No hay duda que la irrupción de Bruce Lee en la gran pantalla supuso el boom de las artes marciales. Pese a contar con una corta carrera en el cine, el pequeño dragón hizo que esta forma de lucha oriental se diera a conocer a lo largo del globo. Al fallecer surgieron multitud de sosias y otros artistas marciales que intentaron recoger su testigo. Gracias a Lee surgieron personajes en viñetas como Shang-Chi o Puño de hierro, y en nuestro país los bolsilibros supieron aprovechar este éxito con la publicación de la colección KIAI, en la que diversos autores patrios utilizaban las artes marciales para ambientar las aventuras de sus protagonistas.
Precisamente 19 novelas de esa colección son las que componen la entrada de hoy. Las mismas se recopilaron en 4 volúmenes que salieron adelante gracias al crowfunding y que se pueden adquirir de forma independiente a pesar de que el plazo de colaborar en esta plataforma haya finalizado.
Escritas por Curtis Garland las historias nos contaban las aventuras del americano Frank Cole, el asiático Kwan Shang y la mulata Lena Tiger a quienes el azar une de forma casual. A partir de ese momento y gracias al hallazgo de un tesoro unirán sus fuerzas y pondrán sus habilidades marciales para defender a los débiles y aclarar los misterios en los que se ven envueltos. Son los nuevos defensores de la justica, son los tres dragones de oro.
Estos 19 relatos suponen una verdadera gozada para los amantes de los bolsilibros. Aventuras ligeras, que se disfrutan de principio a fin y que demuestran que España no tiene nada que envidiar a la literatura de evasión de Estados Unidos, sobre todo gracias a escritores como Lem Ryan, Marcial Lafuente Estefanía o el que hoy nos ocupa Curtis Garland. Todos ellos autores patrios pero que eran capaz de trasladarnos a localizaciones lejanas gracias sobre todo a dos factores: su imaginación y su buen hacer a la hora de crear las historias.
Los tres protagonistas están inspirados de forma clara en tres figuras del cine de acción de la época. Por la descripción que hace el autor no resulta complicado identifcar a Frank Cole con Chuck Norris, a Kwan Shang con Bruce Lee y a Lena Tiger con una de las figuras femeninas de la blaxpoitation como fue Pam Grier.
Antes de proseguir con el análisis voy a citar los tres elementos que no me acabaron de convencer del todo. El primero de ellos son algunos errores de maquetación que se pueden apreciar en cualquiera de los volumenes y que se dan de vez en cuando y que hacen que un párrafo quedé inconcluso y haya que saltar un párrafo para seguir leyendo. No ocurre de forma frecuente pero cuando esto ocurre hace que pueda resultar incómodo o molestar a los lectores más puristas.
El segundo factor que no me gustó fueron las erratas diseminadas a lo largo de cada una de las historias. No son faltas de ortografía que hace que a uno le sangren los ojos, pero son guiones, símbolos o palabras que están mal escritas que perjudican la lectura de los relatos. Esto hace que no se pueda disfrutar de igual forma de las aventuras de estos héroes. Lo que resulta una verdadera pena, ya que resta enteros a unas historias que son cien por cien literatura de evasión.
El tercero es algo característico de este tipo de literatura y que siempre diré, y es que la conclusión es demasiado precipitada. Todo se resuelve en apenas un par de páginas, si bien lo hace de forma coherente y cerrando la trama de forma satisfactoria, uno espera que se amplie algo más para seguir disfrutando de la aventura de nuestros héroes. Algo que por desgracia no ocurre, lo que hace que uno se quede con ganas de más.
A su favor cuenta con varios factores que hacen que la balanza se incline por el lado de los pros. El primero de ellos son las aventuras en las que se ven envueltos nuestros protagonistas, y que les llevará a enfrentarse desde mafiosos sin escrupulos, hasta ninjas e incluso hasta con King Kong, en el que es una de las aventuras que cuentan con más encanto de las que conforman la antología. Todas estas peripecias funcionan como si fueran un capítulo de serie de televisión. Incluso por como están organizados los capítulos recuerdan a series como El Equipo A, El coche fantástico o McGyver, pese a que las mismas transcurran una década después de la época en la que fueron escritas estas historias.
El planteamiento que se repite a lo largo de cada uno de los relatos es el mismo: asesinato, nuestros héroes entran en acción, lucha, misterio que hay que resolver y la resolución del mismo. Algo que puede resultar repetitivo no lo es en absoluto si uno entra en el juego que nos propone el autor. Hay que dejarse llevar por la propuesta del escritor y disfrutar del viaje que nos plantea el escritor.
El segundo es la labor de investigación que ha llevado el autor a la hora de documentarse para informar a los lectores de los vocablos relacionados con las artes marciales que aparecen en los relatos. Tal y como se advierte a los lectores en el prólogo del primer volumen, Garland era un apasionado y practicante de las artes marciales y ese sentimiento por esta lucha oriental es algo que quiso transmitir a la hora de plasmar las aventuras de estos tres personajes. No son pocas las ocasiones en las que aparecen estos términos, lo que demuestra la pasión del autor por este tipo de disciplina deportiva.
El tercero es el carisma de cada uno de los personajes. Si bien el autor otorga un plus de protagonismo sobre el karateka Cole, que es quién resuelve el misterio acerca de la identidad del malo en todas las ocasiones, los otros dos dragones no andan cortos de molonidad y habilidades marciales. Mientras que Shang es el más racional de los tres y un gran experto en kung-fu, Tiger es la más pasional y experta en aikido y taekwondo. Este carácter hace que los sentimientos que siente por Cole le nublen los sentidos cada vez que el luchador comparte cama con las féminas que se le ponen a tiro. Cada uno de los tres protagonistas desprenden buenas vibraciones y demuestran tener madera como héroes, y heroína, de acción.
El cuarto y no por ello menos importante, son las numerosas escenas de acción y combates que hay a lo largo de cada una de las 19 aventuras de los tres dragones. Uno puede acabar de leer un párrafo, cerrar los ojos e imaginarselo en imagen real, bien sea en pantalla grande o en la televisión, puesto que estos relatos se prestan para una adaptación. Contienen los elementos necesarios para ser adaptados: grandes dosis de entretenimiento, acción, aventuras, parajes exóticos, personajes que molan, humor y misterio.
Una lectura recomendada para todos aquellos amantes de las artes marciales, las historias repletas de acción o de cualquiera que ame el pulp. Los que se acerquen seguro que no se arrepentirán al hacerlo y es una nueva muestra del talento del que hacía gala Garland a la hora de escribir sus historias.
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