Dirigido en 2015 por Steve Yu, el documental nos cuenta como tras una bochornosa actuación en el circuito independiente de lucha libre, Jake decide ponerse en manos de su antiguo compañero de lucha Diamond Dallas Page para iniciar su ascenso de nuevo siguiendo el programa de su amigo y dejar atrás su adicción al alcohol y las drogas.
Además de las declaraciones de los luchadores mencionados en el párrafo anterior, el documental cuenta con los testimonios de los hijos del protagonista del documental, el director y de otras leyendas de la lucha libre como Chris Jericho, Ted DiBiase más conocido por su personaje de El hombre del millón de dolares o Adam Copeland más conocido como Edge.
Cinta muy interesante y que permite conocer la faceta más personal de uno de los luchadores de Pressing Catch de los años 90, a pesar de que no haber ganado ningún título dentro de la compañía. En no pocos momentos de la cinta los espectadores ven a Aurelian, verdadero nombre de Jake, derrumbarse ante sus ojos. El protagonista admite sus errores, pero necesita el empujón necesario para dejarlos atrás, volver a ser quién era y recuperar de paso el amor de sus seres queridos a quienes ha dejado de lado en su particular descenso a los infiernos.
El film es bastante duro y dramático, sin llegar a ser lacrimógeno del todo a pesar de emocionar en varias ocasiones. El retrato que el director nos ofrece de la antigua leyenda del wrestling es el de alguien roto, sin ninguna meta para seguir adelante hasta que la ayuda de su amigo le hace ver la vida de otra manera. Y aún así le decepciona en un par de ocasiones, pero Page le consigue perdonar. Las principales lecciones que se extraen una vez acabado el visionado, son el del valor de la amistad y el afán de superación.
Mientras veía el documental, no podía evitar acordarme de El luchador de Darren Aranofski. Tanto en una cinta como en otra, sus realizadores nos muestran la cara más amarga de estos atletas que han caído en desgracia tras estar en la cima de su profesión. Pero mientras en la cinta de Aranofski todo era ficción, en la de Yu todo es real. A lo largo del metraje los espectadores asisten a los enfados y decepciones de todos los implicados en la recuperación de Aurelian. Unos se muestran impotentes ante la situación por la que está atravesando el luchador, mientras que el protagonista es como un niño pequeño y por cada paso que avanza retrocede dos. Hasta que por fin coge el impulso necesario para lograr su recuperación.
El único pero que se le puede encontrar al documental es que apenas muestra escenas de combates disputados por Jake. Sin duda hubiera supuesto un buen contraste entre el Jake en la cúspide y sus luchas en las ligas independientes de lucha libre. De alguien que luchó frente a decenas de miles de espectadores a hacerlo frente a poco más de 700.
Pese a que el gran protagonista de la cinta es Jake, en un par de momentos él mismo cede el testigo a Scott Hall conocido por su alias de Razor Ramón. Al igual que Jake, Scott también ha caído en desgracia por su adicción al alcohol. Pero mientras que Scott hará todo lo posible por salir de la misma, Jake no tiene la misma fuerza de voluntad que su amigo. Es como si formara parte de su personalidad el cometer una y otra vez los mismos errores, hasta que por fin reacciona.
Uno de los momentos más emocionantes tiene lugar hacía la conclusión del documental. En 2014 Jake fue introducido dentro del salón de la fama de la WWE. Este galardón es el máximo honor que cualquier luchador puede recibir, aunque el mismo premio no se encuentra libre de polémica ya que gente ajena a este deporte como Mike Tyson e incluso Donald Trump también lo han recibido.
Si sois fans de la lucha libre, este es un documental de visión obligada para conocer la otra cara de un negocio con millones de seguidores por todo el planeta.
A continuación el trailer:
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