Antes que nada, feliz año nuevo a todos los lectores del blog. Muchas gracias por seguirme durante todo este tiempo. El pasado día 25 de diciembre, se estrenó una de las producciones más esperadas del año, la nueva versión del clásico de Murnau Nosferatu. Si bien la espera ha merecido la pena, y desde luego merece el visionado, hay que sacarle un par de peros a la nueva propuesta de el realizador de La bruja. Así pues, afilemos nuestras estacas y hagamos frente a este vampiro.
Escrita y dirigida por Robert Eggers, la trama nos cuenta como en la Alemania del siglo XIX el joven corredor inmobiliario Thomas Hutter, Nicholas Hoult, casado con Ellen, Lily.Rose Depp, es enviado por su jefe Heer Knock, Simon McBurney, para cerrar una venta en Transilvania con el misterioso conde Orlok, Bill Skarsgarsd. Ellen queda al cargo de Friederich, Aaron Taylor-Johnson, y Anna, Emma Corrin, Harding amigos de su esposo. Al poco de llegar Thomas empieza a sospechar que el misterioso noble oculta no pocos secretos, algo que se confirma poco tiempo después cuando es atacado por el mismo. Al mismo tiempo Ellen empieza a soñar con la criatura, lo que hará que el Dr. Wilhem, Ralph Ineson, busque la ayuda de su mentor el profesor Albin, Willem Dafoe, que no tardará en darse cuenta de lo que se oculta tras las crisis de Ellen, al mismo tiempo que Orlok llega a la ciudad donde reside la joven, trayendo tras de él la muerte en forma de ratas que propagan la peste. La lucha entre el bien y mal no tardará en producirse.
Vaya con Eggers. De un tiempo a esta parte se esta convirtiendo en uno de esos realizadores a tener en cuenta, y que con cada nuevo proyecto consigue ganar más atención. No solo por los repartos con los que cuenta en cada nueva propuesta, sino también por las historias que tiene y, sobre todo, por la forma en que lo hace. Y es que, hasta ahora, el realizador norteamericano ha desarrollado su hasta ahora corta filmografía en el género fantástico o de terror, si exceptuamos su caso en El hombre del norte, en la que también había algún que otro toque de terror y de fantasía.
Si algo hay que reconocer al director neoyorquino, es que sus proyectos están bastante currados en lo que a ambientación se refiere, ya que cuida bastante la misma para ser lo más realista posible en mostrar al espectador el periodo en el que está ambientado su nuevo filme. Como no podía ser de otra forma, esto se aprecia en su nueva producción.
Cinta que, si bien tal y como he dicho en el párrafo que inauguraba la reseña, está bien hay que sacarle un par de peros. El primero de ellos es su duración. 132 minutos resulta algo excesivo, mas teniendo en cuenta que se podía haber contado lo mismo con tal vez diez minutos menos, o algo menos. Ya que, si bien hay momentos en los que la película avanza bien, en no pocos momentos a lo largo del metraje el mismo llega a hacerse algo aburrido. Y eso es porque no le sabe introducir algo de ritmo a una historia que se puede prestar a ello en algo que otro instante.
El otro gran pero es Nosferatu. Si bien no hay que ponerle ningún pero a la interpretación de Skarsgard, amenazante y terrorífico en cada una de sus apariciones, no se puede decir lo mismo a su aspecto. Si bien al principio Eggers respeta más o menos el aspecto clásico del original de Murnau, esto desaparece cuando le vemos la cara. La cual dista mucho del aspecto que creíamos vislumbrar entre las sombras. Cuando le vemos el rostro, parece el de un mafioso ruso de cualquier producción directa a video protagonizada por Steven Seagal. Y es que, ese bigotón te saca por completo de lo que estás viendo. Lo siento, pero yo quiero un Nosferatu sin pelo alguno en el rostro.
Puedo entender, e incluso comprender, que Eggers quiera dar su visión del vampiro. Pero aquí el tiro le ha salido por la culata, mientras veía el bigotón no podía dejar de pensar en mi mente: Dimitri quiero que le metas un tiro a este poli.
Pero a su favor cuenta con una muy buena dirección. En no pocos instantes, Eggers rinde homenaje no solo al original de Murnau, sino también a algunos filmes del expresionismo alemán. Esa forma de usar las sombras, sobre todo en dos momentos clave de la cinta, nos muestran que el realizador sabe lo que hace. Como no podía ser de otra forma, la icónica imagen de la silueta de Nosferatu subiendo por las escaleras, no podía faltar.
Los actores están bastante bien, desde el ya mencionado Skarsgard, pasando por Depp, que tiene sobre sus hombros buena parte del peso de la trama y tiene alguna que otra secuencia para su lucimiento. Y, por supuesto, los ya mencionados Johnson y Hoult, que de un tiempo a esta parte demuestran ser capaces de pasar de grandes producciones, a otras más modestas. De Dafoe poco hay que decir que no se haya dicho ya. Aquí nos muestra a un Van Helsing, obviando el nombre claro está, más cercano al espíritu de Hopkins en la cinta de Coppola, a la que Eggers también acude de vez en cuando, que al más clásico y conocido interpretado por Cushing.
Por cierto, resulta bastante curioso como Hoult en un breve espacio de tiempo ha hecho frente al vampiro por excelencia de la historia del cine. Tanto en la divertidísima Renfield como aquí, tiene que luchar contra esta amenaza sobrenatural.
Aquí Eggers nos muestra el vampirismo como algo bastante sexual, algo que se intuye en otras producciones de temática vampírica, pero que aquí se hacen más evidentes que nunca. Y es que ¿Qué es el vampirismo sino un intercambio de fluidos entre dos personas? El realizador neoyorquino nos muestra esta faceta de forma bastante cruda, sobre todo en los instantes finales de la cinta.
Uno de los sellos de identidad de este director, es la forma en la forma en la que retrata la violencia, y los estallidos de la misma. No se corta a la hora de mostrar derramamiento de sangre, ya sea aquí o en ocasiones anteriores. Baste recordar algunos momentos de El hombre del norte o El faro, sin olvidarnos de su opera prima La bruja. A lo largo del metraje, aquellos aficionados a la hemoglobina celebrarán no pocos instantes la aparición del liquido vital que le da energía al vampiro.
Una propuesta interesante a la que, sin duda, se le podía haber pedido más. No llega a cumplir del todo las expectativas que tenía depositadas, pero que cumple con su cometido de ofrecer a la audiencia un film adulto y que supone una buena forma de cerrar el año cinematográfico.
Tanto si os gustan las historias de vampiros, como si sois seguidores de Eggers, dadle una oportunidad.
A continuación el tráiler:
Espero que os haya gustado la entrada de hoy y feliz año de nuevo.
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