Los ochenta fueron sin duda alguna la época dorada de los videoclubs, todos los que ahora sobrepasamos la treintena empezamos a ver cine gracias a las cintas que adornaban las estanterías de estos lugares. Lo que más nos llamaba la atención eran las portadas de las películas, y en esto las cintas de ninjas se llevaban la palma. Si bien la Cannon con su saga de El guerrero americano y los filmes protagonizaron por Sho Kosugi fueron las pioneras, las que arrasaban entre la chavalería eran los ninjas de colorines de las productoras IFD y Filmark, cuyos máximos representantes fueron Tomas Tang, Godfrey Ho y Joseph Lai que hicieron del corta y pega un verdadero arte como explicaré a continuación.
Escrito por Jesús Manuel Pérez Molina, en colaboración con Helios Romero Benavent, Ángel Jiménez Pérez, Alfonso Fernández Riejos, Francisco José Melgar y con textos adicionales de Pedro José Tena el libro supone la finalización de un proceso de 17 años de recopilar información por parte de su autor, para dar vida a este ensayo que sin duda hará las delicias de los que alguna vez que otra hemos visto este tipo de cintas y queremos saber más acerca de sus actores, como se rodaron y la historia que las rodea y que además sirve de paso para echar por tierra muchos de los rumores que circulaban por Internet acerca de las mismas.
El libro está dividido en dos partes, la primera se compone de 8 capítulos en donde se nos cuenta la historia de ambas productoras, sus actores más reconocidos o entrevistas bastante jugosas a algunos de estos intérpretes así como a los responsables de las mismas. Donde se nos cuenta entre otras cosas que las tríadas participaban en las películas, como se las apañaban para rodar sin permisos al más puro estilo Ed Wood, como por ser occidental podías ser fichado para intervenir como extra o protagonista de la productora IFD o que si trabajabas para la IFD no podías hacerlo para la Filmark y viceversa.
Y es que si por algo se caracterizaban las películas de ambas productoras era por su metraje. Parte del mismo pertenecían a cintas taiwanesas, hongkonesas, filipinas o indias que eran compradas por Tang o Lai a un precio irrisorio y que luego eran remontadas para ser vendidas a otros mercados como el europeo o americano al meter escenas con actores occidentales con las consabidas escenas de ninjas de colorines. Haciendo que el resultado final resultara una mezcla inconexa. Pero aunque resulta paradójico, esta es la razón por la que se recuerdan estos filmes.
Resulta interesante comprobar en esta primera parte como se fundaron las mismas, su conexión, los precedentes e incluso aquellas productoras que intentaron subirse al carro del éxito iniciado por la IFD y la Filmark. Pero lo que más destaca sobre todo es la caradura de la que hacían gala Tang y Lai , que timaban a los actores pagándoles tan solo por una cinta y aprovechando luego el material rodado para completar otras películas, lo que causó el consabido enfado y abandono por parte de sus dos máximas estrellas Bruce Baron y Richard Harrison al enterarse de la jugarreta.
En la segunda parte compuesta por 3 capítulos, el autor nos cuenta el resto de géneros que formaban parte del catálogo de ambas productoras entre los que se pueden encontrar además de las consabidas cintas de ninjas, acción y artes marciales filmes bélicos, de fantasía o aventuras entre otros. Algo que ignoraba hasta que leí el libro.
En el segundo capítulo se nos desgrana una de las sagas más famosas de la IFD como fue la del guerrero ninja dorado, en la que diversos ninjas luchaban entre si para hacerse con una codiciada estatuilla de oro que le otorgaría poderes ilimitados a todo aquel que la posea.
El tercer y último capítulo de esta segunda entrega son reseñas de algunas de las cintas más destacadas de ambas productoras, en donde se nos desgrana el argumento de las mismas y la opinión del autor sobre las mismas, saliendo algunas mejor paradas que otras.
Por último nos encontramos con unos anexos en donde se nos cuenta las cintas de animación que se hicieron en la IFD y que eran meros plagios de cintas o personajes más famosos como Comando G o Mazinger Z, las localizaciones donde se rodaron la mayoría de las cintas y por último el listado completo de películas que forman parte del catálogo de ambas productoras.
Resulta curioso comprobar como algunos de los actores que aparecieron en las cintas de ambas productoras se dejaron ver por filmes más importantes como Contacto sangriento con Jean Claude Van Damme, que a punto estuvo de trabajar para la IFD, o La armadura de Dios, Operación Condor o City Hunter interpretadas por Jackie Chan.
Este es un libro hecho con mucho cariño a un tipo de cintas que vistas hoy día causan poco menos que hilaridad, pero que en su momento nos encantaban y comentábamos con los compañeros en el recreo. Es un volumen que ha llevado mucho tiempo hacer, puesto que la cantidad de información a recopilar era una labor de titanes. Pero todo su esfuerzo tiene su recompensa, puesto que el ensayo se disfruta de principio a fin.
A destacar la gran galería de fotografías que se encuentran a lo largo del ensayo, algunas de ellas seguro que nos arrancarán una sonrisa nostálgica al ser las portadas de las películas que había en los tiempos del videoclub.
Desde aquí felicitar a sus responsables por traernos un libro que ayuda a comprender más a ambas distribuidoras.
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