A lo largo de mi vida lectora, pocos autores de terror han conseguido hacérmelo pasar de verdad mal con sus obras. Jack Ketchum es uno de ellos, David Jasso es otro. No es el el primer libro que leo del escritor maño, pero si que es el primero que aquí se reseña. Una de sus mejores obras, que estuvo tiempo descatalogada, y que ahora, gracias a la editorial Apache libros, podemos disfrutar de nuevo, y en su edición definitiva, que, como si fuera un Blu-ray, viene cargada de jugosos extras.
Ya la premisa me ganó. Lo que desconocía, era que me iba a mantener enganchado de esa forma. El autor se toma su tiempo para ponernos en situación, hasta que, ocurre el desencadenante que lo va a iniciar todo. Una vez ocurre, comienza una carrera contra el tiempo, la sed y el hambre, ante la que poco puede hacer el protagonista.
Jasso, no solo se lo hace pasar mal a su personaje, quien putada tras putada no parece poder liberarse. Una vez consigue un pequeño avance, otro suceso empaña la pequeña victoria anterior. Y es que, no son pocas las ocasiones en las que uno quiere introducirse dentro de la obra, y echar una pequeña mano a Daniel. Quien también, todo hay que decirlo, se podía haber inspirado de otra manera a la hora de reflejar el sufrimiento del personaje de su nueva novela.
Daniel es un personaje con aristas, tal y como no se tarda en revelar. Ya sea en las primeras páginas del libro, como de forma posterior. Tranquilos, no voy a revelar una de las múltiples sorpresas, que nos tiene guardadas Jasso. Son esos pequeños ases, que se guarda debajo de la manga el autor maño, los que le permiten ganar la partida que mantiene no solo con nosotros, sino también con su personaje.
A Jasso, no le hacen falta dosis de hemoglobina. La misma, salvo pequeños detalles, brilla por su ausencia. Lo que al escritor le interesa, es la tensión, la ansiedad, el aislamiento, la impotencia o los remordimientos. Con esos elementos, construye una obra que va ganando velocidad, a medida que avanzamos en su lectura. Apenas concede un momento de respiro, tanto a su personaje como a nosotros los lectores.
La totalidad de la obra, salvo algún capítulo que otro, esta ubicada en una sola localización, la casa de Daniel. Y, cuando abandonamos este espacio, es solo para conocer a otros personajes, sobre todo cuatro, que tendrán un papel determinante en el devenir de los acontecimientos.
La obra, salvo dos momentos concretos, tiene un carácter cien por cien real. Lo que le sienta de maravilla a la obra. Estos momentos de índole sobrenatural, no molestan en absoluto. Es más, diría que hasta enriquece la obra, una conclusión que, por supuesto no voy a desvelar.
Los extras antes comentados, se componen de dos relatos breves. La rueda del autobús, de importancia capital en La silla, y Las palabras. Con el primero de ellos, uno lo pasa bastante mal, y genera bastante mal rollo. Prefiero no desvelar nada del argumento, para que os sorprendáis como hizo, aquí el que suscribe, al leerlo. Tan solo puedo decir, que nos deja con una sensación bastante incómoda en el cuerpo, a pesar de que no hay nada de sangre, Pero son las palabras, las que consiguen ese efecto.
Gracias a Apache libros por volver a editar esta obra. Os la recomiendo de verdad, sus escasas trescientas páginas, incluyendo los añadidos ya citados, se pasan volando. Una vez que lo leáis, tal vez veréis las sillas de otra forma.
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