domingo, 15 de junio de 2014

libro: el amargo despertar

Muy buenas a todos. Hoy de nuevo volvemos a un libro que merece la pena reivindicarse pese a ser uno de los más duros que han sido reseñados hasta ahora en este blog. Pese a tratarse de un tema tan recurrente dentro del género de la ciencia ficción o del terror, el autor lo hace desde un nuevo punto de vista y que hace que este gane enteros. Pero no adelantemos acontecimientos todavía, vamos a coger fuerzas para acompañar a nuestro protagonista en las peripecias que le aguardan en su viaje por nuestro país. Y veremos que muchos despertares no son dulces, si no que tal y como nos narra el escritor pueden ser también amargos.

Escrita por Alberto González Ortiz nos cuenta la historia de Jorge, a quién acaban de detectar el SIDA y que ha despertado en un mundo en el que un fenómeno ha hecho que toda la población haya desaparecido. Ahora ha de intentar sobrevivir lo máximo posible en tales circunstancias pese a que su destino parece sellado.
Estas pocas líneas deberían llamaros la atención para darle una oportunidad a la novela. Es ciencia ficción, pero no esperéis encontrar monstruos, alienigenas o algo parecido. En ningún momento el autor nos da la explicación de fenómeno que ha hecho que desaparezca toda la población, es más, no nos importa. Esto es el Mcguffin del libro, lo que de verdad nos tiene que llamar la atención es el comportamiento de Jorge.
Siendo claros, el protagonista de la novela es un cabronazo de tomo y lomo. Solo se interesa por él mismo, es egoísta y en no pocas ocasiones deseamos su muerte. En este aspecto el autor del libro se lo ha currado muy mucho, que el principal carácter de tu novela sea tan odioso no es nada fácil. Cuando uno piensa un personaje que ha de llevar sobre sus hombros todo el peso de la trama ha de hacerlo carismático, o con detalles que hacen que te caiga bien. Olvidaos de eso aquí, desde que comienza la acción ya vemos que Jorge dista mucho de ser carismático.
A lo largo de sus páginas podemos ver como va evolucionando, pero eso es tan solo un espejismo. Justo cuando creíamos que algunas de las acciones que comete no podían ser peores, el autor parece decirnos: pues va a ser que no lectores. Y nos describe una situación que nos consigue impactar aún más que la anterior. Obviamente no vamos a desvelar en este blog cuales son, para ellos tendréis que leer la novela.
El libro se lee rápido, puesto que su extensión no llega a las doscientas páginas, pero madre mía como cunden. Este es de esos ejemplos donde se puede afirmar de manera rotunda que lo bueno si breve, dos veces bueno.
Cuando empieza el libro vemos una situación que nos puede parecer extraña, pero queda explicada de forma totalmente coherente en el amargo final del libro.
Según iba avanzando en su lectura me iba cabreando más y más. He mencionado unos párrafos más atrás que justo cuando creíamos que todo estaba olvidado, el golpe que nos llevamos nos deja totalmente KO, es como si de las páginas del libro saliera la patada giratoria de Chuck Norris para dejarnos totalmente aturdidos. En este momento necesitas parar la lectura, yo lo hice en un par de ocasiones, para asimilar lo que acabas de leer. Cuándo lo haces y ves que lo has entendido de manera clara, tu primer sentimiento es cabreo y luego impotencia ante lo que has visto.
Es una buena lectura de cara al verano, que no os eche para atrás la crudeza de su trama, puesto que el autor sabe hacer que te enganches desde que comienzas a leerlo. Además nadie dijo que todos los libros que se están reseñando debían de tener conclusiones felices.
Espero que os haya gustado la entrada de hoy.

3 comentarios:

  1. Muchas gracias, Santiago.
    En www.albertoalez.com y en Sebastopol, información.

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  2. Coincido con la reseña. Es un libro atípico, como los 3 que he tenido el placer de leer de este autor, que además es amigo de toda la vida. Merece la pena su lectura, sin duda.

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