Dirigida en 1988 por el realizador James Glickenhaus, director de El Exterminador, la trama es la siguiente: un camello sin importancia mata a un policía, parece un caso fácil pero el abogado Roland Dalton, papel de Peter Weller, no lo tiene tan claro, piensa que puede ser un caso de defensa propia. Para intentar avanzar en el caso, contará con la ayuda de un viejo amigo, el oficial de narcóticos Richie Marks, rol de Sam Elliot. Juntos se verán envueltos en persecuciones, tiroteos y aventuras para sacar a la luz la corrupción existente en la policía, cueste lo que cueste y caiga quién caiga.
Muy entretenido y relativamente poco conocido film de acción. Y fijaos que tiene en su reparto con dos intérpretes que en los ochenta estaban de dulce. Por un lado Weller, conocido sobre todo por Robocop, por otro Elliot que ya llevaba un tiempo ganándose los garbanzos en esto de la actuación y por haber estado junto a Cher y Eric Stolz en Máscara.
Una de las cosas que uno se sorprende cuando ve la cinta, es la cantidad de guiños u homenajes que hay al cine que había en esa época. Así, uno no puede sino ir señalando la pantalla cada vez que los personajes que interpretan nuestros protagonistas, van andando por una calle donde se emiten en los cines entre otros títulos Pesadilla en Elm Street 3 o Hidden. Ignoro si fue intencionado o no, pero desde luego hay que admitir que el año 88, y los ochenta en general, fue una época dorada para el cine familiar y de acción y aventuras en general.
Tratándose de un film de Glickenhaus, famoso por la cinta antes citada, sabemos que las escenas de acción serán espectaculares. Pero ha dejado de lado la casquería y violencia que le dieron a darse a conocer con su producción sobre un veterano de Vietnam, para contenerse. Algo normal, ya que ahora cuenta con actores más conocidos y sabes que no puedes ser tan explícito, a la hora de mostrar según que escenas.
Y pese a ello, las persecuciones, tiroteos y peleas están bien hechas y coreografiadas. En todo momento sabe donde colocar la cámara, y lo más importante: están hechas de forma artesanal, con un buen trabajo llevado a cabo por especialistas. Y esto se agradece, es como se hacía el cine antes, sin apenas recurrir a efectos visuales, y preocupándose más por dar al espectador escenas donde la cámara no marea.
Cierto que el argumento que plantea no es novedoso en absoluto. Lo hemos visto más de una vez, y lo que te rondaré morena, pero es la forma en que lo cuentas, la buena química entre los protagonistas, aquí más que evidente, y que tenga una duración ajustada de poco más de noventa minutos lo que hace que este film merezca reivindicarse.
Sí os gustan las buddy movies, o el género de acción y todavía no la habéis visto, dadle una oportunidad, seguro que no os arrepentiréis. Aquellos que ya la hayáis visto, siempre es un buen momento para darle un nuevo visionado, y ver que tal ha aguantado el paso del tiempo. En opinión de quién esto suscribe, nada mal.
Por cierto, el título viene a que en un determinado momento de la cinta, el personaje de Elliot le dice al de Weller, que a los policías se les identifica por sus vaqueros.
A continuación el tráiler:
Espero que os haya gustado la entrada de hoy.
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