domingo, 6 de julio de 2025

concierto: Film Symphony Orchestra. Especial James Horner

El pasado 4 de julio, en el auditorio nacional de Madrid se celebró este concierto en homenaje al fallecido de forma prematura James Horner. Un compositor que ha puesto música a algunas de las mejores películas de la historia del séptimo arte. Como no podía ser de otra forma, no me lo quise perder y allí acudí en compañía de mi pareja. El resultado fue, tal y como nos tiene acostumbrados la formación liderada por el maestro Orts, increíble. Desde aquí dar las gracias a la organización, por las entradas de cortesía con las que ha sido posible la entrada de hoy.


Tal y como he avanzado en el párrafo que inauguraba la entrada de hoy, el maestro Constantino Martínez-Orts, volvía a dirigir a esta gran filarmónica que, a lo largo de 15 temas, y dos partes nos hizo viajar al espacio en no pocas ocasiones, también nos hizo soñar con reinos de fantasía, viajar en el barco más famoso de la historia o luchar contra el crimen, por citar algunos ejemplos.

Puntuales como un reloj, nada más empezar nos pusimos nuestros trajes de viajar al espacio para acompañar a la Enterprise en su segunda aventura cinematográfica Star Trek II: La ira de Khan, en una pieza que he de decir me sorprendió. Si bien no soy un gran seguidor de las peripecias de Kirk y cía, la manera en la que ejecutaron la pieza me dieron ganas de volver a ver la saga y prestar más atención a las partituras de cada una de ellas.

Después del espacio, era el momento de volver a los primeros años del pasado siglo XX con la pieza compuesta para el film Leyendas de pasión.  Poco más puedo decir, ya que la composición de Horner te sigue poniendo los pelos de punta, no importa las veces que la escuches. Yo ya llevo unas cuantas, y me sigue emocionando como la primera vez que la escuché. Tal y como podéis comprobar en el siguiente corte:


Después de una pieza tan melancólica, la filarmónica decidió dar caña por lo que nos hizo empuñar nuestras espadas, protegernos con nuestros cascos y escudos y viajar junto con Brad Pitt a Troya. Momento muy cañero en el que nos pusieron las pilas, además que la pieza que decidieron tocar coincide con uno de los instantes más recordador del film dirigido por Petersen: la llegada de Aquiles a la playa de Troya junto con sus mirmidones.

Del pasado más lejano, volvimos a nuestros días. Una vez más viajamos al espacio, para intentar detener la llegada de un meteorito en la suite de Deep Impact. Aquí volví a sorprenderme, ya que si la cinta dirigida por Mimi Leder me supuso una ligera decepción cuando la vi en su momento, tengo que admitir que una vez oída la pieza, me dieron ganas de volver a verla y juzgarla de nuevo con otros ojos.

Sin dejar de lado nuestro pasado más reciente, el maestro Orts y su orquesta volvieron a deleitar a la audiencia con otra nueva suite. En este caso, para la cinta Una mente maravillosa. En este tema se mezclaron las partes más tranquilas, con aquellas que tenían más tensión y que servían para acentuar los momentos más tensos en el que el protagonista del film se veía acosado por sus propios fantasmas.

Precisamente Casper fue el encargado de recoger el testigo con su tema. Una composición sencilla, muy emotiva tocó la patata a los que estábamos allí reunidos. Un instante bastante bonito y que bajó las pulsaciones, algo que nos haría falta ya que el siguiente tema era bastante épico.

La suite de Willow, nos hizo volver a viajar a este reino de fantasía y a nuestra infancia. No era la primera vez que oía este tema, y es de las composiciones que uno no se cansa de escuchar. Lo tiene todo para gustar: emoción, pasión, instantes más tranquilos. Una montaña rusa de emociones que nos hizo pasar por varios estados de ánimo.

La pieza escogida para poner el punto y final esta primera parte, que no al concierto, fue la suite de Braveheart.  Todo lo que se haya dicho, tanto sobre la partitura como del film de Gibson, se queda corto. Una película que gusta a todo el mundo, así como su partitura. Una vez más, viajamos a las tierras escocesas para acompañar a William Wallace en sus luchas para liberar a Escocia de los ingleses.

Si algo caracterizó a la segunda parte del concierto, con respecto a la primera, fue la épica de los temas escogidos, por lo que se puede decir que aquí los temas seleccionados, en su mayoría, fueron bastante cañeros y, en opinión de quien esto escribe, me gustaron más que los que les precedieron.

La suite de La máscara del zorro fue la encargada de dar el pistoletazo de salida. El tema ya había sido tocado en otras giras, pero no importa. Las palmas, la guitarra, nos hicieron acompañar a nuestro Antonio Banderas, una vez más en su lucha contra los villanos de turno.

Después de tantos momentos tensos, nada como sumergirse en la piscina con efectos rejuvenecedores de Coccoon. Un tema muy tranquilo, acorde a la temática principal del film dirigido por Howard y que, tal y como he dicho más veces, y seguro que vuelva a mencionar otras veces más adelante, nos dan ganas de volver a ver la película.

Era el momento de volver a estirar los músculos, por lo que nada como acompañar a Spiderman en la partitura compuesta por Horner para The amazing Spider-man. Con el tema de los títulos de crédito finales que, pese su tranquilidad aparente, escondía no pocos instantes emocionantes.

Sin dejar de lado la temática heroica, llego uno de mis momentos favoritos del show como fue el tema de Rocketeer. Película a reivindicar que no solo cuenta con una preciosa Jennifer Connelly en su reparto, sino también con una buena dirección y con una partitura que sirve de perfecto acompañamiento a las imágenes que acompañaban a las peripecias de este héroe.

Se acercaba el final del evento, pero no así las emociones. Puesto que tres suites, pertenecientes cada una de ellas a las más famosas partituras de Horner, fueron las encargadas de acompañar a los instantes finales del concierto.

La primera de ellas fue la de Apolo 13. Increíble, ya desde los primeros acordes de la trompeta, Horner no nos suelta hasta que acaba la composición en la que los instantes más tranquilos, se alternan con los más emocionantes y épicos. No era la primera vez que la escuchaba y, aún así, me sigue gustando como la primera vez que la escuché.

La segunda nos hizo viajar al mundo de Pandora. Como ya habéis podido adivinar, me estoy refiriendo a Avatar, en donde a través de sus notas musicales vivimos momentos sosegados y otros no tanto. Un tema que no estuvo mal, pero que no me acabó de convencer del todo.

La tercera y encargada de poner punto y final al evento, fue Titanic. Impresionante, no se me ocurre otro término con el que definir a este tema. Instantes ligeros, otros trágicos y todo ello acompañado con la voz de la solista habitual de la orquesta que nos deleitó con su talento con la famosa canción My heart will go on. No se me ocurría mejor forma de terminar el concierto.

Bueno si, miento. Como no podía ser de otra forma, la FSO cerró con el que se ha convertido en su seña habitual, La cantina de Mos Eisley ponía, ahora sí, el punto y final al concierto homenaje a la figura de Horner, pese a que la canción escogida pertenece a John Williams.

Una vez más la FSO lo ha vuelto a hacer. Nos ha mostrado su talento, pasión y ganas de divertir a la audiencia viajando con las partituras más conocidas de James Horner, que, como no podía ser de otra forma, sonaron sus famosos parabara.

Como colofón, aquí os dejo con algunas imágenes de antes, durante y después del evento:




Espero que os haya gustado la entrada de hoy.