martes, 29 de agosto de 2017

película: Ajuste de cuentas

El thriller es uno de mis géneros favoritos del cine. Siempre me han gustado las historias de policías, ladrones, atracos.... elementos esenciales de todo buen thriller que se precie. Dentro de este género hay títulos más destacables que otros, y luego hay alguna que otra sorpresa agradable como ocurre con la entrada de hoy. Sin resultar novedosa en absoluto, puesto que la historia que nos cuenta se ha visto en multitud de ocasiones, merece rescatarse por la labor de su realizador y sobre todo por el trabajo de su intérprete principal.


Dirigida por John Irvin y escrita por Ken Solarz, la cinta nos cuenta como tras un atraco a una joyería el criminal Skip (Stephen Dorff) traiciona y mata a dos de sus tres socios. Tan solo escapa Roy (Harvey Keitel), quien buscará venganza por el asesinato de su hermano.

Tal y como se puede ver por el argumento, nada nuevo bajo el sol. Muchas cintas ambientadas en el thriller parten de esta misma premisa. Pero esta película cuenta con diversos elementos para tenerse en cuenta y darle un visionado. Además es poco conocida, por lo que merece la pena darle una oportunidad y de paso descubrirla.

El primer elemento a destacarse es la dirección. El realizador consigue captar nuestra atención a los pocos minutos de comenzar el film. Sin duda sabe como dirigir secuencias de acción y tensión, no en vano estuvo detrás de películas tan interesantes como Ejecutor, con Arnold Schwarzenegger, o Robin Hood el magnífico con Patrick Bergin. Suya es la primera versión de El topo, en la que aparecía Alec Guinness. Por lo que sabe como dotar de interés a la producción.

El segundo elemento es el trabajo de Keitel, este no era su primer thriller y se encuentra cómodo en su rol de criminal justiciero. Keitel aporta su buen hacer y sabe dotar de personalidad a un personaje, que en manos de otro actor podía haber resultado un cliché andante. Algo que por fortuna no ocurre con el intérprete de Reservoir dogs. A pesar de ser un criminal, el rol encarnado por Keitel demuestra tener su corazoncito al ayudar a la viuda de uno de sus compinches en el golpe.

El tercer elemento es la labor del resto del reparto, en la que destacan Famke Janssen, antes de saltar a la fama con X-Men  y tras haber sido chica Bond en Goldeneye, y Stephen Dorff. Ambos cumplen de forma bastante digna su labor, y salen más o menos airosos de su enfrentamiento actoral contra Keitel. El caso de Dorff resulta, cuanto menos, curioso. Es un intérprete que es capaz de lo mejor, como en Enemigos públicos o Backbeat, pero también de lo peor, Alone in the dark. Dorff ha tenido una carrera con bastantes altibajos, lo que es una verdadera pena, ya que ha demostrado que cuando quiere puede ser bastante solvente a la hora de dar vida a roles más serios.
Además de estos intérpretes nos encontramos en roles más pequeños a Timothy Hutton, Michael Jai White o Lucy Liu, además de un sorprendente cameo de Elliot Gould como un criminal. Todos ellos aportan, en mayor o menor medida, al resultado final del film.


La película es entretenida sin más. No es de los mejores thrillers ni pretende serlo. Pero cumple con su función de sobra, que no es otra que la de entretener.

El único pero que se le puede poner es que empieza muy fuerte, para luego bajar un poco y remontar de nuevo en su tercio final. Algo comprensible si se tiene en cuenta que su primer tercio pasa en un suspiro. Esto no quiere decir que uno se duerma o aburra a mitad de película, tan solo que no consigue mantener la misma intensidad de sus primeros minutos.

Si sois fans de los thrillers de atracos dadle una oportunidad. Seguro que no os arrepentiréis.

En resumidas cuentas:
Lo mejor: la dirección y Harvey Keitel.
Lo peor: una pequeña bajada de ritmo en su segundo tercio.
La secuencia: La del atraco.
La frase: Sois todos unos cabrones (el personaje de Famke Janssen al personaje de Keitel)

A continuación el tráiler:


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