La espera ha merecido la pena, tras el retraso de su fecha de estreno inicial llega a nuestras pantallas la segunda aventura en solitario del hechicero supremo de Marvel. Y desde luego que da lo que promete, una propuesta bastante adulta para lo que nos tiene acostumbrados la mayoría de sus producciones, lo cual se agradece y en donde se nota la mano de su realizador. Así pues, veamos que nuevas peripecias le esperan a Extraño.
Dirigida por Sam Raimi y escrita por Michael Waldron, la trama nos cuenta como Strange, Benedict Cumberbatch, ha de hacer frente a un nuevo y poderoso villano, para lo cual contará con la ayuda de nuevos aliados, quienes le ayudarán a derrotar a este nuevo enemigo.
Esta es de las típicas películas en las que cuanto menos sepas mejor, puesto que el argumento nos depara alguna sorpresa que otra. Lo que se agradece, los detractores de este tipo de filmes argumentarán que las películas de Marvel no se salen de sota, caballo y rey. Pero sin duda ésta es, con diferencia, una de las producciones más adultas que nos ha deparado el estudio propiedad de Disney.
La vuelta de Raimi al cine de superhéroes no podría haber salido mejor. Se nota su mano en los instantes más violentos, y pelín sangrientos, todo hay que decirlo. Algo que sorprende y que resulta inesperado. Lástima que no le hayan dejado a Raimi más libertad, y aún así hay que darle las gracias, por regalarnos momentos que nos recuerdan al Raimi de sus primeros años. Mientras veía la película no podía dejar de pensar que si Marvel hubiera arriesgado más, no estaríamos hablando de una producción PG13, sino R. Pero ya sabemos que quieren recaudar pasta, y no se pueden arriesgar a hacer un film más adulto.
El aspecto visual de esta cinta es increíble. Uno de los mejores momentos, y que más me gustó, fue cuando Strange y su acompañante, van pasando de un multiverso a otro. Lo que permite a los espectadores vislumbrar, aunque sea por un breve instante, las posibilidades que albergan los diferentes universos. Son unos pocos segundos, pero que nos hace quedarnos con la boca abierta.
Como ya he mencionado unas líneas atrás, Raimi no olvida de donde viene, y como alcanzó la fama de la que goza a día de hoy. Son breves momentos, pero que consiguen que se te dibuje una sonrisa en el rostro. Pese a que apenas se vislumbra sangre, por la clasificación antes mencionada, dan un paso hacía adelante en lo que a violencia se refiere, lo que esperemos que se transmita en futuras producciones y tengan una temática algo más adulta.
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