Pequeña joya a reivindicar dentro del prolífico cine familiar que se hizo en los años 80. Con un reparto de caras conocidas por aquel entonces, en donde el ahora talentoso Joaquin Phoenix bajo el nombre de Leaf ( sic ) daba sus primeros pasos en la actuación, y con una partitura del siempre excelente John Williams este film tal vez no sea de los mejores de la historia del cine, ni lo pretende, pero al menos merece rescatarse del ligero olvido en el que se encuentra.
Uno de sus puntos a favor es la dirección de su director, que por desgracia no ha tenido mucha suerte en la industria y se ha ido ganando los garbanzos con filmes para tv. Si bien no es que sea una maravilla, al menos sabe hacer un entretenimiento más que digno.
El otro es la labor de sus intérpretes, algunos de ellos apuntaban maneras y se quedaron a mitad de camino como ocurre en los casos de Thompson o Capshaw, mientras que con Phoenix sobran las palabras la trayectoria que ha ido teniendo con el paso de los años. Aquí interpreta al niño típico de estas cintas, pelín repelente, pero al que se le acaba cogiendo cariño.
Por supuesto que no todo va a ser bueno. Los más puristas del cine dirán que eso que unos tiernos infantes sean capaces de pilotar ellos solitos un trasbordador, con un poco de ayuda de su instructora, y que algunas situaciones las resuelvan de chiripa les hará exclamar que menuda estupidez o majadería.
Pues que quieran que les diga señores míos, a pesar de estas meteduras de pata del guión, la cinta se deja ver y se disfruta. Fue realizada en una época donde el cine familiar estaba pegando fuerte, donde la fantasía y la imaginación eran capaces de hacernos soñar con cosas en apariencia imposibles como son las que tienen lugar en el film. Si por la crítica más sesuda fuera, nos hubiéramos quedado sin los Gremlins; Goonies, etc. Menos mal que eso de que no coincidan en muchas ocasiones crítica y público es un acierto.
Una de las secuencias que más me gusta de la cinta es la que tiene lugar ya en el espacio exterior y en la que nuestros protagonistas han de emprender una arriesgada incursión en una estación espacial para recoger oxígeno y luego volver a la nave. La única persona que tiene experiencia, aunque sea en simulaciones, es su instructora y ha de guiar a este grupo de jóvenes cadetes para que la ayuden a que la expedición al lugar antes mencionado tenga éxito.
Peli divertida, para pasar el rato y que hace que el niño que todos llevamos dentro quiera irse a un campamento espacial para probar la ingravidez y poder pilotar un trasbordador. Eso merece la pena, pese a que tengas que estudiar asignaturas tan poco molonas como la física y las matracas.
Como es norma habitual os dejo con el trailer de la entrada de hoy:
Espero que os haya gustado la reseña de hoy.
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