Antes que nada,
muchas gracias por concederme esta entrevista, que espero sea de tu agrado.
Seguro que lo será. Estoy a gustísimo aquí contigo.
Al fin los fans de
esta peculiar pareja tenemos un libro en castellano sobre su filmografía, ¿cómo
se te ocurrió la idea?
El tema del libro, sí, el tema del libro nació con mucha
gracia, además, en un momento de arte, de… de gracia porque estábamos
escribiendo unos artículos esos amigos que habitualmente nos juntábamos en la
web de Cinéfagos, nos contábamos nuestras cosas, tomábamos nuestras copitas.. y
en ese momento que estábamos jugando la partida, pues entraron dos editores y
vieron un artículo que yo había escrito sobre el cine de estos dos actores.
Y ya dije yo ¡Deja a los editores! Déjalos que caminen como
ellos camelen. Si los editores camelan leer los artículos sobre Bud Spencer y
Terence Hill, pues déjalos.
Total que cogí la nave, cogí el coche, me fui a una esquina, paré allí el auto, y empecé a escribir allí un capítulo, yyy fíjate como sería que a la media pues... lo tenía escrito. Total que volví a los editores y les digo "mira, mira lo que he hecho, eeeh a ver qué os parece" y cuando vieron el lío dijeron
"Buah Dani, esto es un melocotonazo de miedo, no veas la que vas a armar con esto, uoh esto tiene un tirón enorme".
Total que cogí la nave, cogí el coche, me fui a una esquina, paré allí el auto, y empecé a escribir allí un capítulo, yyy fíjate como sería que a la media pues... lo tenía escrito. Total que volví a los editores y les digo "mira, mira lo que he hecho, eeeh a ver qué os parece" y cuando vieron el lío dijeron
"Buah Dani, esto es un melocotonazo de miedo, no veas la que vas a armar con esto, uoh esto tiene un tirón enorme".
¿Cuáles son tus
títulos favoritos, o tu particular top?
A ver, es imposible no hablar de Trinidad, porque fue la
película que les lanzó al estrellato, su título más exitoso y la que estableció
la fórmula que seguirían en un futuro. Pero si me preguntas por mis favoritas,
tengo que mencionar …y si no, nos enfadamos, que me parece una comedia
maravillosa y dos películas ya tardías, que al gran público no le dicen nada,
pero que a mí me tienen ganado: Dos supersuperesbirros y Dos súper dos.
En la época del
videoclub, por así decirlo ellos eran los más queridos, ¿Qué recuerdos tienes
de aquellos tiempos?
Como yo tenía un Beta y no un VHS siempre me sentí un poco
excluido de la cultura del videoclub. Pero lo cierto es que estas películas las
emitían constantemente. Primero, en Televisión Española. Y, luego, cuando
llegaron las privadas, rara era la semana en la que no echaban al menos una en
Telecinco, que venía respaldada por capital italiano.
Bud Spencer, en mi
opinión, es mejor peleador que Bruce Lee, Chuck Norris o Donnie Yen, todos
ellos grandes artistas marciales o peleadores. Pero mientras que ellos
necesitaban de varios golpes para acabar con un enemigo, a Bud solo le bastaba
uno. ¿Opinas igual? ¿Y si se hubieran enfrentado, quién hubiera ganado?
Hubiéramos ganado los espectadores. Sería algo mejor incluso
que King Kong contra Godzilla.
Lo cierto es que nunca he estado demasiado interesado en el
cine de artes marciales. Suele tener un rollo de sacrificio, de estilo de vida,
casi pseudofilosófico, que no me atrae en absoluto. Esos luchadores ascéticos,
que parecen Santa Teresa.
Algo maravilloso del cine de Spencer y Hill es su
mediterraneidad. Ellos luchan, pero también disfrutan de la comida y de un
estilo de vida despreocupado, que es algo que no se permiten las estrellas de
películas orientales y americanas.
Hace un par de años,
salió un videojuego protagonizado por Bud y Terence, con estética de 8 bits
llamado slaps and beans, si no recuerdo mal, y que imitaba los beat’em up.
¿Tuviste ocasión de jugarlo? ¿Y si es así, que tal lo pasaste mientras lo
hacías?
Pues no lo he jugado, la verdad, porque no soy yo muy jugón.
La única forma en la que he intentado ponerme en la piel de Bud Spencer ha sido
a base de ingerir carbohidratos.
Tu libro supone un
viaje a la nostalgia y al pasado, para todos aquellos que crecimos viendo a
esta pareja precursora de las buddymovies. Mientras lo escribías ¿Qué sensación
tenías? ¿Alegría, nostalgia?
Pues he sentido especialmente responsabilidad. Al no existir
nada serio escrito en castellano sobre esta pareja, y conocer de primera mano
la existencia de un fándom muy exigente y conocedor de muchos datos al
respecto, había días en que pesaba la intención de intentar estar a la altura.
Por otro lado es inevitable sentirse muy contento por estar
intentando dignificar el trabajo de gente que te ha hecho muy feliz en
distintos momentos de tu vida.
Si tuvieras que
definir que te transmiten las películas de esta pareja, ¿como lo harías?
Ganas de salir a la calle a dar unas hostias así a mano
abierta a la gente que se lo merezca.
No sé dónde leí que
Fidel Castro era gran seguidor de Bud y Terence, ya que sus películas no tenían
violencia, y te hacían reír. ¿Conocías esto?
No lo conocía, la verdad, pero no me extraña. Spencer y Hill
fueron figuras muy populares también en Hispanoamérica. Y en el tiempo en que
Fidel tardaba en dar un discurso cualquiera podría revisar todas las películas
que rodaron juntos.
Si tuvieses el
Delorean o la Tardis, ¿Te hubiese gustado compartir mesa y mantel con ambos, y
tener la oportunidad de entrevistarles, conocerles y sacarte fotos con ellos?
Desde luego. De lo que no me quedarían ganas, sospecho, es
de pagar la cuenta.
Lo cierto es que intenté ponerme en contacto con Hill para
la redacción de este libro, pero me resultó imposible.
Hace unos años,
Joaquín Reyes hizo una imitación, en mi opinión muy divertida y respetuosa, de
Bud Spencer en Muchachada Nui ¿Qué te pareció?
Muy divertida, como casi todo lo que hace Joaquín Reyes.
Las películas del dúo
tenían temas bastante pegadizos, ¿Cuáles son tus favoritos?
Que tengamos tan presentes las canciones de las películas de
Spencer y Hill es, esencialmente, mérito de Oliver Onions, que era el nombre
artístico de los hermanos De Angelis, que fueron los autores de las canciones y
la música de gran parte de sus películas.
Como curiosidad, cabe señalar que Oliver Onions son los
autores de las canciones de La vuelta al mundo de Willy Fogg, Dartacan y los
tres mosqueperros o Doraemon, por mencionar algunas de sus muchas canciones que
alegraron la infancia de muchas generaciones.
Te diría que mis favoritas son las canciones de .. y, si no,
nos enfadamos: Dune Buggy y el Coro dei
pompieri. Pero, por mencionar otro de los muchos temazos que nos ofrecieron sus
películas, otro de mis favoritos es el Grau, grau, grau de Estoy con los
hipopótamos.
Pues en primer lugar, a las innegable química que
desprendían. No eran actores interpretando a amigos, eran amigos que trabajaban
juntos como actores, y eso se notaba. Uno siempre es feliz viendo a gente que
es feliz cuando está junta. Y ellos lo eran.
Por lo demás, la comedia de contrastes siempre ha funcionado
bien, y ellos eran una pareja de contrastes ideal y, además, con mucha química.
Sus películas son muy familiares y eso también potencia el visionado conjunto y
repetido. Y también señalaría al factor nostalgia, que es muy importante. Son
títulos que nos recuerdan la felicidad que sentimos la primera vez que los
vimos, la felicidad de la infancia, y por eso siempre nos apetece volver a
verlos.
Y, en un último apunte diría que es que son películas muy
buenas. Las malas películas no permanecen vivas y tan presentes en la memoria
colectiva durante cincuenta años.
Muchas gracias por tu
amabilidad
A ti, me alegra mucho saber que has disfrutado el
libro y ojalá todos los lectores también lo hagan.
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