El cine de superhéroes está viviendo una edad de oro, gracias a la "guerra" entre DC y Marvel que pertenece a Disney y que cuenta con un gran abanico de estos iconos del cómic. Pero hace treinta años la casa del ratón Mickey ya hizo un intento de tener a su propio héroe, en una cinta bastante entretenida que bebía bastante del cine de espías y en el que nos presentaba a un protagonista que se alejaba bastante de estos personajes de grandes poderes. Así pues hagamos un viaje al pasado para conocer a este nuevo paladín de la justicia.
Dirigida en 1981 por Charles Jarrott y con guión de Mickey Rose y Robert Sheckley, la cinta nos cuenta como el dibujante de cómics Woodrow "Woody" Wilkins (Michael Crawford) busca inspiración para hacer las aventuras de su personaje Condorman más realistas por lo que se crea un traje emulando a su creación y se lanza desde la Torre Eiffel. Cuando su amigo espía de la CIA Harry (James Hampton) le propone ir a Estambul a entregar unos papeles a la bella agente soviética de la KGB Natalia Rambova (Barbara Carrera), nuestro protagonista no se lo piensa y accede. Lejos está de imaginar las aventuras que vivirá al conocer a la mujer.
Además de los nombres ya mencionados, nos encontramos en el reparto con Oliver Reed como el villano de la función, a Dana Elcar como el superior de Harry y Jean Pierre Kalfon como la mano derecha del villano.
Hacía mucho tiempo que no veía está película, por lo que ayer volví a hacerlo. Y desde luego que el recuerdo que tenía sobre ella se mantuvo intacto. Si bien no es ninguna obra maestra, ni lo pretende, consigue el objetivo de hacer pasar un buen rato a los espectadores que es de lo que se trata cuando uno visiona este tipo de producciones.
No hay que olvidar que es una producción Disney, por lo que las dosis de violencia, palabras soeces o desnudos están reducidas al mínimo,cuando no inexistentes sobre todo en los dos últimos casos. Es una producción familiar, en donde hay mucho sentido del humor y la acción resulta muy blanca y con una ausencia total de sangre. Las peripecias en las que nuestro protagonista se ve envuelto se resuelven gracias a su ingenio y sobre todo al azar. Puesto que es bastante patoso y dista mucho del carácter y habilidades de los grandes nombres del género de espías como Jason Bourne o James Bond.
Uno de los elementos que hay que destacar es el inicio de la cinta, con unos títulos de crédito mezcla de dibujos animados e imagen real y en donde el personaje de Condorman hace de las suyas mientras le acompaña la fanfarria creada por Henry Mancini. Es una música que se ajusta como un guante al carácter divertido y desenfadado del film. Mancini tenía una gran capacidad a la hora de crear temas que transmiten buenas vibraciones, suyas son las composiciones de Remington Steele, La Pantera Rosa o La marcha del elefante bebé para Hatari.
Dos son los principales defectos que se le puede sacar a la cinta. El primero de ellos es la absoluta falta de carisma de su protagonista principal, resulta soso y eso resulta un lastre en una producción de aventuras en las que el héroe tiene que resultar simpático a la audiencia y conseguir que la misma se ponga de su lado. Algo que por desgracia no consigue transmitir Michael Crawford.
El segundo es lo desaprovechado que resulta el malo encarnado por Reed. Cierto que estamos hablando de una producción de Disney, pero que villanos animados como Jafar, Scar o Gastón por nombrar los primeros nombres que se me han venido a la cabeza resulten una amenaza para el héroe y que Reed no lo sea indica una falta de interés total, tanto por parte del guionista al crear al personaje como de Reed a la hora de encarnarlo.
La dirección por parte de Jarrott resulta correcta para una producción familiar de estas características. Sabe lo que tiene entre manos y se dedica a hacerlo lo mejor posible.
Por contra hay que destacar los parajes en los que transcurre la acción, y que nos lleva a recorrer algunos de los principales países de Europa como París, Suiza, Yugoslavia o Italia por nombrar unos cuantos y siendo bellamente retratados por la fotografía de Charles F. Wheeler.
El final de la cinta lo dejaba abierto a una posible secuela, y quién sabe si a una saga de películas con el mismo personaje. Pero su fracaso en taquilla hizo que se quedará como un único film.
Una cinta simpática que con una duración que no llega a la hora y media y en donde se demuestra que se pueden hacer cintas de espías para todos los públicos.
En resumidas cuentas:
Lo mejor: su divertido punto de partida y las localizaciones.
Lo peor: los personajes de Crawford y Reed.
La secuencia: la persecución entre los secuaces del villano y Condorman acompañado por Natalia.
La imagen: Condorman mostrando su traje a Natalia.
El momento: Condorman se presenta a Natalia en Estambul y lo que pasa a continuación.
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