Ver cine es una pasada, ya sea del género que sea. Se disfruta mucho de mayor, o siendo adolescente, pero la experiencia se multiplica por el doble o el triple al ser niño. El descubrir por primera vez ciertos títulos con tus padres, es algo que siempre se recuerda. Precisamente la entrada de hoy nos habla de eso, de esos filmes que forman parte de la vida cinematográfica de todos nosotros.
Escrito por Javier Ocaña, el libro se divide en 15 capítulos, en los que el crítico de cine de El País, nos desvela una serie de títulos que compartió con sus hijos, y la experiencia que suposo para ellos y para el autor del libro el visionado de los mismos.
Libro muy interesante y ameno, que te mantiene con una sonrisa permanente en el rostro. Ya que a medida que se avanza en los capítulos, y los títulos van apareciendo ante los ojos de los lectores, uno va diciendo: Ostras es verdad, me acuerdo de... O: Ay va, si está película yo también la vi con la edad de los hijos de Javier.
El libro supone un viaje a nuestra infancia, adolescencia y años adultos, puesto que el autor va desgranando tanto filmes infantiles, como otros más adultos. Y es que para empezar a ver cine, nada como iniciarse con los dibujos animados, tal y como hemos hecho la mayoría de nosotros.
A partir de ahí, y como si se tratase de un videojuego, poco a poco hay que ir subiendo de nivel. Y los niveles que se van desvelando, los hemos pasado todos los que tenemos cierta cultura cinematográfica.
La selección de cintas hecha por Javier es, sin duda, impresionante. E incluso me ha permitido descubrir algún que otro título del que desconocía su existencia y que, según cuenta Javier, dan ganas de verlo.
Algo que me chocó, tal y como comenté al autor en la presentación que tuvo lugar en Guadalajara hace unos días, fue la ausencia de determinados títulos. Pero, tal y como me dijo, los títulos que nombre forman parte de mi nostalgia, no de la suya. Pese a la falta de títulos como los de animación de Astérix o las cintas protagonizadas por Bud Spencer y Terence Hil, o la primera aventura de Indiana Jones, los que aparecen aquí nombrados en el libro son esenciales a la hora de aventurarse en según que género.
El libro nos recuerda a tardes de lluvia, o de sábado, con nuestros padres en el sofá y nosotros con ellos viendo desfilar ante nuestros ojos al coyote, a un joven Sherlock Holmes o a un tiburón haciendo de las suyas en un pacífico pueblo.
La distribución de capítulos, así como los títulos nombrados, es bastante acertado. Un breve resumen de los mismos, así como las anécdotas que surgieron a través del mismo con sus hijos, hace que uno se acuerde de cómo fue verlos por primera vez.
Libro escrito con mucho cariño, y que se transmite a aquellos lectores que se acerquen al mismo. El texto nos recuerda por que amamos el cine, y más si lo descubrimos siendo niños. Desde ese momento se convierte en una adicción, de la cual resulta difícil escapar y de la que cada vez uno quiere descubrir nuevas experiencias.
Si os gusta el cine, este sin duda es un libro para leer si o si.
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