Hoy os traigo un libro de nuevo poco conocido, lo cual es una pena, puesto que merece y mucho la pena. Darío Vilas, de quién ya hemos comentado sus escritos en este blog, es el encargado de recopilar relatos en común de diversos autores con un nexo en común: los fantasmas.
Con un prologo a cargo de Javier Quevado, autor que reseñé en su momento, esta antología de relatos están pensados con un único proposito, bueno mejor dicho dos: el primero es hacernos pasar miedo, y el segundo mantenernos entretenidos. El objetivo está cumplido de sobras.
Durante su lectura más de una vez tuve que girarme un par de veces para asegurarme que estaba solo, para que os hagáis una idea de lo que pueden llegar a enganchar estos 15 relatos que integran esta antología de terror.
Los autores ya están consagrados dentro del género español o bien dan aquí sus primeros pasos. Si algo que les une a todos ellos es el pertenecer en su mayoría a NOCTE,
Dificil es destacar un relato que destaque por encima del resto, la mayoría de historias se caracterizan por meter elementos sobrenaturales dentro del día a día de los protagonistas de los cuentos. Son sucesos que precisamente gracias al añadidos fantástico pasan a ser más terroríficos.
Como he indicado en el párrafo anterior es complicado quedarse con un favorito. Si he decir que por mi afición a la música uno de los que más me agradó fue el recipiente, escrito por Miguel Aguerralde. Otros que consiguieron mantenerme en tensión fueron los de Chamberi de Francisco Miguel Espinosa; Desahucio de Dario Vilas me pareció simplemente magnifico, y me pregunto si el autor no sintió una pizca de miedo mientras lo escribía, los que hayáis leído el relato sabéis de lo que estoy hablando.
En cuanto a los otros dos relatos de autores que he reseñado anteriormente Lo que Swedenborg no dijo de Daniel Espinosa y Caramelitos de fresa de Ignacio Cid, decir que el primero de ellos se mantiene en la línea que el autor de Aplaudan al salir tiene en su obra ya reseñada, y es por eso que a mucha gente el estilo de escritura de Daniel le parezca raro, a servidor desde luego no se lo parece. Se aleja de los tópicos y en cuanto algo se sale de lo establecido dice la gente que es raro o extraño. En lo que respecta al segundo, Ignacio toma un punto de partida duro para muchos padres para después, en un giro inesperado, dar toda una sorpresa a los lectores.
El resto de relatos los componen los siguientes autores y cuentos: el columpio de Jose Luis Cantos; Aliud de Elena Montaud; El más solitario de los números de Jesús Cañadas; Flores suicidas de Javier Cosnava; Incoloro de Javier Pellicer; Juego de niños de Ivan Mourin; Ludimilla de Juan Ángel Laguna; Ojos de muñeca de Javier Trescuadras; Sabe nuestros nombres de David Marugán y Una vieja canción de blues de Luisa Fernandez.
Todos ellos hacen que un libro te mantenga en tensión durante su lectura. Dadle a la antología una oportunidad, si lo haceís no os arrepentireís. Eso sí, de vez en cuando giraos para aseguraros que estáis solos en el lugar donde estéis leyendo el libro.
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