martes, 15 de noviembre de 2022

libro: Aquel dulce otoño del apocalipsis

Mezclar terror y comedia en literatura es una apuesta arriesgada, puesto que en cine es más fácil plasmar los gags o chascarrillos, pero al verlo escrito puede no resultar lo mismo. Por lo que es una apuesta arriesgada, que puede salir mal o, como en el caso de la entrada de hoy, bien. Además supone la vuelta al blog de un escritor que ya ha aparecido aquí en varias ocasiones, ya sea en su faceta de narrador o de director de cortometrajes.

 

Escrito por Juan De Dios Garduño, la trama nos cuenta como nuestro protagonista, tras perder a su mujer e hijo en un apocalipsis zombie regresa a un pueblo de Córdoba con su padre. El progenitor, enfermo terminal de cancer, le pide como último deseo antes de fallecer ir a Madrid para conocer el Santiago Bernabéu. Será el inicio de un viaje plagado de acción y humor, donde conocerán a una serie de personajes peculiares, una madre y su hija y un ninja con sobrepeso, para acompañarles en su viaje.

Tras una temporada en la que sus seguidores nos preguntábamos cuando volvería a escribir, Juande nos sorprende con esta nueva novela, que nos muestra a un escritor en su faceta más gamberra y divertida, en contraste con otras de sus obras. Y el cambio se agradece, puesto que ha sabido crear una serie de personajes con los que resulta imposible no encariñarse.

Mi favorito, sin duda, es el padre. Armado con mucha mala leche, se le coge aprecio enseguida debido a su humor negro y su forma de ver la vida. Por supuesto que es una pose, puesto que a medida que el viaje avanza da muestras que lo suyo es puro teatro, y que sus compañeros de viaje, y sobre todo su hijo, le importan más de lo que quiere reconocer en un principio.

Lo que no quita para que el resto de personajes no estén bien descritos. Nuestro protagonista es quien posee la mayor carga dramática, y quien nos va narrando los sucesos. La madre y su hija aportan las dosis de ternura necesaria, en un mundo devastado por los muertos vivientes. En lo que respecta al ninja, demuestra que, a pesar de su sobrepeso, puede ser bastante temible a la hora de entrar en acción y hacer frente a los zombies.

A lo largo del viaje, iremos conociendo más de cerca a cada uno de los miembros de esta peculiar familia que se ha formado por azar de los acontecimientos. Dos de ellos, una madre y su hija, acompañarán a nuestro protagonista y su padre para saber que ha ocurrido con su marido. Mientras que el ninja les acompaña por el placer de la aventura, y matar a cuantos más zombies mejor.

Uno de los puntos que hizo soltar una buena carcajada, fue el que acontece en el cuartel militar, y que resulta bastante hilarante por la situación, a pesar que al principio era de todo menos divertida. Pero la forma de cerrar este capítulo, consigue que uno no pueda sino aplaudir al escritor por habernos regalado este episodio.

Uno podría pensar que en un apocalipsis situado en España habría grandes dosis de acción. Haberlas haylas, pero el escritor se centra más en las relaciones entre los personajes. Salvando las distancias, es como un The walking dead, pero sin tanta chachara, con personajes más ligeros, a pesar de sus tragedias personales, y con muchas dosis de humor.

Es en la parte final cuando Juande nos regala una escena de acción, que en nada tiene que envidiar a Bienvenidos a Zombieland. Por supuesto no la voy a desvelar, pero a medida que la leía iba asentando con la cabeza, disfrutando de lo que nos está contando el narrador ya que está narrado de forma bastante cinematográfica.

Pero a pesar del tono ligero predominante en la obra, de vez en cuando hay instantes más dramáticos que logran emocionar. Son momentos en los que uno puede verse identificado con los protagonistas, y entender sus reacciones. En opinión de quien esto suscribe, muchos de nosotros actuaríamos igual si estuvieramos en su lugar. 

El libro cuenta con una extensión de poco más de 100 páginas, por lo que si sois ávidos lectores os durará un suspiro. Lo malo es que uno se queda con ganas de conocer más aventuras de estos personajes, por lo que no le hubieran venido mal un par de capítulos más. Pero ya se sabe el dicho, lo bueno si breve, dos veces bueno.

Si os gustan los libros de muertos vivientes, y además escritos por autores patrios, no lo dudéis y haceros con este volumen. Seguro que no os arrepentiréis en absoluto.


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