Dirigida por Denis Gansel (La ola; Napola) la cinta nos cuenta como Arthur Bishop (Statham) cree haber rehecho su vida en Brasil cuando conoce de forma accidental a Gina (Jessica Alba) que se convierte en su nuevo amor. Pero la felicidad no dura mucho cuando la chica es secuestrada por Crain (Sam Hazeldine) un viejo enemigo de Bishop. Para recuperar a su amor, nuestro protagonista deberá matar a tres personas rodeadas por fuertes medidas de seguridad en diversas partes del mundo, de forma que parezcan accidentes que es la especialidad de Bishop.
De un tiempo a esta parte la productora Millenium Films ( Rambo IV; trilogía Los mercenarios; Objetivo: la casa blanca y su secuela ) ha querido recoger el testigo dejado por la Cannon. Esto es, productos de acción de usar y tirar con una formula mil veces vista, con unos costes modestos y que resultan rentables gracias al tirón que tienen las estrellas que intervienen en sus filmes y con una duración ajustada que no suele llegar a las dos horas haciendo que pasen en un suspiro. Y desde luego lo que ha conseguido, para alegría de los fans de la extinta productora de Yoram/Globus y desesperación de sus detractores.
La cinta protagonizada por Statham podría haber estado producida por los famosos primos arriba citados. Es una cinta que pese a haber sido hecha en este nuevo siglo, es deudora del cine de acción de serie B de los ochenta.
Además del guión, lleno de agujeros, dos son los principales problemas de esta película. El primero de ellos es Jessica Alba. Qué sí, que está muy buena, que es muy mona, que alegra la vista. Pero es que tiene cero química con Statham, su relación en pantalla no hay quién se la crea. La chica es más sosa que una sopa de piedras.
El segundo gran problema es el villano. No llega a representar nunca una verdadera amenaza para el protagonista, baste como ejemplo el enfrentamiento final en el que recibe más hostias que un tambor en Semana Santa. Es un malo sin carisma, y cuando en un film de acción el malo que es uno de los puntales de este género no mola nada, es que algo falla.
Pero menos mal que está Statham para salvar la película con su carisma, amen de los cameos de Michelle Yeoh (Tigre y dragón; El mañana nunca muere) y de Tommy Lee Jones como Max Adams, uno de los objetivos de Statham. Aquí Jones se lo pasa en grande, consciente del tipo de film en el que está. Pone el piloto automático, extiende la mano para cobrar el cheque y a hacer cosas más serias en las que demostrar su talento como intérprete.
La película parece una de las entregas de Jason Bourne; James Bond o Misión: imposible debido a que transcurre en diversas localizaciones del mundo como Tailandia; Australia; Brasil o Bulgaria. El segundo asesinato, que forma parte del poster internacional de la película, es un homenaje a la cuarta parte de la saga interpretada por Tom Cruise. Cuando Statham ha de reventar una piscina situada en el punto más alto de un edificio.
Las secuencias de acción son correctas y sorprende que un director acostumbrado a productos más serios como Gansel, haya sido capaz de realizar una cinta de evasión 100% disfrutable. Una ocasión para desconectar el cerebro y disfrutar de sus noventa minutos en los que no hay que cuestionarse las fantasmadas que vemos.
A continuación el trailer:
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