De vez en cuando, se estrena en nuestras pantallas algún film que suele pasar desapercibido. Ya sea por falta de publicidad, por que compite ante el blockbuster de turno, o una mezcla de ambos ejemplos. Es lo que ocurre con la entrada de hoy, una más que aceptable cinta de acción dirigida a la vieja usanza, y con un reparto que, sin ser de campanillas, da muestras de su buen hacer en este género.
Dirigida por Martin Campbell, realizador de dos de las mejores entregas de la saga Bond, es decir, Goldeneye y Casino Royale, la trama del film nos cuenta como siendo niña Anna, Maggie Q, fue recogida por Moody, Samuel L. Jackson, un asesino a sueldo, quien se convirtió en su mentor y figura paterna. 20 años después, nuestra protagonista es una gran asesina a sueldo. Pero cuando Moody es asesinado, se embarcará en un viaje para vengar a su amigo, lo que le llevará a encontrarse con Rembrandt, Michael Keaton, otro asesino a sueldo.
La historia que se nos cuenta no es novedosa, ni lo pretende. Pero es el modo en que lo narras lo que puede atraer o no a la audiencia. He de decir que no había visto ningún avance, ni sabía nada de la película. Pero al ir a mirar la cartelera de mi ciudad para el viernes, día de su estreno, me llamó la atención su argumento y me decidí a verla, lo que fue un acierto.
Campbell demuestra una vez más su buen hacer tras las cámaras, y nos regala una más que apreciable cinta de acción. Dirigida a la vieja usanza, sin cables o cámara lenta. Es un film que no hubiera desentonado nada en la década de los 80 o 90, y que perfectamente podrían haber dirigido otros artesanos del género como Renny Harlin, John Woo, John Mctiernan o Richard Donner por nombrar algunos ejemplos.
Hay que destacar algunas setpieces de acción bastante violentas. Lo que se agradece sin duda, ya que hoy día, salvo alguna que otra excepción, el género se suele cortar a la hora de mostrar violencia. Algo que aquí, por fortuna, no ocurre. Parece que a los realizadores les diera miedo mostrar la sangre en pantalla, algo que no ocurría en las décadas arriba mencionadas.
Pero, sin duda, lo mejor de la cinta es su trio protagonista, destacando por encima de todos un Michael Keaton que demuestra estar en plena forma, tanto interpretativa como física. Su personaje tiene las dosis justas de humor negro y peligrosidad, y se nota que se lo está pasando en grande, algo que logra transmitir a la audiencia.
Sus compañeros de reparto no le andan a la zaga, pero es el protagonista de Batman el que se lleva el gato al agua. Y la química que demuestra con Maggie Q es más que evidente, algo que la protagonista también tiene con Samuel L. Jackson. Cada vez que alguno de ellos coinciden en pantalla, se nota que le tienen pillada la medida al género, y se complementan bastante bien.
Y es que, en algún momento de sus carreras, todos ellos han intervenido en éste género. Q lo hizo dando vida a Nikita, en la serie homónima, o acompañando a Tom Cruise en la tercera entrega de Misión: Imposible. Jackson en Kong: la isla calavera o Memoria letal y Keaton dando vida a Batman o en Spiderman: Homecoming.
También hay que destacar su duración, cercana a las dos horas, por lo que desde que empieza va directa al grano, y no necesita de más metraje para contarnos la historia. Es un film que no va a pasar a la historia del cine, ni lo pretende, pero si que cumple de manera satisfactoria con su misión, que es la de entretener, que es lo que uno quiere cuando ve este tipo de producciones.
Si queréis pasar un buen rato viendo un film entretenido de acción, éste es sin duda un buen ejemplo. Y me da la sensación que estará poco tiempo en cartelera, por lo que os recomiendo el verlo antes de que lo quiten.
A continuación el trailer:
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