Con guión e historia original de Christian Douglas, lápices de Claudio Sánchez Viveros y Abel Pajares Pardo que también se encarga del color, corrección de color y rotulación de Juanma Aguilera y portada y logo de Pedro Delgado la historia nos cuenta como Caperucita Roja trabaja como prostituta de lujo en casa de la Abuelita y que tiene problemas con su pareja Jack. En esta ocasión será el lobo el que la salve del peligro que supone su novio.
Cómic interesante en el que el autor invierte los roles entre el leñador y el lobo, siendo el segundo el héroe de la historia. Uno de los momentos más impactantes de la historia es la primera paliza de Jack a la protagonista. Se muestra en una página rasgada en donde las viñetas quedan rotas, y en las que el rojo es el color predominante. En la hoja siguiente se ven los resultados de la agresión, en donde los dibujantes recurren a unos tonos fríos para enfatizar las consecuencias de la misma. Especialmente dura es la conversación que mantienen Caperucita y la Abuelita tras el ataque a nuestra protagonista:
- Abuelita: querida, esto tiene que acabar.
- Caperucita: pero si él me quiere.
- Abuelita: no me digas estupideces. Tú aún no sabes lo que es el amor verdadero.
Es un diálogo bastante crudo y que no se aleja demasiado de la realidad, cuando las víctimas de los malos tratos intentan justificar la agresión de sus parejas. Es uno de los momentos más duros con diferencia de todo el cómic, y consigue que se nos ponga un nudo en la garganta.
Pero antes de proseguir con la reseña voy a mencionar un par de apuntes que no me gustaron del todo. El primero es la diferencia que existen entre unos dibujos y otros. Mientras que unos resultan muy bien trazados, con momentos impactantes y con un buen uso de los fondos y colores, otros resultan más simples y su acabado no es tan bueno como el de otras páginas lo que hace que el resultado final sea insatisfactorio. Lo que es una verdadera pena puesto que algunos dibujos tienen mucha fuerza mientras que otros tienen un aspecto más infantil, lo que no termina de cuadrar del todo con el tono adulto que han querido dar sus responsables.
El segundo factor es que el cómic se queda corto, como si algunas ideas se hubieran quedado en el tintero y algunos aspectos que se podían haber explorado más quedan sin explicación, por lo que el espectador ha de rellenar esos huecos que no se le han explicado. No digo que haya que darlo todo mascado, pero si intentar dar una explicación a un suceso sobrenatural que rompe con el tono realista que hasta ese momento ha tenido la historia y que los responsables de la misma han querido dar a su obra. Huecos que son aclarados en la novela ilustrada editada por Apache Libros.
El retrato que los responsables del cómic hacen tanto de Caperucita como de la Abuelita y las chicas que trabajan para ella, es el de un grupo de personas que no tienen a nadie salvo a ellas mismas. En casa de la Abuelita han encontrado a su verdadera familia, entre ellas se apoyan, comparten confidencias, alegrías y tristezas a pesar que su situación no les dé motivos para sonreír. Todas ellas demuestran una gran fortaleza mental, y que esconden sus miedos tras una máscara para poder ganarse la vida vendiendo su cuerpo. Lo que los clientes ven es solo un disfraz, y únicamente pueden ser ellas mismas cuando han acabado su trabajo.
La conclusión del libro es agridulce e incluye un toque picante, que va acorde con el tono que tiene el cómic. Pese a que el final es feliz entre comillas, la tragedia hace acto de presencia y parece que siempre acompañará a Caperucita en futuras aventuras.
Como primera toma de contacto con los personajes de cuentos populares no está mal del todo, esperemos que los responsables sepan corregir los errores de este primer tomo y ver con que nos sorprenden de cara a futuras entregas y que personajes utilizan en los siguientes volúmenes.
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