Dirigida por Tony Scott y con guión de Michael Frost Beckner y David Arata, la película nos cuenta como en 1991en su último día de trabajo el agente de la CIA Nathan Muir (Robert Redford) se entera que el que fuera su discípulo Tom Bishop (Brad Pitt), será ejecutado en una cárcel China tras haber fallado en una operación de rescate. Debido a las negociaciones entre USA y China la agencia decide no intervenir, por lo que Muir hará todo lo posible por rescatar a Bishop.
Dentro de la cinta se pueden distinguir dos partes, la primera que tiene lugar en 1991 y una segunda que funciona a modo de flashbacks, en la que se nos narra las diferentes misiones en las que participaron Muir y Bishop y que les llevaron a lugares tan distintos como Vietnam, Berlín o Beirut. Es precisamente aquí donde Bishop conocerá a Elizabeth (Catherine McCormack), que hará que la relación entre maestro y discípulo se vea afectada.
Y es precisamente en estos flashbacks donde se encuentra el inconveniente del film. La acción comienza a finales de los sesenta en Vietnam y llega hasta nuestros días, en este lapso ninguno de los protagonistas parece notar el paso del tiempo. El maquillaje hubiera podido servir para narrar como ambos van envejeciendo, ya que están igual en estos casi 30 años.
Tal vez no sea de los mejores trabajos dentro de la filmografía del fallecido Tony Scott, y aún así resulta un título a rescatar dentro de una carrera en la que destacan títulos como El último boy scout, Amor a quemarropa o Marea roja por citar algunos ejemplos. En Spy Game alterna las secuencias de acción como la que da inicio al film o las de los flashbacks, con otras más sosegadas que transcurren en el edificio de la CIA pero no exentas de tensión y en las que Muir ha de emplear sus años de experiencia para burlar la seguridad de la agencia para la que ha trabajado toda su vida para ayudar a Bishop.
El film de Scott nos muestra la cara menos amable del mundo de los espías. Los personajes que interpretan Pitt y Redford son el polo opuesto a James Bond. Se ven envueltos en misiones en las que su forma de ver la misma hará que se enfrenten, puesto que ambos tienen una visión del mundo distinta. Mientras que Muir es de la vieja guardia, de los tiempos de espera y observación, Bishop es alguien que prefiere seguir sus instintos y pasar a la acción.
Una cinta muy entretenida que mantiene la atención del espectador en todo momento, sobre todo gracias a la interpretación llevada a cabo por Redford que es sobre quien recae la mayor parte de la trama. Pitt logra una buena actuación, pero cada vez que ambos coinciden en pantalla el veterano actor se come al joven.
Lo mejor sin duda son los trucos de perro viejo por parte de Redford, que no precisa de tecnología ninguna para tener éxito en la misión que se ha propuesto. Tan solo de ingenio y de contactos, lo que le hace ir por delante de sus superiores que se creen más listos que el veterano agente.
Un título que recuerda a las cintas de espías hechas en los sesenta y setenta como Los tres días del Condor, interpretada por Redford, o a la saga de Harry Palmer interpretada por Michael Caine con títulos como Ipcress o Funeral en Berlín. Estos filmes se caracterizan por su tono realista, lejos del aspecto fantástico y de aventuras de James Bond.
A continuación el trailer:
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