Escribir relatos no resulta sencillo, ya que se trata de contar una historia a los lectores que les enganche, y que les resulte interesante contando para ello con pocas páginas. Por ello, es una forma de relatar que, si se hace bien, como ocurre en el caso de la entrada de hoy, el resultado no podría resultar más satisfactorio. Tres historias donde el horror, el suspense y la mitología se dan la mano para conformar un cóctel que, sin duda, hará las delicias de los lectores más exigentes y que buscan un tipo de literatura de terror que se sale de lo habitual, como ocurre en este caso.
Con prólogo de Andrés Abel, en el que nos hace un pequeño avance de lo que los lectores se van a encontrar, con portada de Albert Monteys e ilustraciones interiores, que son una pasada por cierto a cargo de Creative Commons, el libro está escrito por John Tones y cuenta con un prólogo, en el que una florista un tanto peculiar recibe un encargo, el cual sirve de introducción a las tres historias que nos encontraremos, y cuyo epílogo, con la misma protagonista, sirve de perfecto cierre al volumen.
A continuación, tal y como viene siendo habitual haré un breve resumen de los relatos y mi opinión acerca de ellos:
- Carne de Omnivagante en la nevera: Blanca, junto con la ayuda de un demonio se dedica a cazar a unos seres celestiales conocidos como Tríadas. Pero en su misión no estará sola, puesto que de forma fortuita conocerá a otra persona embarcada en su misma empresa. Buena forma e interesante de comenzar el volumen, con una protagonista que está lejos de ser una heroína. Está destrozada, y su único objetivo parece ser acabar con estos entes, que parecen surgidos del mismo Dios. A medida que avanza el relato, vamos conociendo más datos sobre éstas criaturas, cuya intención es acabar con la humanidad. Lo que me gustó del relato es como están construidos los personajes, sobre todo en el caso de los dos principales, y por supuesto las escenas sangrientas cuando las mismas tienen lugar.
Otro de sus puntos a favor es que crea una mitología interesante, la cual espero que sea explorada en un futuro por el autor. Si acaso el único pero que se le puede poner es su conclusión, que por supuesto no voy a desvelar. Pero por la forma en que acaba, da pie a futuras aventuras, puesto que finaliza de una forma bastante interesante, lo que te hace querer saber más acerca del futuro de los protagonistas.
- La noche de La Matrona: una pareja de policías, Lola y Quinto, reciben la ayuda de Mercedes, una pitonisa. Pero Lola desconfía de ella, lo que hará que la investigue entrando en su piso, lo que hará que descubra una terrible verdad. Sin duda, el relato que más me gustó de los tres, no solo por su historia, sino también por sus personajes, historia, bastante cercana al thriller con toques de terror, y con ese pequeño homenaje a Expediente X, con esa pareja de policías.
Y por supuesto con esos instantes finales, madre mía. Es que ya solo por esas páginas finales, el relato ya debería de considerarse dentro de lo mejor de este año, o del año pasado según se mire. Esa conclusión sin duda haría aplaudir al mismísimo King, o incluso el mismo Barker asentiría dando su aprobación.
- Los muertos no existen y los muertos resucitan: Narrado en primera persona por un protagonista anónimo, quien al poco de comenzar el relato confiesa a los lectores su condición de no muerto, nos relata sus peripecias en un mundo postaapocalíptico inundado, donde los monstruos de influencia lovecraftiana es más que evidente, y en donde anda en busca de una venganza que le fue negada en vida.
Relato que bebe bastante de las cintas de la Cannon, y en particular de las protagonizadas por Charles Bronson. Incluso se podría decir que podía haber sido parte de su catálogo perfectamente, ya que tiene las dosis de sangre, acción y con un protagonista marcado por la tragedia, tal y como le pasaba al personaje encarnado por Bronson en la saga de Paul Kersey, que busca vengarse por un suceso violento contra un ser querido.
El pasaje que nos describe el autor es desolador, a la vez que hace una crítica nada velada acerca de los peligros de la burbuja inmobiliaria y la sobreexplotación de edificios en las zonas costeras, y del peligro que los rascacielos y casas correrán cuando suba el nivel del mar, por culpa del calentamiento global, tal y como sucede.
Tres relatos independientes entre sí, pero que se equilibran bastante, ya que si uno no te gusta, o no te acaba de convencer del todo, seguro que el siguiente lo acabará haciendo. Al menos es lo que ocurrió en mi caso. El primer relato no estaba mal, incluso tiene partes bastante interesantes, pero no me acabó de hacer tilín del todo, algo que si consiguió del todo el segundo. En lo que respecta al tercero, supuso el perfecto equilibrio entre los dos anteriroes.
Aquellos que esperen encontrarse aquí con una sucesión de vísceras, sangre y demás se llevarán una ligera decepción. Haberlas haylas, como se suele decir, pero aquí lo que importa es que forman parte de la historia, y la misma se sirve de ellas para que la trama avance. Si las quitamos no pasa nada, y eso es lo que hace que un relato se diferencie de otro, que busca usar la hemoglobina y vísceras como excusa para la historia.
Unas líneas atrás he mencionado a Barker, King y Lovecraft. Y es que el pequeño homenaje que el autor rinde a estos tres escritores clave dentro del la literatura de terror, no es nada casual. Cada uno dentro de su estilo, marcaron un antes y un después a la hora de asustar a los lectores. Por ello, Tones se inspira muy levemente en ellos a la hora de construir cada uno de sus relatos, apenas unas breves pinceladas.
Una vez más, la editorial Applehead da en clavo ofreciéndonos un libro de terror alejado de los ensayos y que, sin duda, satisfará los paladares de aquellos que busquen terror alejado de las fórmulas habituales.
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