Los aficionados al cine tienen varios libros de cabecera con los que complementar su pasión por el séptimo arte. Además de las biografías dedicadas a sus actores y/o directores favoritos, monografías sobre fotografía, guión o dirección existe un libro que cualquier seguidor de la gran pantalla no debería dejar pasar. Su título es Moteros tranquilos, toros salvajes escrito por Peter Biskind. En este volumen el autor se dedica a analizar a la generación de realizadores que cambiaron la historia de Hollywood.
Dirigido y guionizado por Kenneth Bowser en 2003, el documental supone la traslación en imágenes del libro de Biskind. Con declaraciones de algunos de los implicados como Peter Bogdanovich, Richard Dreyfuss, Cybill Sheperd, Dennis Hopper o Peter Fonda los espectadores conocerán de primera mano como un grupo de realizadores entre los que se encontraban Martin Scorsese, Francis Ford Coppola, Steven Spielberg, Sam Peckinpah o George Lucas cambiaron el modo de hacer películas.
Los años finales de los sesenta y la década 70 fueron una época convulsa para el cine estadounidense. La gente ya no acudía a las salas de cine, preferían quedarse en casa viendo la televisión y el entretenimiento gratuito que la misma les proporcionaba. Los estudios, que antaño estaban dominados por los grandes nombres como el de Jack Warner o Darryl F. Zanuck, se veían incapaces de competir contra la pequeña pantalla y las grandes corporaciones no tardarían en hacerse con el control de estos estudios como ocurrió con la Paramount. Las nuevas generaciones de cinéfilos dieron la espalda a Hollywood y pusieron sus ojos en el cine que se hacía en Europa y en directores como Jean Luc Godard o François Truffaut.
A modo de respuesta esta generación de directores provenientes en su mayoría de la UCLA, Universidad de California de Los Ángeles, enseñaron a los estudios que no hacían falta grandes estrellas para atraer a las masas de nuevo a las salas de cine. Tan solo había que escuchar al público, especialmente al adolescente que abarrotaba los autocines. Las cintas que dieron el pistoletazo de salida a esta nueva forma de hacer cine fueron Easy Rider y Bonnie y Clyde, dirigidas por Dennis Hopper y Arthur Penn respectivamente. Estas producciones mostraban escenas violentas, gente drogándose, desnudos o un lenguaje soez que no se había visto hasta entonces. Una muestra más que los tiempos en la meca del cine estaban cambiando, y que Hollywood debía de hacerlo si quería recuperar el esplendor de antaño.
Algunos de los realizadores que llegaron a dominar la década de los setenta, y posteriormente en los ochenta, salieron de la factoría de Roger Corman. Director y productor famoso que se ha caracterizado por no tener un solo fracaso de taquilla en su amplia carrera cinematográfica en cualquiera de las dos facetas mencionadas. De esta forma directores como Francis Ford Coppola o Martin Scorsese realizaron Demencia 13 y El tren de Bertha respectivamente, los cuales les servirían para aprender a rodar de manera rápida y ahorrando costes. Algo que Scorsese puso en práctica a la hora de realizar Malas Calles.
Como no podía tratarse de otra forma al hablar de la década de los 70, el documental hace referencia a los éxitos de taquilla que supusieron Tiburón y La guerra de las galaxias. Ambas producciones cambiaron la forma de entender el cine hasta el momento de su estreno. Gracias a estos filmes se creó el término blockbuster, producciones cinematográficas con una gran inversión tanto a la hora de realizarlas como en publicidad y productos derivados como camisetas, figuras, juegos de mesa, etcétera.
Hablar de la época en la que éstas producciones vieron la luz es hablar también de alcohol, sexo y drogas. Algo a lo que directores como Dennis Hopper o Sam Peckinpah eran adictos, y que el realizador de Grupo Salvaje no escondía en absoluto. Lo que les acabaría pasando factura a ambos en alguna que otra ocasión a lo largo de su carrera.
El único pero que se le puede encontrar al documental es la falta de declaraciones de Spielberg o Lucas. Sin duda hubiera resultado bastante interesante el conocer su opinión acerca de la época en la que empezaron a dar sus primeros pasos en la gran pantalla.
Un documental imprescindible tanto para los amantes del libro de Biskind, como para aquellos que quieran saber más sobre la época en la que el cine cambió. Sus dos horas de duración pasan en un suspiro, gracias a un buen montaje, las declaraciones de los participantes y a la división en diversas partes y que abarcan algunos de los puntos aquí mencionados.
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