Dentro del género negro hay dos nombres que están asociados a mujeres fatales, y que dan título a sus films respectivos. El primero es Laura, el segundo Gilda. Precisamente es el personaje encarnado por la inolvidable Rita Hayworth el que da nombre al título de la entrada de hoy. Un libro de suspense, pero con grandes dosis de sexo y lenguaje malsonante. Desde aquí dar las gracias a la editorial por hacerme llegar un ejemplar de cortesía con el que poder hacer la reseña de hoy.
Escrito por Moira Cooper el libro nos cuenta las peripecias de Gilda, una estudiante de Bellas Artes, que se verá relacionada con diversos personajes entre los que se incluyen Ariza, un detective privado, o Merche una atractiva panadera. Sus caminos se cruzarán por azares del destino.
Breve novela pero cargada de grandes dosis de sexo, con escenas bastante explicitas que parecen sacadas de una cinta porno, pero que sirven de complemento a la trama que se va montando en la línea de diversos thriller. De hecho se podría decir que el libro es un dos por uno, por un lado tenemos dos casos del investigador Ariza. En el primero irá tras la búsqueda de un asesino de prostitutas conocido como El Matarife, en el segundo se verá envuelto en un caso de infidelidad y que será clave para el devenir de los acontecimientos. En ambos casos, el detective encontrará un hueco para dar rienda suelta a su pasión con casi cualquier fémina que se cruza en su camino.
Esta es la primera ocasión, si no me equivoco, en la que tengo la oportunidad de leer una obra de esta autora y espero que no sea la última. La novela engancha casi desde sus primeras páginas, en donde la autora empieza fuerte a narrarnos una visión onírica de un encuentro sexual entre Gilda y un modelo, para luego pasar al que será el coprotagonista del libro, el investigador Ariza. Y es que son estas partes donde se puede apreciar que a la autora se le da tan bien escribir escenas de sexo, como otras más sórdidas y otras que tienen el mejor aroma al cine negro clásico.
Esta no es una novela para estómagos sensibles, no solo por el lenguaje soez o por las escenas explícitas de sexo, sino también por un par de escenas truculentas que tienen lugar durante la primera investigación de Ariza, y que sin duda harían las delicias del John Doe de Seven o de Jigsaw de la saga Saw.
Mientras avanzaba en la lectura, me preguntaba si las partes de sexo se podían haber omitido y que la autora se centrase únicamente en la parte negra de la trama. Y la respuesta es no, si bien las partes del thriller pueden funcionar de forma independiente al argumento principal, en realidad los personajes se mueven por una pasión que les arrastra y por la que se mueven. Ellos necesitan esos encuentros sexuales para dar rienda suelta a sus impulsos, y una vez los han satisfecho pueden seguir adelante con sus vidas.
El lenguaje usado por la autora es sencillo, directo y no se anda por las ramas, por lo que va directa al grano y no se entretiene en cosas superfluas. Por ello cada uno de los personajes que aparecen tiene su momento y peso en la trama. Y aquellos que aparecen de forma secundaria, una vez han cumplido su función, ya sea el de dar conversación a alguno de los personajes o el de ayudar al investigador en su caso, no vuelven a aparecer en el resto de la novela.
Con este nuevo título, la editorial Wave Books vuelve a dar muestras de su versatilidad a la hora de publicar libros enmarcados en diferentes géneros. Ya sea terror, fantástico, cómico o, como en este caso, erótico.
Si os gusta la literatura erótica, con lenguaje bastante explícito, y que además se complementa cono una trama de cine negro o viceversa, no lo dudéis y dadle una oportunidad. Seguro que no os vais a arrepentir.
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