La película nos cuenta como tras el fallecimiento de su abuelo Abe (Terence Stamp) en extrañas circunstancias, el joven Jacob Portman (Asa Butterfield) decide investigar la verdad sobre su pasado. Para ello viaja a la isla de Caimholm en Gales, donde conocerá a Emma (Ella Purnell) residente en el hogar de Miss Peregrine (Eva Green) para niños peculiares donde viven en un bucle temporal en el año 1943. Allí tratará de proteger a sus pupilos de la amenaza de los llamados huecos, liderados por el terrible Mr. Barron (Samuel L. Jackson).
Interesante cinta con la que Burton parece recuperar parte de la magia que pareció haber perdido, tras habernos regalados filmes tan mágicos como Ed Wood; Big Fish; Sleepy Hollow o Eduardo Manostijeras. Poco a poco parece que Burton está recuperando el tiempo perdido, después de Big Eyes quiere volver a demostrar a los espectadores la razón de porque fue considerado uno de los realizadores a seguir a finales de los años 80. Este no es su mejor trabajo ni de lejos, pero al menos no da vergüenza como Sombras tenebrosas uno de sus peores trabajos sin duda.
El apartado visual y la utilización de los efectos especiales es uno de los platos fuertes de la cinta. Aquí el uso de estos está justificado, para mostrarnos las habilidades de los niños. No están puestos al azar y utilizados porque sí. De esta forma, uno se queda alucinado ante la aparición de los huecos o de la utilización de los poderes del personaje de Emma, al vaciar una sala de agua de un barco hundido al usar su peculiaridad sobre el aire.
Así en este apartado destacar el climax final entre nuestros héroes y los villanos, un homenaje nada disimulado a Jason y los argonautas con efectos especiales de Ray Harryhausen y que los aficionados al cine de aventuras sabrán reconocer enseguida.
El reparto está bien escogido, destacando una bellísima y estupenda Eva Green como la Miss Peregrine del título que nos ofrece una interpretación sobria y ajustada a su papel como mentora. Los jóvenes intérpretes no desentonan, pero el personaje protagonista a cargo de Butterfield resulta soso y sin carisma, cosa que no ocurre con Purnell que logra ser encantadora y robar los planos que comparte con el que fuera protagonista de La invención de Hugo o El juego de Ender.
El villano que interpreta Samuel L. Jackson pese a que en un principio pueda parecer amenazante, al final pierde fuelle por intentar hacerle el gracioso, soltando chistes sin parar y perdiendo así parte del temor que hubiera podido demostrar. Pese a ello, Jackson sale airoso de la situación y sostiene con su carisma un personaje que en manos de otro actor hubiera podido caer en una parodia.
En el apartado de secundarios encontramos a Rupert Everett como un ornitólogo al que nuestro protagonista se encuentra en su aventura en Gales; a Allison Jenney como la psiquiatra de Jacob; Kim Dickens como la madre del personaje de Butterfield o Judi Dench como otra tutora con poderes similares a los de Miss Peregrine.
La influencia que tiene la obra de Riggs de fuentes como Harry Potter o X-Men es más que evidente. No lo oculta en ningún momento, por lo que se puede pensar que tanto la novela como la película es un homenaje a los dos ejemplos arriba citado. A saber: gente con habilidades extraordinarias que se ocultan de una sociedad que teme sus poderes y lo que puedan hacer con ellos y vigilados por un tutor que se ocupa que hagan buen uso de los mismos.
Una cinta entretenida que pasa en suspiro, con algunos errores de continuidad que se podían haber evitado, pero cuyo conjunto final hace que merezca la pena pagar el dinero de la entrada. Esperemos que esto no sea un espejismo y marque el regreso de Burton a una senda que no debió abandonar. Y de paso que el realizador de Batman se de cuenta que hay más actores en Hollywood además de Johnny Depp y Helena Bonham Carter, quienes han venido protagonizando sus últimos films.
A continuación el trailer:
Me encanto, de pronto algunas incoherencias en la trama pero, bien valió la pena verla, la disfrute muchísimo.
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