La entrada de hoy, junto la de mañana, forman parte de un díptico de dos novelas independientes entre sí, pero cuyos títulos se complementan. De esta forma hoy os hablo de la primera, que es la extensión de un relato que ya apareció por aquí hace tiempo, y que no hace sino enriquecer al texto original. Así pues, veamos que se esconde detrás de tan macabro título. Ideal para la noche de todos los Santos que se celebra hoy.
Escrito por Darío Vilas Couselo, la historia nos cuenta como la vida de Jano y Andrea cambia tras la aparición de una extraña helada con carácter sobrenatural. Lo que hará que su relación, ya fría de por si, baje más grados entre ellos. Por si eso fuera poco, una extraña presencia en la casa, así como los demonios interiores de ambos, no hará sino que la sensación de claustrofobia aumente según vaya bajando la temperatura.
Como ya comenté en el párrafo que inaugura esta reseña, esta pequeña novela aumenta y enriquece el relato original. Con una extensión mayor de páginas, el autor consigue que los lectores puedan conocer algo más a unos personajes que, si bien ya quedaban bien explicados en la historia inicial, aquí están mejor perfilados, así como su relación.
El momento en el que todo cambia para nuestros protagonistas, es cuando Jano pronuncia una frase tan inocente como "pues yo tengo frío". Desde ese instante, el ambiente sobrenatural hace acto de presencia, y no abandonará a Jano y Andrea, ni por supuesto a los lectores, hasta que la lectura ha finalizado.
Si algo ha caracterizado la carrera de Darío, es por como lleva al terreno del terror y del carácter sobrenatural a sus protagonistas. Y para ello no necesita de sobredosis de sangre, sino que son los ambientes en los que están envueltas sus obras los que consiguen asustarnos. Así el autor nos envuelve en una atmósfera que se irá enfriando, y esa sensación de soledad, claustrofobia y sentimientos ya fríos, consigue meterse bajo nuestra piel y hacer que sintamos un escalofrío al leer como el hielo va ganando terreno, hasta conseguir su propósito de enterrar al matrimonio.
Si algo caracteriza a esta obra es el carácter frío con el que fue escrita. Apenas hay momentos cálidos o agradables entre el matrimonio. El único momento íntimo entre ellos esta exento de pasión, no hay amor, lo que hacen es más por necesidad de buscar calor, ante una temperatura que no deja de bajar, que por reavivar sentimientos que ya están helados. Así se puede interpretar que la soledad, el frío y el hielo no son sino la transformación en el mundo real de la frialdad entre ambos protagonistas.
Los demonios interiores de nuestros protagonistas consiguen que el resquemor y las palabras no dichas, salgan a la superficie. Nunca les vemos, al igual que al misterioso habitante que está en su casa y que puede existir dentro de la imaginación de Jano o no. Pero sin duda allí están, y su presencia se hace notar. Estos seres alejan cada vez más al matrimonio, su intención es que las dudas y los reproches salgan a la luz a la menor oportunidad.
Con esta novela, Darío vuelve a mostrarnos su talento y consigue transportar a los lectores a un mundo donde el frío y la claustrofobia son los actores secundarios en una obra. No pronuncian palabra alguna, pero su presencia se hace notar a cada momento. Y eso es lo que más miedo consigue dar, que esa sensación no nos deja en ningún momento. Aquí la imaginación de cada lector puede variar, e imaginarse a los seres como prefiere. El autor no los describe en ningún momento, por lo que son los lectores los que pueden dar cuerpo y forma a los mismos.
Una obra pequeña en tamaño, pero grande en interés. La recomiendo a todos aquellos que quieran leer una obra de terror que no se basa en los mismos tópicos o ambientes de siempre.
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