títulos, además de ser director de cortos y guionista. Esta es la primera ocasión que tengo la oportunidad de leer algo suyo, y la verdad es que me ha gustado. La trama es adictiva y pese a que su argumento puede recordar a una mezcla de Posesión infernal, el corto animado de Mickey Mouse El aprendiz de brujo y el comienzo de La noche de los muertos vivientes, se lee en un suspiro.

Javier se preocupa en crear la atmósfera para meternos poco a poco en situación, somos testigos de como de manera pausada los protagonistas no se creen la situación por la que están pasando, y habrán de usar sus conocimientos para salir airosos y no engrosar las filas de los muertos vivientes. Haciéndoles frente con los escasos medios de los que disponen, ya que si uno solo de los muertos abandona el cementerio, puede desatar una auténtica epidemia.

La acción transcurre en el cementerio de San Isidro en Madrid, así que los zombis son patrios. Y tirando de nuevo de los mitos, el autor recurre a los zombis lentos, no a los que van a toda chufa. El homenaje a Romero y su creación vuelve a ser más evidente que nunca. Una de las sorpresas que me llevé fue que Javier se atreve a romper con uno de los tabús dentro de la literatura de terror o zombi, no lo voy a decir por supuesto para no reventar la misma, pero los que ya la hayáis leído sabéis a lo que me refiero.

El escritor también da una pequeña lección sobre todos aquellos que se atreven a prejuzgar a los góticos, puesto que Jon le enseña a Roberto que en realidad son personas normales y corrientes, y que la creencia que tiene mucha gente sobre ellos están más basadas en mitos que en otra cosa.

Debido a su extensión, de poco más de 180 páginas se lee en un suspiro a nada que le deis caña. Javier no pretende inventar la formula de la Coca Cola, tan solo el de hacer pasar un rato entretenido a todos aquellos que le den una oportunidad a su libro. Y lo consigue.

El final es bastante amargo, pero lógico teniendo en cuenta las situaciones por las que han pasado los protagonistas. Por supuesto no lo voy a desvelar, pero a medida que avanzaba en su lectura tenía claro que era una de las conclusiones posibles. Esto por supuesto no es culpa del autor, sino mía debido a que uno ha leído y visto mucha literatura y películas zombis, por lo que resulta casi imposible sorprender hoy día.

Si os gustan las historias de zombis que transcurren casi en una única localización, dadle una oportunidad al libro.

Espero que os haya gustado la entrada de hoy.


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