Cuando uno es aficionado al cine, le gusta investigar títulos poco conocidos y que merezcan reivindicarse. Para ello, nada como acudir a Filmaffinity o a los diversos grupos que hay por las redes sociales, para que la gente te descubra estas obras que, por unos motivos u otros, permanecen bajo el radar. Hoy os traigo uno de esos filmes, un thriller modesto pero que te mantiene enganchado en todo momento.
Dirigida por Daryl Duke y escrita por Curtis Hanson, adaptando la novela de Anders Bolensen, la cinta es un remake de la cinta danesa Think of a number. La trama nos cuenta como Miles Cullen, Elliot Gould, es un tímido cajero que trabaja en una sucursal en un centro comercial canadiense. Un día, se da cuenta que el banco va a ser atracado y decide esconder la recaudación, cuando el criminal Reikle, Christopher Plummer, vestido como Santa Claus atraca la sucursal, se lleva un botín más pequeño de lo esperado. Lo que Miles ignora es que, desde ese momento, se pondrá en el punto de mira del ladrón que además es un psicópata y quiere recuperar lo que es suyo.
Además de los intérpretes arriba citados, en su reparto también nos encontramos con Susannah York en el rol de Julie, compañera de trabajo de Miles y su interés amoroso; Céline Lomez dando vida a Elaine, una misteriosa mujer y John Candy como Simonsen, otro de los compañeros de trabajo de Miles.
Menuda sorpresa más agradable me llevé cuando la vi. Si ya en su momento me llamó la atención su argumento, no fue hasta hace poco cuando un gran amigo la vio y le dije que la tenía pendiente de ver. Su respuesta fue que me animase a verla, que no me iba a arrepentir que fue lo que termino sucediendo.
La trama es ingeniosa, pese a que a día de hoy haya otras producciones con un argumento parecido. Salvando las distancias, se podría decir que la cinta bebe del cine de Hitchcock, con ese hombre normal que se ve superado por las circunstancias y que tendrá que esquivar no pocos peligros si quiere salir airoso de la situación en la que se ha visto envuelto.
Uno de los puntos a favor de la cinta es el cara a cara entre Plummer y Gould. Aquí, el que fuera protagonista de Sonrisas y lágrimas nos ofrece un rol distinto al que interpretó en el famoso musical. Aquí su personaje es bastante sádico, peligroso y manipulador. No dudará en cometer cualquier acto para alcanzar su objetivo, caiga quien caiga.
Gould no le anda a la zaga, pese a que en un primer momento parezca un hombre apocado, poco a poco se nos va desvelando que, tras esa figura, también se esconde alguien que es más de lo que parece y no es tan inocente como parecía en un principio, algo que se nos va mostrando a medida que avanza el largometraje.
Algo que me sorprendió fue el nivel de violencia mostrado, sobre todo en un determinado momento en el que una pecera es utilizada como arma mortal. Es un instante que nada tiene que envidiar al cine de terror, con un sadismo bastante sorprendente y que podía formar parte de un filme de terror en sí, sobre todo teniendo en cuenta lo que pasa después.
Puede parecer que su estética sea el de un telefilm, pero nada más lejos de la realidad. Tiene una factura muy bien acabada, pero que sin duda podía haberse visto beneficiada de haber costado con un presupuesto algo mayor. Pese a ello, no se le tiene que reprochar nada.
La cinta no es ninguna obra maestra, ni lo pretende. Tan solo quiere cumplir con un único objetivo, que no es otro que el de entretener y lo cumple de sobra. En sus poco más de 100 minutos, consigue atraparnos casi desde su inicio hasta su final, que por supuesto no voy a desvelar, pero que nos demuestra que no todo el mundo es lo que parece.
Si os gustan los thrillers o si queréis pasar un rato entretenido, no lo dudéis y dadle una oportunidad. Así de paso descubrís una joya a reivindicar.
A continuación el tráiler:
Espero que os haya gustado la entrada de hoy.


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