sábado, 13 de abril de 2019

libro: Donde el perdón no llega

En la terminología pugilística, uno de los términos más conocidos es el rope a dope y que fue creado por Muhammad Ali. La definición hace referencia a conseguir gastar al adversario, para luego iniciar el contraataque que permita alzarse con la victoria. Esto es lo que se puede aplicar a la reseña de hoy, y que significa la opera prima del autor, en una obra en el que las balas, los machetes, el alcohol, el veneno y la venganza conforman un coctel cuya base es el tequila, y que ha sido destilado en México.

 
Escrito por Ángel Vela, la historia nos cuenta como la venganza, el alcohol y los sentimientos pueden llegar a destrozar la vida de las personas. Dentro de la obra se distinguen dos líneas temporales: en la primera de ellas, ubicada en 2006, conocemos al Gordo y al Tuna, dos temporeros. En la de 2016, al neuropsiquiatra Diego Morales, quien llega a un modesto hospital en Morelos para tratar a un paciente. Ambas líneas temporales no tardarán en cruzarse.

Interesante debut en la novela larga por parte del autor, quien de forma previa ya había publicado varios relatos y reseñas. Cuando alguien debuta en una opera prima, ya sea literaria o cinematográfica, tiene los nervios a flor de piel. Uno ha puesto un montón de esfuerzo e ilusión en dar vida a su creación. Pero a tenor de lo leído, el escritor puede estar tranquilo. Puesto que ha creado una gran obra, con una gran madurez a pesar de tratarse de su primer escrito en formato largo.

Esta es una obra en el que la violencia está presente casi desde que comienza, hasta que finaliza. Apenas hay instantes en que la misma no esté presente, ya sea física o verbal. Y es que es una novela dura, seca, que se nos queda atascada en el gaznate. Y para bajarla hará falta tequila, por supuesto de forma imaginaria claro está, bebida típica de la frontera mexicana. Pero cuanto más leamos, más duro se nos hará leer, más bola se nos hará en la garganta y más tequila nos hará falta para seguir avanzando.

En una novela, por norma general, suele haber héroes y villanos. Aquí apenas nos vamos a encontrar nada de eso. Y el que el "héroe", demostrará ser más oscuro y sanguinario que el villano al que quiere derrotar. Y en lo que respecta al villano, no se siente simpatía por él en ningún momento. Y en los escasos momentos en los que demuestra algo de humanidad, la misma queda sepultada al acto siguiente.
Es una obra en la que los personajes están muy bien definidos, y en que su personalidad resulta clave para el devenir de los acontecimientos. Pero si hubiera que destacar a uno, y que hace que todo arranque, sería sin lugar a dudas Doña Capulina. Es ella la que inicia todo, la que hace que todo arranque. Su presencia planea sobre los personajes. Pese a no pronunciar una sola palabra en ningún momento, sus acciones hablan por ella.

La influencia de diversos directores como Rodríguez, Tarantino o Croneberg está presente. Sobre todo en lo que respecta los momentos más violentos, sangrientos u oníricos. En el resto de la novela, lo que los lectores se van a encontrar es un drama de cajón. En donde nada es lo que parece.
Se podría decir, salvando las distancias, que el libro se puede resumir como si Peckinpah o Tarantino hubieran dirigido diversos capítulos de El secreto de puente viejo o Amar es para siempre.

Un gran libro y que esperemos que sea el principio de una carrera que no pare de deparar alegrías, tanto al autor como a los lectores. Con este nuevo ejemplar, la editorial vuelve a apuntarse un buen tanto ofreciendo a sus lectores una novela adulta, seca y dura y donde la venganza alcanzará a la gran mayoría de los personajes.

Si os gustan las novelas cuya base es la venganza, pero que bajo la superficie esconden algo más, no lo dudéis y dadle una oportunidad. Seguro que no os arrepentiréis.

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