Hoy de nuevo vuelve a aparecer en este blog un cortometraje que lleva tras de si varias nominaciones y unos cuantos premios a sus espaldas. Una vez más el director ha elegido el terror como género, para ofrecer a los espectadores una historia en la que, una vez más, la familia tiene un gran peso en la trama y también el amor que se profesa a los seres queridos. Desde aquí dar las gracias a su realizador por poder darme la oportunidad de ver el corto con el que poder hacer la entrada de hoy.
Dirigido por Allan J. Arcal, autor también del guión junto con Juan de Dios Garduño, la historia nos cuenta como en el Siglo XIX María, Raquel Infante, se dirige a su casa tras pasar la tarde en el cementerio visitando a sus padres. Al llegar a su casa se encontrara con su marido Jesús, Nacho Guerreros, su hija Leyre, Noa Lara, y un terrible secreto.
Tal y como he indicado en el párrafo que empezaba la reseña de hoy, la familia vuelve a jugar un papel primordial en la trama, tal y como hiciera el anterior trabajo del director la oscura piel del alma En esta ocasión la historia tiene lugar en el Siglo XIX, por lo que el tono gótico es más que evidente, no solo por la época en la que esta situado, sino también por el aspecto sombrío que hay en todo el metraje.
La influencia de autores como Becquer o Poe, por señalar dos casos de escritores que destacaron en este género, es clara. Por ello los creadores del guión han tomado buena nota a la hora de crear la atmósfera que rodea a la historia. Y es que la misma no necesita de sangre, la misma brilla por su ausencia, de falsos sustos o música atronadora para asustar a los espectadores. Aquí no encontrareis nada de eso. Tan solo una historia que se va volviendo más opresiva a medida que avanza.
Y es que el corto, de tan solo diez minutos de duración, en seguida nos pone en situación. Ya desde los primeros instantes sabemos que algo no anda bien. Temores que poco después se verán confirmados hasta llegar a un final sorprendente y crudo, no por violento, sino por la conclusión de la historia en el que el amor, en ocasiones y como se ve en esta ocasión, también puede llegar a ser una peligrosa obsesión y acabar con la cordura del más pintado.
Dentro del reparto hay que destacar el rol llevado a cabo por Guerreros. Aquí en un registro más serio y alejado de su papel de Coque en La que se avecina. En esta ocasión, el intérprete riojano nos muestra su faceta más seria en una actuación en el que con su mirada y gestos consigue transmitir más que con sus palabras. Su papel no necesita de grandes frases, puesto que apenas pronuncia un par en el corto, por lo que ha de valerse de sus ojos para conseguir transmitir el miedo y la angustia en los instantes finales de la historia.
Por supuesto el papel con más chicha y determinante para el devenir de los acontecimientos es el realizado por Infante. La actriz, que cuenta tras de de si con una amplia carrera a sus espaldas en series de televisión, como Mar de plástico o Arde Madrid, por decir algunos de sus trabajos da vida en esta ocasión a una madre con secretos ocultos y a quien el amor por su familia será su perdición.
En lo que respecta a Lara sabe aprovechar los pocos instantes que aparece en pantalla para lograr transmitir a los espectadores la sensación de tristeza y miedo de su personaje, que resultará determinante para la conclusión de la historia.
La música también juega un papel importante, y la partitura compuesta para la ocasión por Jesús Calderón supone el acompañamiento perfecto para la historia. La composición resulta triste, por lo que complementa a la historia y se ajusta a la misma como un guante. El compositor logra una partitura que consigue transmitir la sensación de terror y desasosiego que necesita la historia.
Con este nuevo trabajo el realizador se confirma como un realizador a seguir dentro del género fantástico y de terror patrio. Y es que el bagaje como escritor se nota a la hora de saber crear historias que consiguen enganchar a los espectadores. Si además une fuerzas con otro autor que de un tiempo a esta parte le ha cogido el gusto a eso de ponerse tras las cámaras, el resultado no podía resultar más prometedor.
Ambos creadores consiguen transmitir mediante imagenes el terror que provocaban sus palabras. Pero aquí cuentan con la desventaja de que tienen poco tiempo para conseguir asustar, ya que mientras que un libro lo puedes dejar aparcado, en un corto cuentas con un breve espacio de tiempo para contar una historia que consiga enganchar y, como en esta ocasión, asustar a los espectadores que se acerquen a la misma. Algo que ambos han conseguido con un resultado más que satisfactorio.
El corto aún sigue en exhibición por diversos festivales, y hasta la fecha ha conseguido 4 premios y 40 selecciones en diversos apartados. Desde aquí desearles la mejor de la suerte a sus responsables en futuros festivales.
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