Hoy de nuevo os traigo un libro que, sin duda, os causará no pocos escalofríos. Y es que, si de algo sabe el autor, es como asustar a todos aquellos lectores que se acerquen a su obra, ya sea en formato de relatos o novela. La entrada de hoy es su trabajo más reciente. Una obra que, tal y como nos confiesa el autor, estuvo un tiempo en barbecho hasta que se decidió a recuperarla del cajón de los proyectos inacabados. Desde luego que la espera ha merecido la pena, así pues veamos que nuevas maldades se le han ocurrido.
Escrito por David Jasso y con prólogo a cargo de Ana García de Polavieja, la trama nos cuenta como Daniel, el protagonista de La silla cuya reseña podéis leer aquí empieza a intercambiarse mensaje con Sara, que protagonizó un relato perteneciente a esta antología quien le habla de sus intentos de suicido. Intrigado, el autor le propone a la muchacha que se suicide. Mientras tanto, una familia va a una casa rural con la intención de pasar unos días de vacaciones. Unos y otros cruzarán sus caminos en la casa de los cien escalones, para averiguar el secreto que se esconde tras sus puertas.
Jolines con Jasso. Cada vez que empiezo a leer uno de sus nuevos trabajos, me preguntó que nuevas maldades habrá pensado para sus protagonistas. Algo que aquí parece haber llevado a un nuevo nivel. Si a ello le sumamos que aquí hay pequeñas gotas de terror sobrenatural, el producto final es, como los anteriores volúmenes del autor aragonés, impresionante.
Si de algo sabe David es como construir personajes, y hacer que los mismos te importen. Ya sean los héroes como antagonistas. Son estos últimos los que se suelen llevar el gato al agua, y a quienes uno les desea el peor de los destinos. Hay villanos cabroneiros, pero Jasso los lleva a otro nivel. Lo que resulta más aterrador, es que son personas normales y corrientes, que pueden pasar desapercibidos entre nosotros. Precisamente, esto es lo que más miedo da. Que uno crea que son incapaces de matar a una mosca, cuando por dentro son capaces de cometer las peores atrocidades.
Sus protagonistas no son seres blancos. Tienen sus grises, distan mucho de ser perfectos. Discuten, se enfadan, no saben como reaccionar en las situaciones en las que se ven metidos. Es decir, son personas normales y corrientes, por ello resulta sencillo identificarse con ellos. Otro cantar son los villanos. Que te llaman la atención, pero con los que no se puede empatizar en absoluto.
El libro cuenta con cinco partes, además del prólogo antes citado y unos pequeños epílogos a cargo del propio autor. En cada una de estas partes, David se vale de la narraciones en tercera y primera persona, dependiendo del protagonista pasa a un estilo u otro. Algo que en un principio puede llegar a chocar, pero, una vez uno lo pilla, no resulta complicado en absoluto seguir la trama.
Al poco de comenzar su lectura, uno no puede evitar sentir cierta antipatía por Daniel, sobre todo por como van desarrollando los acontecimientos que él mismo ha provocado. Cuando le vemos de nuevo, aún arrastra las secuelas de su aventura atado a la silla antes citada. No es el mismo hombre, ya que depende de su hermana, a la que también conoceremos, para hacer casi todas las tareas de su día a día. Pero, a medida que se van desarrollando los acontecimientos, vemos que nada es lo que parecía en un principio.
Como si se tratase de un mago, David nos distrae con un pequeño engaño para que luego, en el momento preciso, mostrarnos cuál era su truco principal. Es una de sus señas de identidad, mostrarnos algo y luego sorprendernos con lo que realmente era.
Otra de las características de David, es que no se corta a la hora de mostrar muertes o escenas sangrientas. Las mismas andan desperdigadas, pero, cuando aparecen, no dejan indiferentes a los lectores. Además que, como si se tratase de George RR Martin, no conviene encariñarse con ningún personaje. Cuando menos te lo esperas, te llevas el golpe emocional.
En su nuevo trabajo, David no solo nos habla del suicidio y de las consecuencias que ello trae para los seres queridos de quien comete el acto, sino también del ciberacoso que sufre uno de los protagonistas de la novela. Algo que, por desgracia, es bastante más común de lo que creemos.
El final, que por supuesto no voy a desvelar, deja una pequeña puerta para futuras aventuras. No es la primera vez que, en las conclusiones de sus obras, David se guarda un pequeño golpe de efecto que no esperamos en absoluto. Aquí, lo vuelve a hacer. Cuando uno de los protagonistas poco a poco se va a convertir en una persona que es todo lo contrario a lo que era él.
Cada nueva obra de Jasso es bien recibida, mas todavía si sigue manteniendo el nivel que ha ido mostrando hasta ahora. Es un autor que no deja indiferente, y si no lo habéis leído, nada como ahora para comenzar a descubrirlo en las horas en las que el calor aprieta más y nada mejor para combatirlo que leer un buen libro de terror.
Espero que os haya gustado la entrada de hoy.
Muchas gracias por tu esmerada reseña. Está genial.
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