En la literatura, hay autores que permanecen ligados a un personaje, a pesar de que hayan escrito otras publicaciones. De esta forma se pueden citar los casos de Conan Doyle y Sherlock Holmes; Raymond Chandler y Philip Marlowe o Robert Howard y Conan, por nombrar algunos ejemplos. Es lo que ocurre con la entrada de hoy, en la que el escritor Darío Vilas nos trae de vuelta a uno de sus personajes más reconocidos, y que más alegrías le ha deparado, en su nueva aventura en Simetria. Así pues, veamos que le depara esta nueva entrega a Marquitos Laguna.
Escrito por Darío Vilas, la trama nos cuenta como Marquitos Laguna es rescatado del sanatorio mental en el que se encuentra recluido por la misteriosa Mila. Su misión es encontrar a Lukin, una persona que puede inclinar la balanza en una guerra que puede desestabilizar la balanza por el control de la isla de Simetria.
Impresionante. No se me ocurre otra forma de describir esta novela. Y es que Vilas consigue una de sus mejores obras hasta la fecha. Si ya en la primera aventura de Marquitos, El hombre que nunca sacrificaba las gallinas viejas nos presentaba a un personaje que era como un puñetazo al mentón, en su regreso ya directamente es un KO en toda regla.
En la continuación, Vilas intercala el presente y el pasado de su creación más famosa. Y este es uno de los muchos puntos a favor del libro. A través de breves pinceladas, los lectores podrán descubrir como se fue forjando la personalidad de Marquitos, como fue su infancia, adolescencia y los pasos que le llevaron a ser el adulto que conocimos en su primera aparición.
Y es que estos flashbacks, de gran importancia como se nos irá desvelando a medida que avanza la trama del presente, nos presenta a un personaje que, a pesar de ser un cabronazo de tomo y lomo, busca ser querido y compartir su amor con una persona, pero a su peculiar estilo. Y es que los ya leímos a Marquitos, sabemos que no anda muy bien de la cabeza.
Se puede decir que la obra trata sobre la redención. Cuando comienza, Marquitos ya quiere dejar todo atrás y pasar sus últimos días en paz. En su interior sigue albergando una bestia sedienta de sangre, que dejará salir en un par de instantes, pero ahora ya se encuentra cansado, quiere dejar todo atrás y los fantasmas de su pasado han vuelto para saldar las cuentas pendientes con su asesino.
Los instantes violentos son pocos, eso sí, cuando aparecen son sin duda impactantes. El autor no se corta a la hora de describir tiroteos, o como un personaje es degollado por sorpresa. Lo que le importa al escritor es el viaje de Marquitos, ya que como si fuese un detective privado, tendrá que ir preguntando y siguiendo las pistas para encontrar al mencionado Lukin.
En esta nueva entrega, los lectores podrán apreciar algo de humanidad en el monstruo que es Marquitos. Y es que, ante el futuro que se le presenta, el protagonista empieza a mostrar lo que se pueden denominar remordimientos. Los cuales parecen quedar apartados cuando se ve obligado a hacer aquello que mejor sabe: matar. Parece como si el protagonista fuese como Rambo, salvando las distancias claro está. Alguien que quiere que le dejen en paz, pero que ante las circunstancias aplica sus habilidades ante aquellos que se crucen en su camino.
El final, que por supuesto no voy a desvelar, está cargado de mucho humor negro. Y es que, por irónico que parezca, Marquitos consigue lo que tanto ansía. Pero tratándose de su persona, fuerzas más poderosas que él deciden, en un mordaz giro de los acontecimientos, hacer realidad sus deseos. La conclusión no la esperaba así en absoluto, lo que demuestra que Vilas tenía un as escondido bajo la manga, y decidió utilizarlo en el momento justo.
Volver a la isla de Simetria siempre es un placer, y espero, y creo que no soy el único, que el autor no tarde demasiado en volver a este atolón. Ya que seguro que tras sus oscuras esquinas, aún hay muchas historias que contar, puesto que la ínsula donde transcurren las aventuras de Marquitos, es el paraíso soñado por los delincuentes. Aquí la inocencia apenas tiene cabida, es como si el diablo hubiese creado su propio arrecife, y en él se hubieran dado cita lo mejor de casa del mundo criminal.
Si os gusto la primera parte, no lo dudéis y haceros con esta segunda entrega de las nuevas peripecias de Marquitos. Un personaje sucio, cabronazo, psicópata, sin ningún encanto, y que, a pesar de todo, nos mantiene enganchados gracias a sus aventuras y a la prosa de su creador.
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