Dirigida en 1987 por Joel Schumacher la historia era la siguiente: a la localidad de Santa Carla llega una madre divorciada, rol de Dianne Weist, con sus dos hijos Sam y Michael, interpretados por Corey Haim y Jason Patric respectivamente para vivir con su abuelo. El segundo no tardará mucho en entrar en contacto con una pandilla local liderada por el carismático David, con los rasgos de Kiefer Sutherland, y su personalidad cambiará. Poco a poco empezará a transformarse en un vampiro, y tan solo contará con la ayuda de su hermano y de una peculiar pareja de hermano amantes de los comics, los hermanos Frog, papeles de Corey Feldman y Jamison Newlander. La batalla ha comenzado.
Titulo a reivindicar y que supuso el inicio de una saga, cuyas dos últimas partes tardaron más de 20 años en llegar. Uno de esos filmes que se dejan ver y que te solucionan una tarde aburrimiento, puesto que resulta entretenido y no llega a aburrir en ningún momento. A ello ayuda principalmente la buena labor llevada por Sutherland, un roba escenas y que se come a su nemesis en la cinta.
Tal vez no sea una de las mejores películas que se han hecho sobre los vampiros, ni lo pretende que demonios. Pero lo que no hay que negarle es que varios son sus elementos que hace que merezca darle una nueva oportunidad:
Uno de ellos es su reparto. Repleto de caras jóvenes de los ochenta, como se ha mencionado en el primer párrafo, y que con mayor o menos fortuna han logrado tener éxito dentro del mundo del cine, sobre todo durante los ochenta. El que sin duda ha salido mejor parado, además de su director, ha sido Sutherland que ha reverdecido viejos laureles sobre todo al éxito de la serie 24 y de intervenir como secundario de lujo en los 90 o durante la década del dos mil.
La labor llevada a cabo Schumacher, sin ser nada del otro mundo, demuestra ser un realizador capaz de hacer cintas entretenidas. En los 90 nos regaló filmes como Línea Mortal; Elegir un amor o el que es sin duda su mejor trabajo Un día de furia. Su trabajo más reciente hasta la fecha ha sido Bajo Amenaza, con dos estrellas de capa caída como son Nicolas Cage y Nicole Kidman que ahora parecen haber remontado el vuelo, y su trabajo en la serie de televisión House of Cards con Kevin Spacey.
Las bromas que se hacen sobre el mito de los vampiros y lo que les rodea empiezan a aparecer desde el momento en que los personajes de los hermanos Frog entran en escena. Son ellos el contrapunto cómico de una cinta que parecía seria. Cuando ellos aparecen la carga de suspense y las gotas de terror bajan y logran un equilibrio entre las bromas y el horror que ya se mantendrán a lo largo de la proyección.
La batalla final, que transcurre en la casa de los hermanos recién llegados, será cruenta y todos los implicados han de poner a prueba todas sus habilidades para salir victoriosos de la pelea. Y aún así, doloridos han de hacer frente al verdadero líder de los chupa sangre, y que hasta el final no se revela su identidad, pese a que queda más o menos claro quién es desde que hace su aparición.
Esto es lo que nos regalaba el cine de los ochenta, cintas divertidas cuya única aspiración era el dar a conocer a jóvenes actores y directores. Cine entretenido y que pese a que se ha intentado ser copiado, no ha logrado ser superado.
Como es norma habitual os dejo con el trailer de la entrada de hoy:
Espero que os haya gustado la entrada de hoy.
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