Dirigida de nuevo por Chad Stahelski, esta vez en solitario, y una vez más con guión de Derek Kolstad la cinta nos cuenta como John Wick (Keanu Reeves) es forzado a salir de su retiro para pagar una deuda de sangre que contrajo con el mafioso Santino D'Antonio (Riccardo Scamarcio). Para cumplir su misión viajará a Roma, pero lejos está de imaginar los peligros a los que tendrá que enfrentarse.
La cinta supone una verdadera gozada para los seguidores del cine de acción a la vieja usanza, en el que apenas se usan efectos visuales y se aprovecha al máximo las habilidades de los especialistas ya sean en las peleas cuerpo a cuerpo o con vehículos. Es una película donde sus máximos responsables no escatiman a la hora de ofrecer a los espectadores grandes dosis de violencia, lenguaje soez o un humor muy negro en no pocas ocasiones. Una producción que se disfruta de principio a fin, y que pese a ser una secuela nos permite conocer más en profundidad a un personaje marcado por la tragedia.
Una de las grandes bazas del film es, como no podía ser de otra forma, su protagonista. La habitual inexpresividad de Reeves le va como anillo al dedo a un personaje que es una máquina de matar. Gracias a esta secuela vemos que, por mucho que intente huir de su pasado y renegar de sus habilidades, Wick es alguien marcado por la violencia, a la que ha de recurrir para salir airoso y escapar de un mundo que había abandonado tras conocer a su esposa, y por la tragedia tras la muerte de la misma y que lo único que quiere es vivir en paz. Algo que le costará hacer debido a su vida anterior.
Además de los intérpretes arriba mencionados, en esta secuela repiten Ian McShane, John Leguizamo y Lance Reddick retomando sus personajes de la primera parte. A éstos se les unen entre otros Franco Nero como Julius, gerente de un hotel de criminales en Roma, Laurence Fishburne como The Bowery King que tiene a su cargo una red de asesinos mendigos (sic), Common como Cassian un letal guardaespaldas o Ruby Rose como Ares, una letal asesina sordomuda. Estos dos últimos tendrán como misión acabar con Wick.
Con tan solo dos películas se puede decir que John Wick es uno de los iconos del cine de acción de los últimos años. Gracias a él o a los personajes encarnados por Denzel Washington en El protector o El fuego de la venganza; Jason Statham en la saga Transporter o Liam Neeson en las tres entregas de Venganza el cine de acción clásico ha vuelto y supone la vuelta a los badass. Tíos que molan mucho, con carisma a raudales y son capaces de deshacerse sin apenas problemas de todos aquellos que han tenido la osadía de tocarles los cojones sin saber la que se les viene encima.
Varios son los elementos a destacar dentro de la película: la forma en la que están rodadas las escenas, el uso de la música y el montaje, la fotografía que en no pocas ocasiones tiene lugar de noche o los momentos de pausa antes del estallido de violencia y que recuerdan a los duelos del Oeste que tan bien supo filmar Sergio Leone. La cinta dista mucho de ser perfecta o ser una obra maestra del género, el aspecto que tiene es el de ser una cinta de serie B dentro del género de acción a pesar de su presupuesto de 40 millones ya que su argumento no dista mucho de las películas protagonizadas por Charles Bronson para la productora Cannon en los años 80 y su guión podía haber mejorado algún aspecto que otro. A pesar de ello supone una gozada y demuestra que al cine de acción clásico aún le queda cuerda sí se siguen haciendo producciones de este tipo.
El final de la cinta nos anticipa una tercera parte, que promete ser espectacular a tenor de como concluye esta segunda parte. Esta secuela amplía el universo de Wick y que nos fue mostrado de forma breve en la primera película. Un mundo en el que los asesinos y criminales parecen dominarlo todo y estar por todas partes, algo que se aprecia en la secuencia que tiene lugar en Nueva York.
Una película indispensable para los amantes del cine de acción y que aprecian el trabajo de los especialistas. Dos horas de puro entretenimiento y que no defraudan en absoluto.
En resumidas cuentas:
Lo mejor: Reeves y la labor tras las cámaras de Stahelski.
Lo peor: nada importante.
La(s) secuencia(s): la de Roma y la de Nueva York.
El momento: John Wick seleccionando el armamento para cumplir su misión.
La imagen: John Wick y Winston en un parque con la gente parada a su alrededor.
La frase: venga quien venga, sea quien sea, lo mataré.
A continuación el trailer:
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