Con presentación a cargo de Carlos Díaz Maroto, que también es autor de uno de los relatos, el presente tomo recoge tres historias a cargo del ya mencionado Díaz Maroto, junto a Cameron Crane, seudónimo de Marco Eugenio Sánchez Arrate más un pequeño relato extra a cargo de Miguel Ángel Naharro. Como viene siendo habitual, os haré un breve resumen de cada uno de los mismos y daré mi opinión sobre ellos:
- Grimorio: escrito por Carlos Díaz Maroto, la trama nos cuenta como Cristina Echevarría dueña de una librería de libros antiguos en Madrid, se encuentra de manera casual mientras está catalogando una biblioteca particular se encuentra con un misterioso grimorio. Lo que ignora la joven es las consecuencias que tendrá el hallazgo del mismo.
Tal y como decían en el Un, dos, tres: "Y hasta aquí puedo leer". Cualquier detalle de más que os revele sería estropear alguna de las sorpresas que nos tiene reservadas el autor. Carlos divide el relato en dos partes bien diferenciadas, en la primera de ellas se nos narra el hallazgo del ya mencionado grimorio, y en la segunda es cuando mete la directa y nos muestra las consecuencias de su descubrimiento.
Si bien nos va dejando pistas de lo que nos vamos a encontrar, lo que no me esperaba es lo que me iba a encontrar en los instantes finales de la historia. En los que el autor da rienda suelta a su faceta más sangrienta y nos ofrece un espectáculo repleto de sangre, vísceras y demás elementos esenciales dentro de un relato de terror.
Si bien en un principio la trama puede recordar a El club Dumas de Peréz-Reverte, nada más lejos de la realidad. Mientras que Reverte tira más por el thriller con unas gotas de terror, Carlos apuesta de forma directa por el segundo elemento. A medida que la historia va avanzando, ya intuimos que el dichoso grimorio no tiene nada que envidiar a otros libros malditos como el Necronomicón o el libro de Eibon, capaces de crear las mayores pesadillas.
Es un relato que me gustó bastante, no solo por el tono que Carlos le da a la historia, sino también porque sabe ir dando los sustos y dosis de sangre y violencia en su justa medida. Eso, y el ubicar la acción en Madrid hará que en no pocas ocasiones identifiquemos los sitios en los tiene lugar la historia, ya que, seguro, en alguna que otra ocasión hemos pasado por los mismos.
El final, que por supuesto no voy a desvelar, es acorde con lo que hemos estado leyendo y nos deja con ganas de saber más, puesto que la conclusión se presta a una continuación que, esperemos, se haga realidad en un futuro.
- El ladrón de novelas: escrito por Cameron Crane la historia nos cuenta como el escritor Armando Roma es contactado por su amigo, y colega de profesión, Carlos Collardi quien le confiesa que alguien le está robando sus ideas y que posteriormente se publican en forma de libros con éxito de público y crítica. Armando no tardará en descubrir que existe una sociedad que posee un artefacto capaz de hacer lo que le ha confesado Carlos, lo que será el inicio de una aventura llena de peligros.
Otra historia bastante chula y que apuesta más por el terror psicológico, que por el más visceral. Lo que no quita para que, de vez en cuando, nos encontremos con instantes sangrientos. Esto es un acierto por parte del autor, que consigue atraparnos en una historia que transcurre en dos localizaciones; en Buenos Aires y en Madrid, obteniendo en cada uno de ellos las pistas necesarias para resolver el misterio del artefacto.
Sin duda lo mejor del relato es como se nos van desvelando las pistas, a la vez que las va descubriendo el protagonista quien se ve envuelto en una investigación a su pesar, para esclarecer los verdaderos motivos que se esconden tras las palabras de su amigo. Poco a pocos se nos van desvelando y, cuando lo hacen, uno no puede sino aplaudir la imaginación del autor.
Si bien aquí hay bastante misterio, no quita para que, en los instantes finales, Cameron apueste por la acción, sobre todo en un momento clave, y también el terror en una secuencia que nada tiene que envidiar a las producciones de horror dirigidas por Craven o Raimi, por citar dos ejemplos clave dentro del género de horror.
Aquí, una vez más, el autor nos deja con la miel en los labios ante lo que puede ser el inicio de una saga que, en caso de hacerse realidad, puede darnos grandes dosis de entretenimiento ya que la conclusión se presenta a ello y, a uno le entran ganas de saber como van a continuar las peripecias de nuestros protagonistas ante las nuevas amenazas que se les vienen encima.
- El secreto de Angus Wheeler: escrito por Miguel Ángel Naharro. La trama nos cuenta como Larry Shepley empieza a trabajar como nuevo guardián del cementerio de Arkham. Cuando se encuentra con un antiguo libro propiedad de su predecesor en el cargo, Angus Wheeler, el trabajador conocerá el significado de la palabra terror.
Gran homenaje a Lovecraft, no solo por la localización de la historia, sino también por la historia en si con seres de las profundidades y de las pesadillas que los mismos provocan en todos aquellos que tienen la desdicha de cruzarse con los mismos.
Pocas páginas le bastan a Miguel para narrar un relato que, casi desde su inicio, nos atrapa hasta su conclusión. Esta no es la primera vez que el autor de La garra se asoma al género de terror, baste recordar su aproximación con El cruce de caminos, cuya reseña podréis leer aquí y no se le da mal. Sabe construir la atmósfera y los personajes, así pues esperemos que siga visitando el terror de vez en cuando ya que no se le da mal.
Tanto si os gustan las historias de terror variadas, como si sois seguidores de los autores, dadle una oportunidad al presente volumen, seguro que no os arrepentiréis.
Espero que os haya gustado la entrada de hoy, que creo que será la que cierre el año. Por lo que, si no publico mañana, os deseo una feliz entrada y salida de año.

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