Hoy de nuevo retomamos el terror, pero con matices. Y es que la autora de los relatos de hoy, que aparece por primera vez en este blog, y espero que no sea la última, nos causa pavor con sus historias si, pero también se vale de algunos de ellos para hacer una crítica, en algunos casos nada velada, sobre algunos aspectos de la sociedad de hoy día que, por desgracia, aparecen de vez en cuando en las noticias. Acompañadme pues, en un viaje a las crónicas que suelen inundar la parrilla televisiva en formato de bolsilibro.
Escrito por Tamara López, creadora de la web Chica Sombra, con prólogo a cargo de Tony Jiménez, ilustraciones a cargo de José Luis Sánchez de Cueto, que también se encarga de la conversación final con la autora del libro, el presente bolsilibro se compone de 13 relatos y microrrelatos, los cuales, como viene siendo norma habitual dentro del blog, paso a resumir y expresar mi opinión acerca de los mismos, sin destripar mucho debido a la brevedad de su extensión. Así pues, sin más preámbulos, vamos al turrón como decían en Humor amarillo:
- Maldito internet: narrado en primera persona por Julia, su protagonista, la historia nos cuenta como la joven tiene grandes problemas para controlar su carácter, y su única vía de escape es internet. Un día, cuando pierde el control, con graves consecuencias, su adicción a las redes sociales demostrará ser más peligrosa y adictiva de lo que creía. Buena forma de empezar esta antología, no solo por la historia, sino por la forma en que la autora hace una critica a la adicción que la juventud tiene a las redes sociales, y como parece que no puede vivir sin ellas. Un par de estallidos de violencia pillan por sorpresa a los lectores, pero son necesarios para explicar la adicción de Julia.
- Debilidad: al igual que la primera, está narrada en primera persona. En está ocasión la historia se encuentra ambientada en la Málaga de 1962, durante los años de la posguerra, y nos cuenta la historia de Isabel, una muchacha que entra al servicio de Rafael, médico y dueño del cortijo, para ejercer de institutriz de las hijas del galeno. Al poco de entrar, comienza a sentirse débil, lo que la lleva a investigar junto con Diego, el mozo de cuadras, la causa de su debilidad. A la hora de tratar el tema del vampirismo, hay varias formas de hacerlo. Y como lo ha abordado la autora me ha resultado, cuanto menos, bastante interesante. Se acerca al mito de una forma respetuosa, pero desde una perspectiva que rehúye el tema colmilludo. Uno de los relatos que más me gustaron de la antología.
- El pasillo de los desalmados: de nuevo, la autora se vale de la narración en primera persona para contarnos una historia de terror. En esta ocasión viajamos a Castle Rock en dos épocas. En la primera de ellas, en 1950, conoceremos al celador de un manicomio que nos va narrando las historias de los pacientes ya fallecidos mientras hace su ronda. En el tiempo actual, un grupo de futuros parapsicólogos azuzados por su profesor, se decide a pasar la noche en el psiquiátrico para obtener pruebas de que el lugar está encantado. Huelga decir lo que se encontrarán. Al estar ambientado en Castle Rock, ya sabemos a quien está homenajeando la autora, y no será la primera vez. Y es que, la sombra del autor de Maine es alargada, no solo en este relato, sino también en el resto de la antología. He de decir que la primera parte del relato me gustó más que la segunda, aún así, los instantes finales cuando los incautos empiezan a caer está bastante bien descrito.
- El día que me comí a Billy y Mandy: Tamara vuelve a recurrir de nuevo a la primera persona. Cloe es una canguro que en la noche de Halloween, se queda cuidando de los mellizos Billy y Mandy en la casa de los niños decorada para la ocasión. Tras acostarlos y hablar con la madre de los chiquillos acerca del payaso en la habitación de ambos, sube para investigar y darse cuenta de lo que ha ocurrido. Otro de mis relatos favoritos y un guiño más que evidente hacia It. Los instantes finales son bastante sangrientos, y sin duda, la autora da motivos a aquellos que sufren de coulrofobia para aumentar su miedo hacia estos bufones. Otro de los relatos que más me gusto, por como está narrado y por parecer la introducción a una cinta de terror de los ochenta.
- Game Over: una vez más, la escritora se vale de la primera persona para narrar a los lectores la historia de Marc, un huérfano que monta una tienda friki en un barrio marginal y que vive en la trastienda de su negocio y sumido en una profunda depresión, y queriendo acabar con su vida. Lejos está de imaginar que, a veces, los deseos se pueden hacer realidad. Por otro lado, una joven cumplirá su deseo de tener su propia tienda de comics. Relato que no está mal del todo, pero que no me acabó de convencer. No es que esté mal escrito dista mucho de estarlo, pero no me hizo mucho tilín.
- La salida: la protagonista, Daniela, nos cuenta en primera persona el horror que vive cuando va a pasar lo que en principio era un agradable fin de semana con su pareja y dos amigos. Tras quedarse encerrada en un teleférico, es testigo de las atrocidades que comete un psicópata con sus seres queridos. Relato que ya había leído tiempo ha y no me acordaba. En casi una única localización, la escritora logra transmitir a los lectores la angustia y la claustrofobia de la protagonista, al sentirse impotente de no poder ayudar a quienes ama.
- Con el corazón en la mano: primer microrrelato de antología, en el que la autora nos narra a través de una madre, y en primera persona, el crimen que ha cometido con su hijo zombi. Breve y dura historia, en el que el lector puede sentir la angustia de la madre al matar a su hijo, y la atrocidad que se ha visto obligada a cometer. En breves líneas, Tamara consigue encoger el corazón a los lectores.
- Papá te quiere: Lily se esconde de su padre, quien la busca por toda la casa, temerosa de que la encuentra. El giro final con que nos sorprende la autora no lo ves venir, y es por ello que este relato también me gustó mucho. Nos mantiene en tensión todo el rato, y la resolución hace que te quedes con la boca abierta y tu mandíbula llegue a tocar el suelo.
- Podría: segundo microrrelato en primera persona, y que me enfadó mucho. Una madre acuna en sus brazos a su hijo muerto. Mientras lo hace, le dice lo que podría haber hecho con él. No me enfadó la forma en la que está escrito, tampoco la historia, sino que lo hizo el tema. Es un tema muy triste y que hace que saque mi lado más furioso, puesto que temas como el de bebés muertos, maltratados o abandonados es algo superior a mis fuerzas.
- Vamos por partes: un pescadero en Vallecas, decide tomarse la justicia por su parte y ejecutar a todos aquellos hombres que maltraten a las prostitutas. Relato que en la forma en como está narrado puede recordar a la típica producción de la Cannon protagonizada por Charles Bronson. La conclusión me sorprendió, pero la historia me resultó entretenida.
- La descerebrada: la autora vuelve a utilizar la narración en primera persona. Tras sufrir el ataque de un zombi, Martha se convierte en uno de ellos y se refugia en un circo, donde se hará amiga del dueño, y encontrará cobijo y alimento. Pero el que sea un muerto viviente, no la ha privado de tener sentimientos, como podrá comprobar en un viaje a México. Relato que nos muestra que, hasta los monstruos, pueden ser a veces incluso más humanos que los propios seres humanos. Apenas hay momentos sangrientos, algo raro para tratarse de un tema tan dado a ello como es el de los zombis, y se centra más en la personalidad y sentimientos de la protagonista y de quienes la rodean.
- Mi monstruo particular: tercer y último microrrelato y que, tal y como ocurre con Podría, me enfadó mucho. La historia narrada en primera persona por una chica anónima, nos cuenta la violación que sufre por su padre. Es una historia muy dura, de tan solo unas breves líneas pero que bastan para ponerse bastante cabreado. Pese a ello, otro de los relatos que más me gustaron a pesar de su crudeza.
- Muerte feliz: relato que pone punto y final a la antología. Macarena trabaja para una compañía de seguros un tanto particular, con un buen sueldo, y cuyo seguro estrella se llama muerte feliz. Pero no todo es lo que parece en la aseguradora. Relato que actualiza el pacto con el diablo, y el precio que estamos dispuestos a pagar con tal de alcanzar el éxito y la fama. Es una buena forma de cerrar una antología que mantiene un buen nivel en la mayoría de las ocasiones.
El bolsilibro se cierra con una entrevista a la autora por parte de José Luis Sánchez de Cueto, en el que la autora nos desgrana como se introdujo en el mundo de la escritura, de donde viene su pasión por el terror y en especial por Stephen King. Resulta bastante amena y nos permite descubrir algo más acerca de ella.
Y no me olvido de nombrar las ilustraciones obra de Nicolás Martínez, bastante chulas, que acompañan a los relatos, y que a pesar de su sencillez molan bastante. Al igual que ocurren con los paratextos y parailustraciones obra de José Luis.
Tamara me ha sorprendido con su estilo, hasta ahora, salvo como he mencionado anteriormente, no había leído nada suyo. Y me ha sorprendido gratamente. Cierto que algunos relatos me han gustado más que otros, pero por lo general tiene madera para el terror. Espero que siga por este camino para seguir asustando.
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