lunes, 17 de abril de 2017

libro: Los caminantes. Tempus Fugit

En 2009 el escritor Carlos Sisí creó una novela de zombis ambientada en tierras malagueñas, su título era Los caminantes. Desde su lanzamiento se han publicado 4 libros más y todo quedará cerrado en el siguiente. Los personajes del autor malagueño ya forman parte de la historia de horror patrio y son unas creaciones que uno llega a apreciar, puesto que les hemos acompañado en sus aventuras con pocos instantes de paz y bastantes dramáticos, algunos de ellos más impactantes que otros. En este quinto libro algunas incógnitas quedarán resueltas, a la vez que otras nuevas se abrirán en lo que se supone que será la traca final a las aventuras de Juan Aranda y sus amigos contra las hordas de muertos vivientes.

Tras los sucesos de la cuarta parte los supervivientes de anteriores aventuras se han reunido en CuraMed. Todo parece ir sobre ruedas cuando la vacuna del Esperantum empieza a fallar, pero ese será el menor de sus problemas ya que entre ellos se encuentra un traidor que pondrá su mundo del revés. La solución parece estar en Carranque, donde todo comenzó.

Cuando todo parecía cerrado en la tercera entrega, el autor sorprendió a sus seguidores con una cuarta parte en la que algunas preguntas que habían quedado sin respuesta, así como el destino de algunos personajes, eran respondidas. A diferencia de las anteriores ésta era más dinámica y abarcaba diferentes frentes, a los personajes ya conocidos se les unirían nuevos que demostrarían ser esenciales no solo en el devenir de los acontecimientos que aquí se narraban, sino también los que tienen lugar en esta quinta parte.

Algo que me sorprendió de esta quinta entrega fue la gran cantidad de acción que hay a lo largo de sus páginas. El autor apenas concede un momento de respiro a los lectores, lo que hace que la novela vaya como un tiro. Ante tanta dosis de adrenalina uno ha de parar de vez en cuando, para dar un momento de respiro a los nervios y hacer que nuestras pulsaciones se asienten de nuevo. Sisí consigue meter a los lectores en su novela y hacer que acompañen a sus protagonistas en sus peripecias, pero a diferencia de ellos nosotros nos encontramos a salvo. Nos basta con cerrar las páginas para volver a salvo a la comodidad de nuestros hogares, algo que les ha sido arrebatado a Aranda y sus compañeros en un par de ocasiones.

El paisaje que nos describe el autor es desolador. Además de los páramos abandonados típicos después de un desastre de estas características, la lluvia no tardará en hacer acto de presencia inundando no solo las calles y las alcantarillas, sino también el ánimo de los protagonistas. Ellos buscarán un modo de no ahogarse y de sacar fuerzas de donde no hay, para salir airosos de las nuevas peripecias que les aguardan y que les llevarán a conocer a dos nuevos aliados, Jam y el Nota, que serán de gran ayuda gracias a sus habilidades e ingenio.

Hubo un momento en esta quinta parte que me hizo acordarme del árbol genealógico del autor. Sí en la anterior entrega se atrevió a romper uno de los tabús en lo que al terror se refiere, aquí directamente lo dinamita. Es un golpe bajo del que cuesta reponerse, cuando lo leí tuve que repasar el párrafo en el que ocurre para asegurarme que lo que acababa de leer no era falso. El escritor nos ha ofrecido a lo largo de su saga instantes muy amargos, pero este es sin duda el más doloroso hasta ahora.

Con este libro el autor saca su vena más sádica puteando a los personajes una y otra vez. Justo cuando creíamos que no les podía hacer una faena más, nos sorprende con otra todavía más gorda. Pero entre tanta jugarreta queda un pequeño resquicio para la esperanza en el lugar donde comenzó todo, y aún así a pesar de este pequeño rayo de luz la conclusión nos deja con la miel en los labios.

Uno de los aspectos que puede restar enteros es la aparición de un vehículo equipado con todo lo necesario para sobrevivir, y es lo que nuestros protagonistas necesitaban. Lejos de molestar a mi me pareció que la misma quedará justificada en la siguiente entrega. Sisí no suele abusar de estos elementos gratuitos, si aparecen es por alguna razón. Sí no lo hacen antes lo harán después, lo que aquí nos ofrece es una pequeña pista y que los lectores se pregunten como ha llegado allí y que ha podido ocurrir.

Con esta nueva entrega de su saga zombi, Sisí nos muestra que Aranda y compañía aún no han dicho su última palabra. Pese a su condición revelada en la anterior entrega, aquí son incapaces de demostrar sus emociones por mucho que quieran. Lo que es sin duda una cruel broma del destino, lo que han ganado por un lado lo han perdido por el otro.

Si disfrutasteis de las anteriores entregas, sin duda también lo haréis con ésta.

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