Simetría es una isla creada por Darío Vilas y Rafa Rubio, y que alberga lo peor de lo peor en ella. Todos los que van ahí acaban contagiándose de su atmósfera malsana, capaz de sacar lo peor que anida en nuestro interior. En Simetría apenas hay lugar para las buenas personas y sus calles sucias, oscuros callejones y tugurios son mudos testigos de las atrocidades que allí se cometen. Uno de sus habitantes más peligrosos es Marquitos, el que fuera protagonista de El hombre que nunca sacrificaba las gallinas viejas. La entrada de hoy nos sirve para reencontrarnos con él, a la vez que permite a los lectores conocer más datos sobre su pasado.
Escrito por Darío Vilas, el libro con una extensión de poco más de cincuenta páginas está compuesta por los siguientes relatos que giran en torno a Marquitos:
- La rosa púrpura de Simetría: un fotógrafo llega a la isla, y no tarda en empezar a ejercer su trabajo. Claro que lo hace de una forma bastante peculiar. Buena forma de empezar esta antología de relatos, y en donde, una vez más, el autor gallego vuelve a hacer gala de una narrativa ágil y eficaz. Pocas páginas le bastan al autor para volver a llevar a los lectores a esta ínsula.
- Calle de sentido único: Marquitos se dirige a la ciudad para encontrar una nueva víctima y en su pub habitual se encuentra con Catalina, hermana de la que fuera su pareja Maite. Vilas hace que un viaje en coche se transforme en algo malsano. Una actividad tan usual como un trayecto en coche, se torna en algo enrarecido por la personalidad de Marquitos. Incluso cuando entra al local y sale de él, los lectores perciben el peligro y locura que transmite Marquitos.
- Nací, crecí y ahora estoy aquí: relato que nos sirve para conocer a Catalina y su encuentro, nada intencionado, con Marquitos. De nuevo otro pequeño relato en donde el realismo más sucio, y las partes más oscuras de los seres humanos, salen a flote. Catalina tiene una personalidad oscura, pero muy alejada de la de Marquitos. Algo tan simple como puede ser ver una mujer arreglarse e irse a pub a esperar al hombre que fuera pareja de su hermana para obtener su venganza, Vilas lo transforma en un buen ejercicio de tensión.
Antes de proseguir con el resto de relatos un pequeño inciso. Estas tres historias se encuentran unidas entre sí, cada una de ellas son un punto distinto de vista y que confluyen en un mismo punto. Y el autor decide parar en ese momento justo, nos deja con la miel en los labios y hace preguntarnos lo que va a ocurrir a continuación. Que destino le aguarda a los tres implicados y como se va a resolver todo. Tres pequeñas historias que forman parte de una sola.
El resto de los 7 relatos que conforman Simetrías, se encuentran recopilados bajo el título de Piezas desequilibradas. Los nombres de estas pequeñas piezas son: borracho; no me olvides, nena; ninguna elección fácil; morir por dentro; Dios está en la radio; ¿Dónde has dormido esta noche? y despierta. Cada una de estas historias breves permiten a los lectores adentrarse algo más en la personalidad de Marquitos, para conocer su pasado y su relación con Maite. Cuando conocimos a Marquitos, los lectores ya sabían que su relación con ella ya había acabado. Ahora parte del tiempo que pasaron juntos queda desvelado, no todo por supuesto. Y hay que decir que la mujer no era tan inocente o tan víctima como podía parecer en un principio, algo que queda reflejado en los dos últimos relatos.
Estas pequeñas historias cuentan con poca extensión, apenas un par de páginas en algunos casos, pero dan para mucho. Estos relatos son como chupitos de un buen whisky, uno lo saborea rápido pero luego el líquido baja fuerte por nuestra garganta, salvo que en este caso lo saboreamos por los ojos. Son pequeñas historias que resultan fuertes, que golpean duro y no dejan indiferentes. Tal y cómo ocurre con su protagonista, una de las mejores creaciones de su autor y que le ha deparado, y seguramente le deparará, no pocas alegrías.
Una vez más Darío consigue atrapar a los lectores con su narrativa, no exenta de violencia y sensualidad. El autor maneja bien los momentos de suspense y da a los lectores un par de piezas más, del complicado puzle que es la personalidad de Marquitos. Y pese a esta nueva aportación, aún quedan muchas por aportar para conocer más a este personaje.
Con este nuevo trabajo el autor vuelve al universo que creó y demuestra que el realismo bizarro, término creado por Vilas, es el ambiente en el que mejor se mueve. Darío presenta a los lectores los peores aspectos de un ser humano, nos presenta personas y ambientes que hay en nuestras ciudades y que permanecen ocultos ante nuestros ojos. Pese a que están ahí nunca los hemos visto, o no los hemos querido ver, táchese lo que se prefiera.
Si disfrutasteis con El hombre.... y otras obras que transcurren en Simetría, sin duda también lo haréis con ésta.
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