Hay cintas de las que uno no sabe nada, hasta que ve su tráiler. Una vez visto, la misma te ha llamado la atención y decides darle una oportunidad. Es lo que me pasó con la entrada de hoy, una película que ni conocía su existencia y cuyo avance me pareció simpático. Una vez vista, solo puedo decir que las sensaciones se confirman y que puede ser una de las sorpresas dentro de la temporada cinematográfica. Así pues, veamos que peripecias le esperan a nuestro protagonista.
Dirigida por Dan Berk y Robert Olsen y escrita por Lars Jacobson, la trama nos cuenta como Nathan Caine, Jack Quaid, nació con la capacidad de no sentir dolor. Cuando tras un atraco a un banco liderado por el peligroso Simon Greenly, Ray Nicholson, y los hermanos Ben, Evan Hengst, y Andre Clark, Conrad Kemp, se llevan a Sherry, Amber Midthunder, novia de Nathan, nuestro protagonista decide rescatarla.
Además de los protagonistas arriba citados, en su reparto también nos encontramos con Jacob Batalon dando vida a Roscoe, amigo de Nathan en los juegos en línea; Betty Gabriel como Mincy Langston, oficial de policía que persigue la pista de los atracadores y Matt Walsh en el rol de Coltraine Duffy, compañero de de Mincy.
Según define la RAE gamberrada es "la acción propia del gamberro". Esto es lo que nos vamos a encontrar una vez accedamos a la sala. Una cinta que no hay que tomarse en serio en ningún momento y que hace del sufrimiento del protagonista de no sentir dolor, su base para hacerle una y mil perrerías. Cada una más bestia que la anterior, lo que provocará no pocas carcajadas en los espectadores a pesar de que lo que estemos viendo sea el sufrimiento de un ser humano.
Pero, es precisamente el modo en que Nathan sufre, y saca partido de su extraña habilidad, lo que hace que nos riamos no pocas veces. Es más, en una secuencia determinada, mi favorita de todo el film, el espíritu de los Looney Tunes, está más que presente. No pude evitar acordarme del Coyote y cía. No importa que le caiga un piano encima, o que sobreviva a una caída mortal, al minuto siguiente está tan fresco. Pues bien, salvando las distancias, es lo que más o menos le ocurre a nuestro protagonista, lo que causa la incredulidad de sus adversarios en no pocas ocasiones.
Es en las escenas de acción, las cuales están bien repartidas a lo largo de la cinta, donde los directores nos muestran no solo unas peleas bastante físicas, pero también bastante cómicas con mucho humor negro, sino también bien coreografiadas y que se sienten bastante reales. Nathan hace lo que puede con unos adversarios que saben pelear, por lo que nuestro protagonista tan solo cuenta con sus escasas habilidades y, mucha, suerte para salir airoso de las situaciones en las que se ve envuelto en su misión de rescatar a su pareja.
Jack Quaid es un actor que me cae simpático. Desde que lo descubrí en la serie The Boys y luego lo pude ver en el reinicio de Scream, cada nuevo proyecto que tiene procuro verlo. Demuestra ser capaz de pasar de la comedia al drama sin apenas esfuerzo, y se está haciendo una carrera bastante simpática por lo que es una figura que habrá que empezar a seguir.
Pero sin duda, quien se lleva el gato al agua, es Ray Nicholson. No se puede negar que es hijo de su padre, cada vez que sonríe uno ve a Jack. El villano que aquí compone es histriónico cuando toca serlo, y ser bastante amenazante cuando saca su lado más sádico. El que fuera protagonista de Smile 2 a pesar de su, hasta ahora, corta filmografía da muestras de ser un actor a tener en cuenta en futuros proyectos por lo que habrá que estar atentos en el futuro.
En lo que respecta a Amber Midthunder, está lejos de ser la típica damisela en apuros ya que demuestra ser bastante más fuerte que nuestro protagonista. Es gracias a ella que Nathan va rompiendo el cascarón que el mismo se había creado, debido a su enfermedad. En cuanto a Jacob Batalon es el alivio cómico y cada vez que aparece en pantalla, las risas están garantizadas.
Algo que no me esperaba era la sorpresa que el guionista nos tiene preparada. Es algo que nos pilla con la guardia baja y es un buen golpe de efecto. Por supuesto no voy a desvelarla, prefiero que os sorprenda tal y como sorprendió a un servidor.
La cinta no deja de ser un entretenimiento puro y duro. Cumple de sobras con la función con la que fuer hecha, que no es otro que el de hacer pasar un buen rato a todos aquellos que se acerquen a verla. No va a cambiar la historia del cine, ni lo pretende, pero, que demonios, durante sus cercanas dos horas de metraje uno no despega los ojos de la pantalla y deja salir su lado más sádico viendo pasar a Nathan las de Caín. Pero, a la vez, queremos que salga victorioso de su aventura.
Tanto si os gusta el cine de acción más gamberro, como si queréis pasar un buen rato, está es una buena opción.
A continuación, el tráiler:
Espero que os haya gustado la entrada de hoy.
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