Dirigida por Stuart Gordon, realizador de Reanimator, en 1992 la trama es la siguiente: en el año 2017 en un futuro distópico, la ley castiga con la prisión a aquellas personas que tienen más de un hijo. Cuando el mayor John Brennick, rol de Christopher Lambert, intenta escapar a Canada con su esposa Karen, papel de Lory Locklin, son descubiertos y apresados. Al llegar a prisión nuestro protagonista se marca como objetivo escapar, pero para ello deberá burlar tanto al alcaide Poe, con los rasgos de Kurtwood Smith, como al malvado ordenador Zed-10.
Cómo se puede ver, el argumento cumple a la perfección con las cintas de ciencia ficción de serie B que toman como punto de partida las fugas de prisión o los futuros distópicos. No hay que pedirle peras al olmo, uno ha de ser consciente de lo que va a ver. Es decir, interpretaciones más planas que un papel de fumar o sobreactuadas hasta decir basta; efectos especiales de baratillo; una dirección apañada para sacar adelante el producto.
Pese a la cantidad de defectos que tiene, que son unos cuantos como he mencionado en el párrafo anterior, también hay que reconocerle unas cuantas virtudes. Una de ellas son los efectos de maquillaje, que no se cortan un pelo a la hora de mostrar sangre o mutilaciones, lo que se agradece. Otra de las cosas que merecen la pena destacarse es el diseño de producción de la prisión, muy simple como no podía ser de otra forma tratándose de un film de serie B pero que da el pego.
También hay que mencionar el rol del ordenador, la versión pobre y femenina de HAL9000. Acojona más que el alcaide, sobre todo debido a su tono de voz monótono y que no cambia en ningún momento. Da lo mismo que esté hablando con Poe u ordenando instentinaciones a mansalva. Ella sigue igual, tranquila cual acelga.
Antes he mencionado las intestinaciones. Veréis, al llegar a prisión a los reclusos les introducen por vía oral unas bolitas que una vez Zed activa provoca un dolor estomacal de tres pares, vamos que comparándolo hace el mismo efecto que los atracones en navidad. Es por ello que tras ganar nuestro protagonista una pelea que acaba con su contrincante agujereado cual queso gruyere, agarra su intestinador y con uno de sus compañeros de celda interpretado por Jeffrey Combs, deciden sacarse los suyos propios y fugarse.
Aquí mi fusil, aquí mi pistola uno da tiros la otra consuela
Cinta flojilla pero como digo, un placer culpable en toda regla. La vi primero en vídeo y luego la grabé en uno de sus pases por Canal + hasta que la vuelto a revisar hace poco. Y en todo momento me ha seguido entreteniendo como la primera vez, pero ahora uno se ha vuelto más crítico con ella. Al ver más cine, uno ya va siendo consciente de los defectos de la cinta. Pese a ello, uno no puede evitar sentir cierto cariño por una cinta que le gustaba cuando era más joven.
Uno tiene que ser consciente de lo que va a encontrarse a la hora de enfrentarse a su visionado. Hay que mirarla con ojos condescendientes, de otra forma todos aquellos que lo hagan echarán sapos y culebras por sus bocas y razón no les faltaría.
Cinta entretenida sin más, con una duración de poco más de hora y media, es directa no se va por las ramas y cuando uno se quiere dar cuenta ha acabado. Si no la habéis visto dadle una oportunidad, y si ya lo habéis hecho siempre es buen momento para volver a verla y ver que tal ha aguantado el paso del tiempo.
A continuación el trailer:
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