Dirigida en 2004 por Matthew Vaughn la trama es la siguiente: el señor X, rol de Daniel Craig, ha amasado una considerable fortuna como traficante de drogas y quiere retirarse para disfrutar de su dinero. Pero antes de poder ver cumplido su sueño, su jefe Jimmy Price, encarnado por Kenneth Cranham, le encarga el trabajo de encontrar a la hija del criminal Eddie Temple, con los rasgos de Michael Gambon,. Pero también un amigo le pide colocar un alijo de éxtasis que ha encontrado, lo que le pondrá en el punto de mira de la mafia serbia. Nuestro protagonista ha de hacer maravillas para salir airoso del lío en el que se ha metido en contra suya.
Muy entretenida y poco conocida cinta que se ha de reivindicar. A ello ayuda una buena dirección de su realizador, que da muestras de una buena mano a la hora de dirigir a actores y contarnos una historia que hemos visto más de una vez en la gran pantalla. Vaughn se aleja del estilo que tiene Ritchie, donde el ex marido de Madonna es tono de comedia y alocado, el flamante marido de la Schiffer tiene un tono más seco y serio, lo que le va de perlas a esta producción.
Craig se dio a conocer al gran público con esta producción, y que le supuso ser seleccionado poco tiempo después para encarnar al agente británico por excelencia poco tiempo después. Si bien antes había intervenido como secundario en Tomb Raider, Camino a la Perdición o Munich fue aquí donde todos empezamos a conocer su nombre.
Mira, otro candidato a Bond. Rápido dispara.
La película tiene pocos instantes de humor, puesto que toda la acción del film la sitúa más cerca del thriller moderno o incluso del drama. A destacar el instante en el que el personaje encarnado por Craig, se derrumba empezando a recordar errores del pasado para poder empezar su futuro de la forma más limpia de conciencia posible.
Los villanos están a la altura, y desde luego que no le pondrán las cosas fáciles a nuestro protagonista, quién tendrá que valerse de todo su ingenio y amistades si es que quiere sobrevivir, para disfrutar de su dinero así como de la relación con la atractiva Tammy, encarnada por la bella Sienna Miller.
En esta cinta Craig ya daba muestras de un carisma que más tarde desarrollaría en producciones posteriores. Y desde luego que fue una buena elección por parte de los productores para encarnar al agente al servicio secreto de su majestad. Sabe se duro y dramático cada vez que la ocasión lo requiere, y son unas cuantas a lo largo del metraje.
El final, que por supuesto no voy a desvelar, es impactante, Se llegaron a rodar un par de finales, cada uno con un destino distinto para nuestro protagonista, pero el que llegó a las salas fue el que se quedó en la sala de montaje.
Además de los actores antes mencionados, cabe destacar a Tom Hardy; Colm Meaney o Ben Whishaw, que volvería a coincidir con Craig años después encarnando a M en la última cinta de Bond que ha llegado a nuestras pantallas. Un reparto británico que mezclaba juventud y madurez, en una cinta que ha de reivindicarse.
Recomiendo verla si os gustan los thrillers donde importan más los personajes y el guión que las escenas de acción, que las hay pero escasas. Si la habéis visto, siempre es un buen momento para volver verla y ver que tal ha aguantado el paso del tiempo. En opinión de quién esto suscribe, nada mal pese a que ya tiene diez años no ha envejecido en absoluto e incluso que diría que ha aguantado muy bien esta década.
A continuación el trailer:
Espero que os haya gustado la entrada de hoy.
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