Vaya racha de buenas lecturas que llevó. Los autores que han ido apareciendo por aquí, de un tiempo a esta parte, están de dulce. Hoy de nuevo vuelve a aparecer por este blog, un autor que se está convirtiendo en uno de los habituales. En está ocasión cambia de género, si ya en anteriores ocasiones tiraba por la fantasía, ahora vuelve a la novela negra, temática al que le tiene un especial cariño. Así pues, veamos que caso ha de resolver el protagonista de la entrada de hoy.
Escrito por Pablo Carnicero de la Cámara, el argumento nos cuenta como Juan Laguna, antiguo matón de discoteca y escritor de novelas negras de éxito, se encuentra una mañana con su novia muerta y con él siendo el máximo sospechoso de su muerte. Ahora, sin quererlo, se verá envuelto en una trama donde nada, ni nadie, es lo que parece y tendrá que poner en práctica sus habilidades detectivescas, si es que quiere resolver el misterio y salir airoso del mismo.
Tal y como se puede ver, no hay nada nuevo bajo el sol en la sinopsis del libro. No es la primera vez, ni será la última, en la que los autores de novela negra recurren al tópico de falso culpable que se ve envuelto en una conspiración sin pretenderlo. Pero este argumento no es solo propio de los escritos, baste recordar que Alfred Hitchcock hizo de estas historias uno de sus fetiches. Baste citar como ejemplo Con la muerte en los talones, por nombrar uno de sus filmes más conocidos.
A Pablo la literatura negra le apasiona, es algo que se puede ver en algunos de sus anteriores trabajos. En varias conversaciones mantenidas, el escritor ha demostrado su pasión, y admiración, por dos de los padres del género negro como son Hammett y Chandler. Personalmente, me gusta más el segundo que el primero. No es que tenga nada en contra del creador de Sam Spade, pero el estilo de Chandler me gusta más.
Las diversas situaciones por las que atraviesa el protagonista, no le son ajenas a Pablo. Sin ir más lejos, en uno de sus trabajos anteriores cuya reseña podéis leer aquí el personaje también se verá envuelto en una aventura sin pretenderlo. Es decir, tal y como he mencionado antes, recurre a uno de los tropos más recurrentes dentro de la literatura negra. Y no nos importa, ya que es la forma en la que lo cuentas lo que hace que la historia sea más o menos atractiva a los lectores.
En el libro, tal y como ocurre en otras obras, aparece la ciudad de Guadalajara, mi ciudad de origen y en la que he pasado la mayor parte de mi vida. Por ello, cada vez que la misma aparece, una sonrisa de nostalgia se dibuja en mi rostro, puesto que las localizaciones que se citan son de las más reconocibles para los habitantes de esta urbe próxima a Madrid.
El libro, cuya extensión es poco más de cien páginas, se lee en un suspiro. Su aspecto es más cercano a los bolsilibros, que a una novela en sí. Lo que no es malo, puesto que lo bueno, si breve, dos veces bueno. Pese a la brevedad de la obra, al autor le da tiempo de putear en no pocas ocasiones a su protagonista, de hacerle salir airoso, aunque por los pelos de las mismas, y a intentar resolver el caso aún a costa de su propia vida.
En un par de ocasiones, Pablo se da el gusto de citar Sin City, en concreto la historia protagonizada por Marv, que en el cine encarnó Mickey Rourke. Es más, si uno lo piensa bien, el protagonista principal de Una novela negra defectuosa, guarda no pocos elementos en común con el personaje creado por Frank Miller: ambos se despiertan al lado de un cadáver de una mujer hermosa y se ven acusados de su asesinato; ejercen de investigadores a su pesar y tendrán que volver a un pasado que creían haber dejado atrás. Por lo que no se sabe si aquí ha ejercido un homenaje a la famosa novela gráfica del famoso guionista y dibujante estadounidense.
La única pega, por así decirlo, que se le puede poner es que la identidad del villano principal y que maneja los hilos, se puede intuir a mitad de obra, e incluso antes. Esto no es culpa del autor, ni mucho menos, pero, cuando ya uno lleva un bagaje dentro del género negro, ya sea literario o cinematográfico, es complicado sorprenderle. Casi todo está dicho dentro de esta categoría literaria, por lo que es complicado innovar.
El final, que por supuesto no voy a desvelar, queda a la imaginación de los lectores. Pablo deja una conclusión lo suficientemente abierta, para que cada uno saque su propia conclusión acerca del destino del protagonista.
Tanto si sois seguidores de Pablo, como si os gusta la literatura negra más clásica, este es un libro al que hay que darle una oportunidad. Si lo hacéis, no os arrepentiréis.
Espero que os haya gustado la entrada de hoy.
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